domingo, 31 de marzo de 2019

Tradiciones y leyendas sevillanas: Algunas curiosidades y ocurrencias del siglo XX : Lo que queda hoy de las puertas y las murallas de Sevilla

Sevilla fue en tiempos pasados la ciudad mejor amurallada de Europa. Su recinto
de torreones y muros fue construido por Julio César, y perfeccionado por Augusto.
Pero fueron los árabes el año 1147 cuando completaron la soberbia obra ensanchando
la ciudad y amurallando también la zona ensanchada. Desde 1147 hasta el siglo XIX,
el recinto de Sevilla abarcado en murallas era de este modo:
1. Puerta Macarena. Desde aquí seguía muralla hasta la
2. Puerta de Córdoba, situada frente a la iglesia de Capuchinos.
3. Puerta del Sol, situada al final de la calle Sol, frente a la Trinidad.
4. Puerta de Osario, en la plazuela llamada hoy Osario.
5. Puerta de Carmona, en la esquina de San Esteban con Menéndez Pelayo.
6. Postigo del Jabón, situado a la mediación de la calle Tintes.
7. Puerta de la Carne, en la esquina de Santa María la Blanca con Cano y Cueto.
8. Postigo del Alcázar, que daba entrada desde lo que hoy es Menéndez y Pelayo a
los Jardines de Murillo, que entonces eran parte de la huerta del propio
Alcázar.
9. Puerta de San Fernando. Fue una puerta construida en el XVIII al extremo de la
calle San Fernando al construirse la Real Fábrica de Tabacos, hoy
Universidad, y quedar dicha fábrica incluida dentro del recinto amurallado de
Sevilla.
10. Puerta de Jerez, situada en la actual plaza de Calvo Sotelo, a la entrada de
avenida de Queipo de Llano.
11. Postigo del Carbón. Estaba situado en la parte alta de la calle Santander.
12. Postigo del Aceite, que todavía hoy existe junto a Correos.
13. Puerta del Arenal, que estaba en calle Adriano esquina a García de Vinuesa.
14. Puerta de Triana. Estaba situada en la calle Reyes Católicos esquina a Santas
Patronas.
15. Puerta Real. En la esquina de la calle Gravina con Alfonso XII.
16. Postigo de Santonio, estaba a espaldas del convento de San Antonio de Padua.
17. Puerta de San Juan, en la calle Guadalquivir, entre calle San Vicente y calle
Torneo.
18. Puerta de la Almenilla o de la Barqueta, en la calle Calatravas, cerca de su
desembocadura a calle Torneo, en una plazoleta llamada el Blanquillo.
19. Postigo de la Feria o de la Basura. Al final de la calle Feria, esquina a calle
Bécquer.
Y se cerraba nuevamente el recinto enlazando con la Puerta de la Macarena.
Las murallas, aunque desde 1492 habían terminado las guerras de moros, se
conservaron intactas, porque defendían a Sevilla contra las inundaciones del
Guadalquivir, y solamente a partir de 1864 se derribaron murallas y puertas, cuando
los progresos en la construcción de muros de defensa hidráulica, y las desviaciones y
rectificaciones del cauce del río, las hicieron innecesarias.
Tal vez, si el fenómeno del turismo se hubiera adelantado en cincuenta años,
Sevilla hubiera valorado sus murallas, no como defensa contra inundaciones, sino
como motivo artístico, y atractivo turístico, y se hubiera conservado, como una
interesantísima reliquia, y un rico patrimonio cultural.
En el momento actual, año 1976, quedan en pie la Puerta de la Macarena y el
Postigo del Aceite, y la mitad de la Puerta de Córdoba frente al convento de
Capuchinos. Estas puertas conservan unas piedras verticales, con dos ranuras en las
que se encajaban tablas para impedir que el agua entrase en la ciudad cuando había
inundaciones en el campo circundante.
Aunque las murallas se derribaron en parte en el siglo XIX, quedan muchos trozos
de ellas. Visibles las hay en la Macarena, desde el arco de la Macarena hasta
Capuchinos. Además hay un gran trozo de murallas con varios torreones, dentro del
convento o colegio del Valle, en la calle María Auxiliadora. También quedan lienzos
de muralla enteros en la calle Gravina, aunque no se ven porque quedan tapados con
las casas, y por la otra cara también los tapan las casas de la calle Marqués de
Paradas. Hay otros trozos de muralla en la calle Rositas, y un largo lienzo en la calle
Castelar, también ocultos por las casas.
En la Puerta Real, o sea al final de Alfonso XII a la izquierda, queda un torreón
de muralla árabe.
De las torres defensivas principales que tuvo Sevilla, a más de los torreones de la
muralla, continúan existiendo la Torre del Oro, en el paseo de Colón junto al
Guadalquivir; la Torre de la Plata que es visible desde la calle Temprado, pero que
está rodeada de edificación, encerrada en un garaje de la calle Santander, aunque
asoma, como decimos, su parte alta por encima de dichas edificaciones y puede
verse, y fotografiarse, desde la puerta del Hospital de la Santa Caridad.
Otra torre defensiva, algo alejada de la muralla es la Torre de don Fadrique
situada dentro del compás del convento de Santa Clara, en la calle Santa Clara, que
puede visitarse, por ser propiedad del Ayuntamiento.
Recientemente al construirse el conjunto residencial Casas del Cabildo, frente a la
Catedral, en la Avenida, se ha descubierto un lienzo de muralla árabe que estaba
oculto por edificaciones, y que se ha dejado ahora limpio. También en la calle
Menéndez Pelayo, junto a la farmacia «Fombuena», ha aparecido un cubo de muralla
que igualmente se ha dejado limpio y visible, como adorno de aquel lugar, reliquia de
un pasado arquitectónico que a todos interesa conservar.

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