domingo, 31 de marzo de 2019

Tradición de la calle del Duende

A la terminación de la guerra entre Inglaterra y Francia, que se libró en España, y
que impropiamente llamamos «Guerra de la Independencia», al avanzar los ingleses y
tropas españolas por Triana, expulsando hacia Alcalá de Guadaira a los franceses y
trosas españolas llamadas afrancesadas, se produjo un encuentro en el terreno que
está comprendido entre el actual hospital de la Cruz Roja de Triana, y la Cava, hoy
llamada Pagés del Corro, en unas huertas que entonces se llamaban «El Matillo
Alto», en uno de cuyos callejones entre huerta y huerta quedó muerto un oficial
francés.
Pasado algún tiempo, terminada la guerra, se empezó a edificar aquella zona
formándose una calle, y los primeros vecinos observan que a horas desusadas salía un
hombre que recorría la calle y volvía a entrar en la misma casa de que saliera.
Pronto empezaron los vecinos a manifestar su temor, deduciendo que por las
noches salía el espíritu o fantasma de aquel oficial francés que fue muerto en el
último combate. Y como la gente era entonces piadosa y creyente, acudieron al
vecino convento de San Jacinto para pedir a los frailes que hicieran los posibles para
que aquel ánima en pena abandonase el lugar y dejase tranquilos a los moradores de
la calle. Pero de nada sirvieron los exorcismos, procesiones y rosarios de la aurora,
porque de vez en cuando, inesperadamente, algún vecino que volvía tarde a su casa,
de madrugada, se encontraba con el aparecido. Por este motivo aquella calle nueva
recibió el nombre de Calle del Duende.
Pasados unos años, y tras los sucesos de 1824 hubo una amnistía y
sorprendentemente apareció el duende, que no era otro que el oficial francés, que no
había muerto, y que, recogido por una caritativa joven, había vivido oculto en la casa,
donde, a falta de otro entretenimiento, tuvo varios hijos con su protectora. Se casaron,
y ya el francés hizo vida normal, pudiendo salir de día en vez de hacerlo de
madrugada.
La calle se siguió llamando hasta 1890 calle del Duende, y ahora se llama
Ruiseñor, y es la primera que encontraréis a mano izquierda, pasada Pagés del Corro,
y antes de llegar a la de Justino Matute.

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