sábado, 30 de marzo de 2019

La española inglesa

Por los años de 1564, vivió algún tiempo en Sevilla el joven hidalgo, estudiante,
don Miguel de Cervantes y Saavedra, quien andando el tiempo habría de llegar a ser
autor del Quijote y renombrado como Príncipe de los Ingenios.
Cervantes, casi un niño, pues andaba entre los dieciséis y diecisiete años de su
edad, tuvo ocasión de ver representar comedias al célebre cómico y autor Lope de
Rueda, lo que influyó no poco en la futura vocación literaria de Cervantes.
Pero si aquí se aficionó a las letras y al teatro, también se aficionó a las mujeres,
enamorándose por primera vez. Fue esto en el barrio de San Marcos, esquina a la
calle Castellar, donde vivía cierta dama llamada Isabel. No sabemos más detalles,
pues Cervantes no los contó nunca. Ignoramos si era soltera o casada. Ello es que
Cervantes burlaba la vigilancia que le tenía puesta, no sabemos si sus padres, su tutor,
o su marido, y mantenía coloquios con ella, por señas que le hacía, subiéndose
clandestinamente a la torre de la Iglesia parroquial de San Marcos, y que ella entendía
asomada a la azotea de su casa que estaba frontera.
Así, pues, la tal Isabel vivía en la casa de esquina en calle Castellar a San Marcos.
Muchos años más tarde, entre 1600 y 1613, Cervantes, ya sesentón escribiría una de
sus famosísimas «Novelas Ejemplares», y recordando con nostalgia, y con ternura,
aquellos sus primeros amores de mozo, va a situar en una de sus novelas, la titulada
La española inglesa, en el palacio de la calle Castellar, esquina a San Marcos, y va a
ponerle a la protagonista precisamente el nombre de Isabel.
El argumento de La española inglesa es como sigue: La niña Isabel, de siete años,
vivía en Sevilla con sus padres, en su palacio del linaje de los Castromonte, en la
calle Castellar. Habiendo viajado a Cádiz en 1596, coincide su veraneo con el ataque
de los buques ingleses, que desembarcan tropas en la bahía gaditana. Durante esta
peripecia militar un aristócrata inglés encuentra a la niña de siete años, y la recoge,
llevándosela a Inglaterra, donde él y su esposa, que no tienen hijos, la cuidan y
educan como si fuera hija suya. En los años siguientes Isabel, ya convertida en una
bella joven, causa la admiración de la corte inglesa, tanto por su hermosura como por
su talento y discreción. Un noble, llamado Richard se enamora de ella, y le pide a la
reina que se la conceda en matrimonio, pero la reina Elisabeth antes de otorgársela
quiere probar el valor del caballero, al cual le confía el mando de un buque en corso.
Richard realiza varias proezas con su navío apresando buques turcos y rescatando
cautivos cristianos. Entre estos cristianos se encuentran los verdaderos padres de
Isabel, que son conducidos a Inglaterra liberados.
Por fin, Isabel va a casarse con Richard, pero el odio de una camarista de la reina,
está a punto de provocar la muerte de Isabel, mediante el veneno. Isabel se salva,
pero queda desfigurada su belleza. Para reponerse decide viajar a Roma, y España, en
donde por fin reconoce a sus padres. Curada poco a poco de los estragos del veneno,
recobra su salud y su belleza, y por fin se casa con Richard.

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