sábado, 30 de marzo de 2019

Tradición de las tres imágenes más antiguas de la Virgen

Aunque Sevilla es famosa en el mundo entero por su iconografía de María
Santísima, principalmente gracias a las Inmaculadas de Bartolomé Esteban Murillo, y
a las esculturas procesionales como la Esperanza Macarena y la Esperanza de Triana,
gloria y culminación del Barroco, hay otras Vírgenes sevillanas, menos conocidas
acaso, pero de mucha mayor antigüedad.
La Virgen de la Antigua.
Nuestra Señora de la Antigua, que se venera en la Catedral, es una pintura mural,
cuya antigüedad se remonta según la tradición a la época visigoda, y se dice que es la
más antigua representación de la Virgen que existe en España. Durante la dominación
musulmana no se extinguió la cristiandad en Sevilla como ocurrió en Córdoba, sino
que los reyes y gobernadores sevillanos dependientes del Imperio de Marruecos,
permitieron o toleraron la continuación de una comunidad cristiana que mantuvo seis
parroquias y un hospital para sus feligreses. En la parroquia que estuvo en el extremo
sur de la ciudad, junto al Alcázar, estaba la Virgen de la Antigua. Más tarde, para
construir la Mezquita Mayor, fueron expropiadas las tiendas del barrio de la
Alcaicería Vieja, y aquella parroquia cristiana, pero al ser la Virgen una pintura mural
y no poder llevársela, los cristianos la tabicaron para evitar su profanación, y
probablemente pactaron la conservación de ese muro, que permaneció incorporado a
la Mezquita. Tras la Reconquista por san Fernando, se derribó el tabique y apareció la
Virgen intacta. Cuando las obras de construcción de la nueva catedral, por ruina de la
mezquita, en el siglo XV, se hizo un recorte del muro con la pintura de la Virgen y se
movió para situarlo en la actual Capilla de la Virgen de la Antigua. Fue tal la
devoción que inspiró esta imagen en la Edad Media que el infante Don Fernando «el
de Antequera», luego rey Fernando I de Aragón, llevó a Medina del Campo una
copia, y construyó una iglesia que se llama «Santa María de la Antigua de Sevilla».
En los siglos XVI y XVII los marinos españoles que iban a navegar la carrera de Indias,
y los soldados que marchaban a la conquista de América, no se embarcaban sin antes
despedirse de la Virgen de la Antigua, y todavía hoy es muy venerada por los
sevillanos y visitantes.
Nuestra Señora del Coral. Otra imagen visigótica es la Virgen del Coral, que
después durante la época musulmana siguió recibiendo culto en la parroquia que se
llamó de San Bartolomé, y que hoy se llama San Ildefonso.

La Virgen del Coral.
Según la tradición esta imagen fue pintada por un monje llamado Eustaquio, en el
siglo VII. Tradición que puede ser cierta, ya que en el mismo templo y a los pies del
altar existe un enterramiento de un presbítero famulus Dei cuya lápida está fechada en
el año 612. La Virgen del Coral, bellísima, es visitada diariamente por muchos
sevillanos.
La Virgen de la Hiniesta. A mediados del siglo VII el obispo de Sevilla, san
Leandro, hermano de san Isidoro, realizó un viaje a Roma, donde el Papa Gregorio
Magno le regaló varias imágenes de la Virgen. Una de ellas fue la que puso a la
veneración popular en la entonces catedral de San Vicente, junto a la Puerta de
Córdoba. En el 711 al producirse la invasión de marroquíes y argelinos, que
llamamos la «invasión árabe», porque algunos de sus jefes religiosos como Muza,
fueran de Arabia, ante el temor de que el fanatismo musulmán destruyera las sagradas
imágenes, muchas de éstas fueron sacadas de Sevilla y llevadas al Norte de España.
La que nos ocupa fue llevada a Valencia, quizá con ánimo de embarcarla para Roma,
pero allí fue escondida en una cueva, que según parece estaba en las proximidades del
río (hoy pantano) de Tous, cerca de Cullera. Pasados los siglos, el caballero Mosén
Tous de Monsalve, yendo de caza por aquellos parajes, encontró la cueva y en ella la
imagen, que tenía un pergamino en el que se leía: «Soy de Sevilla de un templo que
hay junto a la Puerta de Córdoba». El caballero trajo la imagen a Sevilla, y siendo
ahora dicho templo la parroquia de San Julián, en él quedó depositada el año 1380.
Desde entonces recibió culto hasta que en 1931 en los sucesos revolucionarios fue
incendiada la parroquia perdiéndose tan antigua imagen. Hoy, restaurado el templo,
se venera una copia realizada por mi amigo el escultor, ya fallecido, don Antonio
Castillo Lastrucci. A esta imagen se llama «La Virgen Gótica» para diferenciarla de la
otra imagen, procesional, de Dolorosa barroca, obra también del mismo citado
escultor.

La Virgen de la Hiniesta.
El nombre de Hiniesta procede de giniesta, que en valenciano era retama, ya que
una retama ocultaba aquella cueva donde fue encontrada.

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