Una vez, el quirquincho* necesitó un poncho nuevo y, como era muy buen
tejedor, decidió hacerse uno.
Tomaba el vellón de lana de guanaco y de vicuña y formaba hebras muy
finas, torciéndolas en el huso.
Poco a poco se fue formando el ovillo.
Cuando la lana estuvo lista, clavó cuatro estacas en el suelo y armó
el telar.
Comenzó entonces a tramar la tela; el ovillo iba y venía, mientras los
colores se entremezclaban formando guardas.
Estaba en esta tarea, cuando un quirquincho vecino que pasaba por ahí
le comentó que se estaba preparando una fiesta y que faltaban muy pocos días.
El quirquincho no le dijo ni sí ni no, pero se entusiasmó mucho con la
idea y comenzó a apurarse para terminar su poncho. Quería estrenarlo en esa
oportunidad.
Como el tejido no avanzaba todo lo que él quería, hiló las hebras más
gruesas.
La tela ya no quedaba tan fina, ahora la trama salía más gruesa y
despareja.
Pero el quirquincho quería terminar rápido y tejía y tejía
afanosamente, sin darse cuenta de que los días pasaban.
Una tarde pasó por ahí su vecino y le preguntó:
—¿Qué está haciendo, don?
—Me estoy tejiendo un poncho para la fiesta.
—¡Pero mi amigo, si la fiesta ya pasó!
—¿Cómo que ya pasó? —preguntó contrariado.
—Sí, mi amigo, la fiesta se hizo anteayer —le contestó su vecino.
—¿Y cómo no me avisó?
—Usted no me dijo que quería ir y, como estaba tan ocupado, pensé que
no tenía interés.
—¡Qué tonto que he sido! —exclamó desilusionado.
Ahora no tendría tanto apuro y siguió tejiendo con las hebras más
finas.
Y terminó el poncho. No era un trabajo como los que él estaba
acostumbrado a hacer; era muy visible el contraste que hacían las partes finas
de las gruesas.
—Y bueno, ya está hecho —dijo y lo usó igual.
Pasó el tiempo, el quirquincho se hizo más viejo y ya no tuvo más
ganas de tejer.
Siguió usando ese único poncho hasta que pasó a ser parte de su
cuerpo.
* El quirquincho, en quechua quirquinchu, es una especie de
armadillo que posee un caparazón óseo, parecido al poncho de la leyenda; con
placas chicas, en la cabeza y en la cola y placas más grandes y separadas en el
medio. Se lo conoce también con los nombres de piches, tatúes, peludos y
armadillos. Hay una gran variedad de cuentos y leyendas de este simpático
animalito, como así también coplas y adivinanzas, resaltando sus
características como la de arquearse hasta parecer una bola, cuando se ve en
peligro.
Ovillejo, ovillejo cara de viejo, ancho y bola, fortacho en la cola.
Leyenda quechua
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe ha encantado
ResponderEliminareeeeeee
ResponderEliminareeeeeee
ResponderEliminarkuak
ResponderEliminar¡Maravilloso relato!
ResponderEliminarno
EliminarLa leyenda del quirquincho y el poncho de que origen es?y es una leyenda real o.ficticia?
ResponderEliminarQuechua
EliminarQuien es la autora?
ResponderEliminarEs una leyenda real
ResponderEliminarNecesito saber que origen explica
ResponderEliminar¿Por que este texto es una leyenda?
ResponderEliminarQuien seria el narrador?
ResponderEliminarn
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