miércoles, 27 de marzo de 2019

EL DRAGÓN CHINO

AHORA nos acercamos a la consideración de un país en el que la creencia de la existencia del dragón está ampliamente extendida en la vida de todo el conjunto de la nación. Se ha desarrollado, al mismo tiempo, una mezcla de mitología y superstición que fortalece materialmente nuestra convicción de la realidad de la base sobre la que se ha fundamentado la creencia, aunque nos enreda en una masa de intrincadas perplejidades en relación con la determinación de su período actual de existencia. 
No hay ningún país tan conservador como China, ninguna nación que pueda jactarse de una antigüedad tan remota, como colectivo humano, que haya ocupado permanentemente las mismas regiones, conservando documentos de su política y costumbres, y apoyados en las fechas más tempranas de ocupación de un territorio que aún es el centro de su civilización; no hay ninguno en el que la cultura del dragón se haya mantenido de forma tan persistente hasta nuestros días. 
Sus mitologías, historias, religiones, cuentos populares y proverbios, todo abunda en referencias a un ser misterioso que tiene naturaleza física y atributos espirituales. Dotado de una forma aceptada, que tiene poder sobrenatural para terminar con la presunción de los otros, tiene poder para influir en el clima, produciendo sequías o lluvia fertilizadora a placer, provocando tempestades o disipándolas. Correrían ríos de tinta hablando de las leyendas extendidas por doquier relativas a este asunto; pero como son, en su mayoría, como nuestras leyendas medievales, los ecos de unas a otras no darían un propósito útil, y por tanto, me conformo trazando, en algunos casos copiosamente, una o dos fuentes de información. 
Sin embargo, como la literatura china es muy poco conocida y valorada aquí, es necesario que yo dedique algún espacio a la consideración de la autoridad que puedo reclamar justamente, por las diversas obras que citaré, aportando el testimonio chino de la pasada existencia y los datos de existencia del dragón y otros animales denominados míticos. 
Los comentarios accesorios sobre historia natural forman una parte frecuente en todas las obras geográficas chinas, pero las descripciones colectivas de animales son raras en la literatura actual, y casi únicas en la del pasado. Nos vemos, por tanto, forzados a fiarnos de los detalles que ocasionalmente aportaron los clásicos antiguos, y en una o dos obras de más que dudosa autoridad que reclama, lo mismo que ellos, una remota antigüedad para sí. Los trabajos a los que remito más inmediatamente son el Yih King. los Libros de Bambú, el Shu King, el 'Rh Ya, el Shan Hai King, el Pan Tsao Kang Muh y el Yuen Léi Han. 
Como es bien sabido que los libros antiguos, a excepción de los de medicina, adivinación y agricultura, fueron condenados a su destrucción en el año 212 a.C. por mandato del emperador Tsin Shi Hwang Ti, bajo amenaza de castigo por no sumisión de ser marcado a hierro y de trabajos forzados en los muros durante cuatro años y que comenzó una persecución de literatos al año siguiente, que dio como resultado el enterramiento en vida en cuatrocientas sesenta fosas, hace suponer razonablemente que la reclamación de una antigüedad remota que se atribuyen algunos clásicos chinos es, cuando menos, dudosa y, en muchos casos, improbable. 
Legge ha considerado bien la cuestión en su valiosa traducción de los clásicos chinos. Señala que el tirano murió tres años después del enterramiento de los libros y que la dinastía Han fue fundada sólo once años después de esa fecha, en el 201 a.C., poco después de lo cual se iniciaron los intentos para recuperar la antigua literatura. Concluye diciendo que los vigorosos esfuerzos para llevar a cabo el edicto no continuaron más allá de la vida de su autor —esto es, no más de tres años— y que el material de los clásicos, tal como nos ha llegado, fue compilado y editado en los dos siglos precedentes a la era cristiana, y eran restos genuinos, que se remontaban a un período aún más antiguo. 

El Yih King Yh King 
El Yih King es uno de esos libros especialmente salvados de la destrucción general de libros. Las referencias al dragón que en él aparecen son numerosas, y será citado en los extractos de la gran enciclopedia Yuen Kien Léi Han más adelante. Este libro hasta ahora ha sido mal interpretado incluso por los propios chinos, y las recientes investigaciones de Temen de la Couperie nos llevan a suponer que nuestras traducciones han sido incorrectas, por el hecho de que muchos símbolos tienen significado diferente en la actualidad al que tenían en tiempos remotos; se debe preparar un diccionario especial de significados arcaicos antes de poder llevar a feliz término una correcta traducción, una consumación que resulte de esta labor. Veo en mis notas, tomadas del manuscrito de una lectura dada ante el Club del Libro de Ningpo en 1870, por el reverendo J. Butler, de la misión presbiteriana, que "la forma en la que el dragón viene a representar al emperador y al trono de China229 está relatada en el Yih King como sigue: "El dragón jefe tiene su morada en el cielo, y todas las nubes y vapores, vientos y lluvias, están bajo su control. Puede enviar o retener la lluvia a placer y, por ende, toda la vida vegetal depende de él. Así, el emperador, desde su alto trono, vela por los intereses de su pueblo y les confiere todas las bendiciones materiales y espirituales sin las cuales ellos perecerían." Me abstengo de trazar en este u otros pasajes del Yih King, pendiente de la traducción que prometió De la Couperie, la naturaleza de las opiniones están aquí condensadas230, que son extractos de sus anotaciones sobre el asunto. 

Los anales de los Libros de Bambú 
Éstos son anales de los que se deriva una gran parte de la cronología china. Legge da la historia de su descubrimiento, en relación a la historia del emperador Woo, el primero de los soberanos de Tsin, como sigue: 

"En el quinto año de su reinado, bajo el título de Hé'enning231 —año 279 d.C.—, algunos partidos ilegales en el departamento de Keih excavaron la sepultura del rey Séang de Wei (muerto en el año 295 a.C.) y encontraron un gran número de tablillas de bambú con inscripciones, en pequeños caracteres, con más cien mil palabras, que estaban depositadas en la biblioteca imperial." 
Legge añade: "El emperador se las menciona a los principales estudiosos del servicio del Gobierno, para colocar las tablillas en orden, tras transcribirlas en caracteres modernos. Entre ellas hay una copia del Yih King, en dos libros, que concuerda con el generalmente recibido, y un libro de anales en doce o trece capítulos, que comenzaban con el reinado de Hwang-te y concluían en el decimosexto año del último emperador de la dinastía Chow, año 298 a.C." 
"El lector será consciente de una disposición que tiende a rechazar de una vez la narración del descubrimiento de los Libros de Bambú. Ha leído tanto acerca de la recuperación de partes del Shoo que estaban en las paredes de las casas, que debe estar cansado de la forma en que se encuentran tesoros perdidos, y le hace gracia cuando le dicen ahora que crea que una antigua tumba abrió y proveyó sus reservas literarias muy posteriores a los restos humanos que se colocaron en ella mezclados con el polvo. Desde la muerte del rey Séang hasta el año 279 d.C. pasaron quinientos setenta y cuatro años." 
Sin embargo, frente a esto, que no es un argumento de peso, si tenemos en cuenta el enorme lapso de tiempo que los papiros egipcios estuvieron en el interior de la tumba antes de ser sacados de nuevo a la luz, Legge otorga una evidencia preponderante en favor de su autenticidad, y concluye diciendo: "Estuvieron, sin duda, encerrados cerca de seis siglos en la tumba en la que primero fueron depositados, cuando se sacaron de nuevo a la luz." 
Los anales constan de dos partes, una formada por lo que es, indudablemente, el texto original, consistente en pequeñas noticias de sucesos, tales como: "en su quincuagésimo año, llegaron en otoño, en el séptimo mes, en el día Kang (el cincuenta y siete del período), fénix, hembras y varones", etc. También registra terremotos, obituarios, ascensos y fenómenos naturales destacables. La otra parte está entremezclada con estas notas, en forma más o menos prolija, pero no numerosa, que algunos suponen que es una parte del texto original y otros que fue un añadido del comentarista Shin Yo (502-557 d.C.). 
En la última, hay frecuentes alusiones a la aparición de fénix (el fung wang), ki-lins (unicornios) y dragones. 
En la primera encontramos sólo excepcionalmente referencias a ellos, tales como: "XIV. El emperador K'ung-kea. En su primer año (1611 a.C.), cuando llegó al trono, vivió en el oeste de Ho. Desplazó al jefe de Ch'e-wei232, y nombró a Lew-luy233 para que alimentase a los dragones." 
De acuerdo con el último, Hwang Ti (2697 a.C.) tenía un semblante parecido al de un dragón, mientras que la madre de Yaou (2356 a.C.) lo concibió por un dragón. La leyenda es: "Después de que ella hubo crecido, siempre que investigaba cualquiera de los tres Ho, había un dragón persiguiéndola. Una mañana, el dragón vino con un dibujo y un escrito. El contenido del escrito era: el Rojo ha recibido el favor del cielo... El dragón rojo hizo que K'ing-teo se quedase preñada." 
De nuevo, cuando Yaou había estado en el trono setenta años, apareció un dragón-caballo con un proyecto; lo colocó sobre la mesa y se marchó. 
Del emperador Shun (2255 a.C.) se dice que tenía rostro de dragón. 
También se dice de Yu (el primer emperador de la dinastía Hia) que cuando la fortuna de Hia empezaba a aumentar, toda la vegetación era exuberante, los dragones verdes yacían en las orillas, y que "en su camino hacia el Sur, cuando cruzaba el Kiang, en mitad de la corriente, dos dragones amarillos llevaron la barca en sus espaldas. Todo el mundo estaba asustado; pero Yu rió y dijo: 'He recibido mi nombramiento desde el cielo y trabajo con todas mis fuerzas para alimentar a los hombres. Nacer es algo natural; la muerte está decretada por el Cielo. ¿Por qué ser molestado por los dragones?' En esto, los dragones se fueron arrastrando la cola." 
De estos extractos se puede deducir que el dragón, aunque universalmente aceptado como real, era en realidad mítico y legendario, en cuanto a los chino se refiere. 

El Shu King234 o Shoo King 

Es, según el doctor Legge, simplemente una colección de monumentos históricos, que se extienden en un espacio de mil setecientos años, pero no de una forma continuada, sino con grandes lagunas entre ellos. 
Se abre con el reinado de Yaou (2357 a.C.) y contiene interesantes detalles de la política de aquellos remotos tiempos. 
Contiene un documento de la gran inundación que tuvo lugar durante su reinado, que Legge no identifica con el Diluvio del Génesis, pero que Gutzlaff y otros sinólogos misioneros consideran que es el mismo. 
Es interesante encontrar en esta obra, que reivindica una gran antigüedad, referencias a una antigüedad anterior, una civilización pasada quizá, como sigue en el libro titulado Yih and Tsih235El emperador (Shun, 2255-2205 a.C.) dice: "Deseo ver las figuras emblemáticas de antaño —el Sol, la Luna, las estrellas, la montaña, el dragón, el ave florida, que está representada en la prenda superior—; el cáliz del templo, la hierba acuática, las llamas, los granos de arroz, el hacha y el símbolo de la distinción, que están bordados en la prenda inferior. Deseo ver todo esto representado con los cinco colores, de modo que formen trajes oficiales; es asunto tuyo disponerlos con claridad." Aquí se ha elegido el dragón como una figura emblemática, en asociación con otros once, que son objetos de conocimiento diario, y esto, creo yo, establece la sospecha de que él mismo en ese momento no estaba considerado objeto de dudosa credibilidad. 
Paralelamente, encontramos los doce animales simbólicos, que representan las doce ramas de los caracteres horarios (véase el Diccionario de Williams para las fechas, de 2637 a.C): la rata, el buey, el tigre, la liebre, el dragón, la serpiente, el caballo, la oveja, el mono, el gallo, el perro, el cerdo, donde el dragón es el único cuya existencia se puede cuestionar. De aquí supimos luego que no había confusión de significado entonces entre dragones y serpientes; la distinción entre las dos criaturas estaba clara, como lo fue muchos siglos después para Mencio (siglo iv a.C.), quien al escribir sobre estos antiguos períodos dice: "En la época de Yaou, las aguas se desbordaron de los canales e inundaron medio reino. Lo ocuparon culebras y dragones, y la gente no tenía un lugar donde poder asentarse." Y sigue: "Yu limpió los canales obstruidos y los condujo hasta el mar. Expulsó a las culebras y a los dragones 236, y los confinó a las ciénagas cubiertas de hierba." 

El Rh Ya 

El Rh Ya o Urh Ya237  también transcrito como Eul Ya y Oel Ya, un diccionario de términos usados en los clásicos chino, pero más especialmente en los del Shi Ring, Libro de Odesuna colección de baladas antiguas que Confucio recopiló y ordenó. 
Existe la tradición de que lo comenzó el duque de Chow en 1100 a.C. y que lo completó y alargó Tsz Hia, un discípulo de Confucio. 
Bretschneider sugiere que cada encabezamiento o frase en el libro original representa simplemente el nombre del libro y el nombre popular de las plantas y animales. 
El volumen de la obra existente en la actualidad consiste en el comentario de Kwoh P'oh (alrededor del 300 d.C.) y, en algunas ediciones, en comentarios añadidos de otros autores. 
Las ilustraciones seleccionadas de él en el presente libro están limitadas a las copias muy finas, por cuyo préstamo estoy en deuda con Thomas Kingsmill, de Shanghai. 
Éstas sitúan la fecha en la época de la dinastía Sung (960-1127 d.C.), y es interesante observar que las representaciones de los aperos de labranza entonces en uso (Fig. 50) y los métodos de caza de halcones (Fig. 46), pesca (Fig. 47) y similares, se mantienen inalterables en el presente. 
Los dibujos que hizo Kwoh P'oh parece ser que desaparecieron en el siglo VI d.C. 



Sólo aparecen datos del dragón excepcionalmente en el Rh Ya y forman parte de la decoración de estandartes, etcétera. Pero las descripciones y las figuras del unicornio chino dadas, así como otros animales notables, las citaré eventualmente más adelante. 


Estas figuras de dragones en los dibujos de estandartes (Figs. 41-44) son especialmente interesantes; hay una razón justificada al menos, que supone que fueron representados en repetidas ocasiones a partir de uno preexistente, con una precisión tolerable, y esto nos proporciona una noción del carácter general del animal que trataban de representar. 
He adjuntado unos pocos grabados facsímiles tomados del lRh Ya sobre el asunto general, como anticipación a otros que tratan de otras especialidades, que se encontrarán en su correspondiente posición; servirán para corregir la idea de que los chinos están por entero desprovistos de poder artístico y de imaginación (Figs. 46-49). 



El Shan Hai King o clásico de montaña y mar 

Breves son las anotaciones que de esta destacable obra nos dan Alexander Wylie238 y el doctor Bretschneider239, y más exhaustiva es la de Bazin240. 



También Williams lo cita repetidamente en su valioso diccionario chino. Por su parte, los sinólogos parecen haberlo ignorado por completo. 
Wylie señala que "ha sido observado durante mucho tiempo con desconfianza; pero algunos estudiosos de gran destreza han investigado recientemente sus contenidos y llegaron a la conclusión de que es, cuando menos, tan antiguo como la dinastía Chow, y probablemente de una fecha anterior a ese período". 
Bazin habla de él como una fabulosa descripción del mundo, y lo atribuye a escritores taoístas del siglo IV de nuestra era, quienes fraguaron la autoridad del gran  y de Peh Yi. Cree que sería inútil tratar de conseguir la identificación de las localidades que se dan en él y ofrece una traducción de una parte del primer capítulo a modo de apoyo de esta opinión. 
El valor de esta traducción está deteriorado pues no distingue entre texto y comentario, y aparece como una versión inferior e incompleta. 
En un artículo editorial en el North China Herald, del 9 de mayo de 1884 (presumiblemente de Balfour, un excelente sinólogo), hay referencia a la fecha de Ch'in Shih Huang, que se relacionó con la Heptarquía dentro de un reino simple y conquistó Cochinchina aproximadamente en el año 222 a.C. 
Kwoh Po'h (276-324 d.C.), que preparó una edición que ha llegado hasta nosotros, propone una fecha de tres mil años anterior a este tiempo. 
Liu Hsiu, de la dinastía Han (206 a.C.-25 d.C.), afirma que el emperador , el fundador de la dinastía Hia (2205 a.C.), empleó a Yih y a Peh Yi como geógrafos e historiadores naturales, y editaron el Libro de las Maravillas por Tierra y Mar. Mientras, Yang Sun, de la dinastía Ming (que comenzó en el año 1368 d.C.), afirma en su prefacio que el emperador  tenía nueve vasos de metal fundido, donde se grababan todas las maravillas y los animales raros en los anales de , y que K'ung Kiah (de la dinastía Hia. 1879 a.C.) incluyó esta variada información en la presente obra. 



Es de esperar que en una fecha no muy lejana algún sinólogo competente llegue a proporcionar una traducción completa de esta importante obra, con un comentario adecuado. 
No hay duda de que muchos abandonarían la idea de hacerlo, pues tendrían la impresión de que en una colección de historias fabulosas, que tratan de seres sobrenaturales y de monstruos aparentemente imposibles, no merece la pena la consideración del intelecto maduro y sólo quedan relegadas al dominio de Juan Sin Miedo y otros cuentos infantiles. Tras un cercano examen del libro, deduzco que esta opinión apenas puede mantenerse. Que tales cuentos o descripciones están esparcidas a lo largo de toda la obra es algo indiscutible, pues una gran proporción de ellos consisten en documentos geográficos aparentemente auténticos, incluidas, como es costumbre con todos los trabajos de naturaleza similar en la China, descripciones de los más destacables objetos de historia natural que sucedieron en las distintas regiones. Creo que es posible identificar muchos de ellos en la actualidad, algunos presumibles y los restantes no son más numerosos en proporción que las fábulas similares o narraciones tergiversadas que figuran en los libros clásicos de Occidente de Ctesias, Aristóteles, Plinio e incluso escritores posteriores. En lo que concierne a partes sobrenaturales, hay que recordar que, en una época tan alejada como los días de la infancia de Humphrey Davy, las clases bajas suponían que había duendecillos que trazaban los aros mágicos de Cornualles; que bastante más tarde, y tal vez entre ciertas clases en la actualidad, la existencia de hadas que anuncian una muerte en Irlanda, del kelpy en Escocia y de personas dotadas de misteriosos poderes imponentes, eran creencias religiosas. Hay unas pocas casas importantes en Inglaterra cuyas paredes ancestrales no han ocultado una aparición relacionada con el destino de la familia, que aparecen sólo en ocasiones fatales o circunstanciales, y en los días del sabio Jaime I de Inglaterra, y entre los padres peregrinos en los Estados americanos, la existencia de hechiceros y brujas era universalmente aceptada como hecho innegable, probada por cientos de ejemplos de confesiones voluntarias o forzadas y suplementadas con el testimonio de un gran número de testigos que creyeron ciegamente ser espectadores o víctimas de los poderes sobrenaturales del acusado. 


Un historiador de estos últimos tiempos bien podría haber descrito tales cosas como reales y, una vez narrado así, nosotros no nos cuestionaríamos la validez de la descripción de otros objetos o criaturas existentes en ese período, suponiéndolos más consistentes con nuestras nociones de posibilidad. 
Nadie, en la actualidad, pondría en duda la veracidad de Marco Polo, porque él habla de enormes serpientes en Carajan, con dos patas, cada una armada de una garra. Que había una base sólida para su narración es algo que se da por hecho, y los comentaristas sólo varían en cuestiones como si una especie de pitón grande existe todavía en China, o un caimán gigante, del que podrían haber visto un ejemplar mutilado. 
También viene a la memoria que no es imposible la existencia de algún saurio gigante, ahora extinguido, que sólo poseía dos miembros, en vez de cuatro; como el pequeño lagarto Chirotes, está en la misma condición, y también el género Sirenio de Norteamérica, perteneciente a los Newts. 
Destaco aquí que Retzoch, en sus diseños que ilustran el poema de Schiller, El Combate con el Dragón, representa al monstruo sólo con dos patas delanteras y parece haber tenido una concepción común medieval de él. Tanto Aldrovando como Gesner proponen figuras de dragones bípedos. Hay también una curiosa ilustración en la Gentleman's Magazine de 1749 —transferida a las páginas de la Encyclopaedia of Philadelphia—, aparentemente pirateada de la Enciclopedia Inglesa, de donde se tomó el modelo de un dragón marino, de un metro de largo, erguido sobre dos patas y, como la sirena de Barnum, era probablemente un triunfo de arte. 
Aldrovando posiblemente fue embaucado por algún amigo bromista, con referencia al dragón bípedo sin alas, de noventa centímetros, del que se dice que fue muerto por un campesino cerca de Bonn en 1572 d.C. y que fue mostrado en un museo; evidentemente creía en el dragón bípedo alado de Etiopía, del que da dos figuras, pero sin citar su autoridad. 


Gesner ofrece una figura similar de un dragón alado del monte Sinaí; pero Atanasio Kircher es más liberal y da a su dragón, no sólo alas, sino también cuatro patas. 


En poesía vemos que Ashtaroth lo describe como una aparición a Fausto en forma de serpiente con dos pequeños pies. 
Ante los poderes misteriosos que se atribuye por doquier en el Shan Hai King a las distintas criaturas, de controlar la sequía, la lluvia y el fuego, o actuar como remedios varios para enfermos y enfermedades, cabe preguntamos si nosotros mismos estamos libres de creencias supersticiosas análogas. ¿Acaso un marinero puede contemplar sin inquietud la destrucción de una gallina ponedora, o un holandés la de una cigüeña? ¿O es la farmacopea china actual mucho más fiable que muchos de sus artículos? 
A las criaturas de aspecto humano, así como culebras y bestias cuadrúpedas, ¿no podemos ponerlas a la par con otros parecidos fantásticos que se mantienen en la actualidad (por ejemplo), como el hipopótamo al caballo de río, el pez pipa, conocido como el hipocampo, al caballito de mar, el manatí al tritón, etc.? 
Y finalmente, ¿son las criaturas compuestas parte ave, parte reptil, a las que nos hemos referido ocasionalmente, tan increíbles? ¿No es posible que alguno de los tipos que intervienen, conocidos gracias a las enseñanzas de Darwin, existieran; que, según conocemos por las investigaciones de la paleontología, han existido; tipos intermedios al Struthionidaeel ave con más aspecto de reptil, y el Chlamydaeel reptil con más aspecto de ave; no es posible que alguno de éstos haya continuado su existencia hasta nuestros días y que la tradición, para estas criaturas como descendientes o análogos del arqueóptero y los pájaros dentados de América, pueda estar anclada en páginas y páginas de interrogantes? ¿Es posible? ¿No componen la trigonía, la terebrátula, el marsupial y, en parte, la vegetación de Australia los restos supervivientes que descienden de formas que caracterizaron el período oolítico de nuestras propias costas? Por qué, pues, seguir luchando por medio de una correcta combinación de circunstancias, contra una existencia más remota en otras tierras. 
Después de largos exámenes repetidos y cuidadosos del Shan Hai King, llego a una conclusión muy diferente a la de Bazin. Yo mantengo que es una memoria auténtica y preciosa la que nos ha llegado desde la remota antigüedad, cuyo valor no ha sido reconocido como perteneciente al libro que, desgraciadamente, se trataba de una fusión de dos o tal vez tres obras distintas. 
El más antiguo era el Shan King, que consistía en cinco volúmenes dedicados respectivamente a las cadenas montañosas del Norte, Sur, Este, Oeste y centro. Está desprovisto de toda referencia a personas y lugares habitados. Es simplemente un abstracto de los resultados de un seguimiento topográfico, que no puede ser, tal como reclama, el único que dirigió . 


 Contiene listas de montañas y ríos, con valiosas notas de su producción mineral, fauna y flora. También da una lista de las divinidades que controlaban o pertenecían a cada una de las cordilleras, así como los sacrificios idóneos a ellas. Hay pocas rarezas en esta parte de la obra. 
El resto está dedicado a una historia de las regiones dentro y fuera de los cuatro hai o mares que rodean el imperio, y las que constituyen lo que se llama el Gran Desierto. Aquí, las historias exorbitantes, mitos, narraciones de gente maravillosa, referencias a estados, ciudades y tribus, se mezclan con los datos geográficos, de cuya repetición se deduce que esta parte está disuelta en dos obras distintas de fecha más moderna, cuyo origen era posiblemente posterior a la ola de superstición taoísta que barrió China en los primeros seis siglos de nuestra era. Debo añadir que el término "dentro de los cuatro mares" no implica la creencia arrogante, como se supone generalmente, de que este imperio se extendía hasta el océano por todos los lados, siendo el sentido arcaico la región fronteriza o limítrofe; mientras que la palabra "desierto" tiene un significado similar. 
En esa parte más creíble de la obra que creo que era el Shan King original, las referencias a los dragones no son frecuentes. En algunos casos el kiao (que yo interpreto como el gavial) es cita muy específica; en otros, se usa la palabra lungpor tanto, habla de dragones y tortugas que abundaban en el río Ti, que fluye desde una de las montañas del norte al este de Ho. Sin embargo, el contexto indica una criatura acuática, posiblemente un caimán. Del contexto general deduzco que el verdadero dragón terrestre no era propio de China, a todos los efectos posterior al período de . Voy más allá, pues era un habitante temido y muy respetado de las zonas más o menos áridas de las tierras altas, de donde los primitivos chinos emigraron o fueron expulsados y donde se sitúan las tradiciones chinas, que fluyen hermosas tanto del Este como del Oeste, que superan la cordillera del Himalaya en el Sur y sólo penetran en la India en una forma posterior y modificada. 
Hay una pequeña referencia al Ying Lung o dragón alado; es como sigue: 
"En el ángulo nororiental del Gran Desierto hay montañas llamadas Hiung-li y T'u K'iu. El Ying Lung vive en el extremo sur. 


"(Comentario.-El Ying Lung es un dragón con alas.) 
"Él dio muerte a Tsz Yiu y Kwa Fu. 
"(Comentario.-Tsz Yiu era un soldado.) 
"No pudo ascender al cielo. 
"(Comentario.-El Ying Lung habita bajo tierra.) 
"Por eso hay sequía frecuentemente. 
"(Comentario.-Porque no se hace la lluvia arriba.) 
"Cuando hay sequía, se hace la forma del dragón Ying y entonces hay mucha lluvia. 
"(Comentario.-Ahora el falso dragón está para este propósito, para influir (en el cielo); los hombres no son capaces de hacerlo.)" 

Las mejores copias impresas de esta obra están ilustradas con un dragón de aspecto muy truculento con las alas desplegadas. Una delineación en piedra del dragón con alas forma la ornamentación del puente en Nincheang Foo. En el interior de China, Cooper observó esto y lo ofrece en su Travels of a Pioneer of Commerce. Éstos son los únicos casos en China en los que he encontrado ilustraciones de dragones con alas auténticas. Por regla general, el dragón aparece representado con poder para trasladarse por sí mismo sin la ayuda de agentes externos, navegando entre las nubes o saliendo del mar a placer. 
El Shan Hai King contiene valiosos datos sobre serpientes aladas y culebras gigantes, como, por ejemplo, las llamadas culebras cantadoras. Hablando de la montaña de Sien (una de las Montañas Centrales), dice: "Abundan el oro y el jade. Es árido. El río Sien proviene y fluye desde el Norte hasta el río I. En él hay muchas serpientes cantadoras. Sus voces son como golpes de piedras. Cuando aparecen, hay una gran sequía en la ciudad." 


La serpiente Pa, de la que ya se ha hablado, está descrita con capacidad de engullir a un elefante. La montañas Ta Hien estaban tachadas de inhabitables, debido a las narraciones que hablaban de la presencia de serpientes gigantes (¿pitones?), de las que se decía que tenían el color de la artemisa, que tenía pelos como las cerdas de los puercos que crecían entre las líneas de sus señales. Se rumorea que agrandaron su longitud a cien brazas y que hacían un ruido como el baquetazo de un tambor o el golpe del badajo de madera de un sereno. Las montañas de Siong Jan estaban infestadas de serpientes, también gigantes, pero de una especie diferente. 



Los grabados anexos (Figs. 56 y 57) de Ping I (Icy el exterminador) y el emperador K'i (2197 a.C.), ambos con carros conducidos por dos dragones, son interesantes en relación con la fábula posterior de Medea y Triptolemo. Las dos historias probablemente derivaban de una fuente común; la versión china, sin embargo, en mucho más antigua. El texto dice así: 

"K'i, de la dinastía Hia, bailaba con Kiutai en el campo de Tayoh. Él conducía dos dragones. Las nubes se extendían en tres estratos. En la mano izquierda agarraba una cortina; en la derecha un adorno de las orejas; de su cinto colgaban medias lunas de jade. Está al norte de la montaña de Tayun; un autor lo llama campo de Tai." El comentarista dice que Kiutai es el nombre de un caballo y "baile" quiere decir bailar en círculo. (Probablemente ésta es la referencia existente más antigua de una representación de circo.) 
Ping I se supone que vivía en el lago de Tsung Ki cerca de la región mágica de Kwa-Sun, que tenía rostro humano y que conducía dos dragones. 
Rápidamente examinado, el Shan Hai King es un fárrago de falsedades; leído inteligentemente, es una mina de riqueza histórica. 


El Pan Tsao Kang Mu 241 
Descendiendo a tiempos posteriores, tenemos la gran Materia Médica China, en cincuenta y dos volúmenes, titulado Pan Tsao Kang Mu, obtenido de extractos de más de ochocientos autores anteriores, e incluye tres volúmenes de ilustraciones de Li Shechin, de la dinastía Ming (probablemente nacido a principios del siglo vi d.C.). Primero fue impreso en el período Wán-leih (1573-1620). Ofrezco su artículo acerca del dragón en extensión. 
"De acuerdo con el diccionario de  Shan, el carácter lung en la antigua forma de escritura representa la silueta de un animal. Según Shang Siao Lun, el dragón está sordo, de ahí su nombre de lung (sordo). En los libros occidentales el dragón es llamado nake (naga). Shi-Chán dice que en el 'Rh Ya Yihde Lo-Yuen, el dragón aparece descrito como el mayor de los animales con escamas (literalmente, insectos). Wang Fu dice que el dragón tenía nueve (características) parecidas. Su cabeza es como la de un camello, los cuernos como los de los venados, los ojos como los de una liebre242, las orejas como las de un toro, el cuello como el de una culebra, el vientre como el de un iguanodonte (?), las escamas como las de una carpa, las garras como las del águila y las patas como las de un tigre. Sus escamas, ochenta y una, de nueve en nueve, son el número de la suerte (impar). Su voz recuerda al golpeo de un gong. A cada lado de la boca hay barba, bajo la barbilla hay una perla brillante, debajo de la garganta las escamas están del revés, encima de la cabeza está el poh shanque otros llaman la regla de pie de madera. Un dragón sin este pie no puede ascender a los cielos. Cuando respira forma nubes, que unas veces se convierten en lluvia y otras en fuego. Luh Tien, en las anotaciones de P'i Ya, cuando las exhalaciones se mezclan con la humedad se transforma en brillo, cuando se moja se convierte en fuego. Se extingue en fuego ordinario. 
El dragón sale de un huevo, siendo deseable mantenerlo encerrado. Cuando el macho grita, hay una brisa desde arriba, cuando grita la hembra hay una brisa desde abajo, y como consecuencia de esto viene la concepción. El Shih Tien afirma que, cuando los dragones se juntan, se convierten en dos pequeñas serpientes. En el Siao Shwoh se dice que la disposición del dragón es muy feroz y es aficionado a las piedras preciosas y al jade (?). Le gusta muchísimo la carne de golondrina; teme al hierro, a la plantmongal ciempiés, las hojas del pride de la India y la seda seca de diferentes (cinco) colores. Por tanto, un hombre que coma carne de golondrina, puede estar receloso de cruzar el agua. Cuando se necesita la lluvia, se le ofrecerá una golondrina; cuando hay que parar la inundaciones, entonces se le ofrece hierro; para excitar al dragón se usa la planta de mongpara un sacrificio a Küh Yuense pueden usar las hojas del Pride de la India bordeadas con seda de colores (véase Mayerspág, 107, apartado 326) y arrojarlas al río. Los físicos que usan los huesos de dragones deberían conocer los gustos y disgustos de los dragones que se ofrecen arriba." 
"Los huesos de dragones243En el Pieh luh se dice que éstos fueron encontrados en las corrientes de agua en Tsin (al sur de Shansi) y en los hoyos que hay a lo largo de las orillas de las corrientes en las cuevas de la T'ai Shan (Gran Colina), Shantung. Para buscar fosas de dragones muertos no hace falta precisar el tiempo. Hung King dice que ahora se encuentran muchos en Leung-yih (¿en Shansi?) y en Pa-chung (en Szchuen). De todos los huesos, la columna vertebral del dragón es el mejor; el cerebro forma las estrías de tierra blanca, que cuando se aplica a la lengua es de gran virtud. Los dientecillos son duros y con aspecto de dientes normales. Los cuernos son duros y sólidos. Todos los dragones abandonan sus cuerpos sin haber muerto realmente. Han dice que los huesos de dragón de Yea-cheuTs'ang-cheu y T'ai-yuen (todos en Shansi) son los mejores. Los huesos más pequeños marcados con líneas anchas son de dragonas; los más ásperos con líneas más estrechas son de dragones; los que están marcados con colores jaspeados son considerados los mejores. Los de color amarillo o blanco son de mediano valor; los negros, de inferior. Si alguno de los huesos es impuro o recogido por mujeres, no deben ser usados. 
P'u dice que los huesos de dragones de color blanco claro poseen virtudes. Kung dice que los huesos encontrados en Tsin (al sur de Shansi) que son duros no son buenos; los jaspeados poseen virtudes. Los claros, amarillos, encarnados, blancos y negros son eficaces para curar enfermedades de órganos internos, con sus respectivos colores, con las cinco variedades de la planta chi244las cinco clases de piedra caliza y las cinco clases de mineral oleaginoso (literalmente, grasa), que aún queda por discutir en esta obra. 

Su-chung afirma: 'En la prefectura de Cheu kiün, al "este del río" (Shansi), que aún se pueden encontrar huesos de dragones en grandes cantidades.' 
Li-chao, en el Kwoh-shi-pudice: 'En las inundaciones de primavera, los peces saltan a la Puerta del Dragón y el número de huesos arrojados allí es muy numeroso. Estos hombres buscan fines medicinales. Son de cinco colores. Esta Puerta del Dragón está en Tsin (Shansi), donde esta obra (Kwoh-shi-pufue publicada. ¿No son, pues, estos denominados huesos de dragón espinas de peces?' 
De nuevo, citando a Sun Kwang-hien en las Leyendas de Poh-mung'En la época de las cinco dinastías había una contienda entre dos dragones; cuando uno fue muerto, un héroe local, Kw'an, tomó sus cuernos. En la parte delantera de los cuernos había un objeto de un color azulado, marcado con líneas confusas, de las que nadie tenía conocimiento, hasta que el dragón hubo muerto.' 
Tsung Shih dice: 'Todas las afirmaciones (concernientes a huesos de dragones) son contradictorias; son meras especulaciones, pues cuando una caverna de la montaña ha dejado al descubierto el esqueleto de una cabeza, con cuernos y todo, ¿quién sabe si son despojos abandonados en esa cueva o si el dragón ha muerto allí? Los hay que dicen que son despojos o que el dragón está muerto, pues en ese caso tienen forma de animal, pero nadie los ha visto vivos. Ahora, ¿cómo puede alguien ver una cosa (tal como es realmente) si ésta ya está muerta? Algunos también dicen que es una transformación, pero, como es sólo en apariencia que no puede ser transformado, hay quien dice que son despojos o que el dragón está muerto, pues en ese caso tiene forma de animal 
Ki, en la presente obra, dice que eran realmente huesos de dragones muertos, pues decir que son despojos es una simple especulación. 
Shi Chán dice: 'La presente obra considera que éstos son realmente huesos de dragones muertos, pero To Shi cree que son despojos. Tanto Su como Kan dudan de estas afirmaciones. Ellos aducen que los dragones eran seres divinos y recuerdan el principio de la inmortalidad (principio de nunca-muertos-en-sí-mismos); pero hay una afirmación del dragón que pelea y muere, y, más allá, en el Tso-chw'enen el que se establece que había ciertos criadores de dragones que adobaban dragones para comer (¿para mesas imperiales?).' 
El I-ki dice: 'En la época del emperador Hwo, de la dinastía Han, durante una torrencial lluvia un dragón cayó en el suelo de palacio, del que el emperador ordenó que se hiciera una sopa y se ofreciera a sus ministros.' 
El Poh-wuh-chi afirma que un tal Chang Hwa 'puso carne de dragón en salmuera, pues se dice que cuando se le aplica el condimento aparecen los cinco colores. Estos hechos prueban que el dragón murió, una opinión considerada correcta por (los autores de) la presente obra'." 

El Yuen Kien Lei Han 
Es una enciclopedia en cuatrocientos cincuenta libros o volúmenes, completada en 1710. Más de ochenta páginas están dedicadas al dragón. Éstas, con todas las publicaciones similares en China, consisten en su totalidad en extractos de obras antiguas, muchas de las cuales han desaparecido, por lo que sólo quedan fragmentos sueltos como los ofrecidos arriba. 




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