NO hay más que una escasa información adicional acerca del dragón japonés, ya que las tradiciones relativas a él en este país han derivado obviamente de China. En cuanto a funciones y cualidades siempre es representado idéntico al dragón chino. En Japón, sin embargo, es invariablemente una figura con tres zarpas, mientras que en China tiene cuatro o cinco, según sea un emblema ordinario o uno imperial. Los campesinos aún están influidos por una creencia en sus poderes sobrenaturales o en aquellos de gran tamaño con cabeza de serpiente, que se supone que son una transformación de él y que habitan en las grandes profundidades de los lagos o en los nacimientos de los ríos en las montañas.
Voy a dar, como ejemplos de historias de dragones, dos leyendas seleccionadas de las narrativas de historias míticas245, y una extraída del periódico local del día.
La primera afirma que "Hi-ko-hoho-da-mi no mikoto (un dios) salió de caza y su hermano mayor Hono-sa-su-ri no mikoto salió de pesca. Tuvieron mucha suerte y se propusieron mutuamente cambiar de ocupación. Lo hicieron así.
Hono-sa-su-ri no mikoto salió a las montañas a cazar, pero no cogió nada, por tanto devolvió su arco y su flecha; pero Hi-ko-hoho-da-mi no mikoto perdió el anzuelo en el mar; así pues, trató de devolverle uno nuevo, pero su hermano no lo quiso, quería el viejo, y el mikoto estaba muy apenado y andando por la orilla encontró a un viejo llamado Si-wo-tsu-chino-gi, y le dijo lo que le había pasado.
Este último hizo una jaula llamada mé-na-shi.kogo, lo encerró en ella y lo sumergió hasta el fondo del mar. El mikoto siguió hasta el templo del dios del mar, quien le dio una chica, Toyotama, en matrimonio. Se quedó allí tres años y recuperó el anzuelo que había perdido, así como dos piezas de jade a las que llamó "flujo" y "reflujo". Y volvió. Después de unos años murió. Su hijo, Hi-ko-na-gi-sa-ta-k'e-ouga-ya-fu-ki-aya-dzu no mikoto, le sucedió en el trono.
Cuando su padre le propuso volver, su esposa le dijo que estaba encinta y que ella saldría a la orilla cuando el tiempo fuera desapacible y el mar bravo, diciendo: 'Deseo que esperes hasta que hayas completado una casa para mi confinamiento.' Después de algún tiempo Toyotama llegó hasta él y le rogó que nunca se acercara a su cama mientras ella dormía. Sin embargo, se aproximó sigilosamente y echó una ojeada. Él vio a un dragón que tenía un bebé en medio de sus anillos. De repente, el dragón se puso en pie de un salto y se lanzó al mar."
La segunda leyenda dice: "Cuando el So-sa-no-o no mikoto fue al nacimiento del río Hi-no-ka-mi, en Idzumo, oyó unos lamentos que provenían de una casa; entonces él se acercó y preguntó el motivo. Él vio a un hombre y a una mujer ancianos abrazando a una joven. Le dijeron que en ese país había una serpiente muy grande, que tenía ocho246 cabezas y ocho colas, y venía anualmente y engullía a una persona. 'Teníamos ocho hijos, ya hemos perdido siete y sólo nos queda una que será devorada; de aquí nuestra aflicción.' El mikoto dijo: 'Si me entregáis a esta muchacha, yo la salvaré.' Los ancianos se alegraron. El mikoto cambió de forma y asumió la de la joven. Dividió la habitación en ocho partes y en cada una colocó un cubo de saki y esperó a que el dragón se acercara. Llegó la serpiente, bebió el saki, se intoxicó y cayó adormecida.
Entonces el mikoto desenvainó la espada y cortó la serpiente en cachitos. Cuando estaban cortando la cola se le rompió un poco la espada; por esta razón, abrió la cola en canal para hallar el motivo y encontró una valiosa espada, que se la ofreció al dios O-mi-ka-mi, en Taka-maga-hara.
Él llamó a la espada Ama no mourakoumo no tsurogi247, porque había una nube en el cielo donde cayó la serpiente. Finalmente, él se casó con la chica y construyeron una casa en Suga in Idzumo."
La tercera historia es como sigue:
El Dragón Blanco
"Hay un estanque muy grande en la parte este de Fu-si-mi-shi-ro-yama, en Yama-shiro (cerca de Kioto); se llama Ukisima. Cuando el tiempo es bueno se forman pequeñas olas. Hay muchas tortugas. En verano muchos chicos van al estanque a nadar, pero ninguno se acerca al centro o se aleja de la orilla. Nadie sabe qué profundidad tiene el centro del estanque, y se dice que vive en él un dragón blanco, que puede transformarse en pájaro que la gente de la zona llama O-gon-cho; es decir, pájaro dorado, porque cuando se convierte en pájaro tiene un plumaje amarillo. El ave vuela una vez cada cincuenta años y su voz es como el aullido de un lobo. En ese año hay mucha hambre y peste y muere mucha gente. Hace cien años el ave voló y lanzó su grito, entonces hubo hambre, sequía y enfermedad, y mucha gente murió. De nuevo, en Tempo-go-nen (es decir, en el quinto año de Tempo), cincuenta años antes del presente, el pájaro voló como antes y hubo otra vez enfermedades y hambre. Por esto, la gente de la comarca estaba muy alarmada, porque ya habían pasado cincuenta años. Sin embargo, albergaban la esperanza de que el pájaro no volara ni gritara. Pero a las dos de la mañana del 19 de abril se dice que se le vio hacerlo. Por este motivo, la gente fue sorprendida y ahora rezan a Dios para evitar el hambre y la enfermedad. Los granjeros mayores dicen que cuando hace bueno se puede ver ocasionalmente al dragón flotando en el agua, pero que si ve gente se sumerge"248.
Como pendiente de esto, cito ahora una nota de la Pekín Gazette del 3 de abril de 1884, de la que se da una traducción en el North China Herald del 16 de mayo de 1884:
"Una posdata conmemorativa de P'an Yü solicita que se le conceda un título adicional de categoría, y una tablilla escrita de puño y letra de Su Majestad al espíritu del dragón, que él mismo ha manifestado y contestado a las súplicas que se le hicieron.
En las montañas de Ang-shan, a cien li de la ciudad de Kuei-hai, hay tres pozos, de los cuales uno está en la cima de la montaña, en un claro raramente visitado. Se ha dicho desde hace mucho que un dragón habita ese pozo. Si se arrojan piezas de metal, flotan, pero cosas ligeras, como seda o papel, se hundirán. Si se aceptan ofrendas, empieza a surtir fruta a cambio. Aquello que no sea puro y limpio es rechazado y devuelto. El espíritu habita en las más oscuras profundidades del agua con forma de un extraño pez, con escamas doradas y cuatro patas, ojos rojos y cuerpo largo. Normalmente permanece en el fondo del agua sin agitarse. Pero en tiempos de gran sequía, si las autoridades locales se purifican y lo adoran sinceramente, sale a la superficie. Entonces lo llevan solemnemente a la ciudad y le hacen rogativas para que llueva, que son inmediatamente contestadas. Su templo se encuentra en el distrito de la ciudad, en el To'ang-hai Ling. Las historias locales y provinciales registran que se le han erigido lápidas desde la época de las dinastías Mongol y Ming. Durante la presente dinastía, en varias ocasiones, como por ejemplo en los años 1845 y 1863, fue llevado a la ciudad e inmediatamente comenzó a llover. El año pasado tuvo lugar una sequía mortal; se secaron los estanques y los aljibes, ante el terror de la gente. El día 15 del octavo mes, el magistrado dirigió el espíritu a la ciudad y, reunido con una eran multitud, oró fervientemente; en ese momento una agradable lluvia empezó a caer por todo el campo, trayendo abundacia donde había escasez y regocijando el corazón de todos. Aproximadamente en esa época, la población de un distrito vecino, llamado Chin-yü, también recurría al espíritu, con los mismos resultados favorables. Éstos son hechos bien conocidos, que han sucedido recientemente.
Es deseo de la población del distrito que se le otorgue alguna señal de distinción al espíritu, y el memorialista encuentra que tal procedimiento es sancionable por ley; por eso, expone humildemente los deseos del pueblo ante Su Majestad, quien quizá esté encantado de otorgar un título y una lápida con su firma como se sugirió antes. El escrito ya ha sido documentado.
Número 6 del Memorial."
La idea de la transformación de un monstruo marino o dragón en un pájaro es común tanto en China como en Japón; por ejemplo, en The Works of Chuang Tsze, cap. I, pág. 1, de F. H. Balfour, miembro del Real Colegio de Cirujanos, leemos:
"En el mar del Norte había un pez, cuyo nombre era kw'ên. No se sabe cuántos miles de li medía este pez. Después se transformó en un ave llamada p'êng, con un lomo de un tamaño incierto de varios miles de li. Repentinamente se lanzaría hacia arriba con un vuelo rápido, las alas extendidas en el cielo como nubes. Cuando las aguas se agitaban (en el sexto mes) el pájaro abandonaba su morada rumbo al mar del Sur, el Estanque del Cielo. En el libro se le llama Ts'i Hieh, que trata de cosas extrañas y maravillosas; se dice que cuando p'êng volaba hacia el Sur, primero se precipitaba sobre tres mil li de agua y luego subía a lo alto de una montaña de nueve mil li, cabalgando sobre el viento que sopla en la sexta luna. Los caballos salvajes, es decir, las nubes y el polvo del cielo, los apartaban los céfiros. El color del cielo era azul, ¿o acaso era sólo la apariencia que producían las infinitas e ilimitadas profundidades? Para el pájaro, tal como se ve cuando se mira hacia abajo, la vista es exactamente la misma que cuando lo vemos al mirar hacia arriba."
En los biombos que decoran el monasterio Chi-on-in, en Kioto, están representadas varias criaturas compuestas, mitad dragón, mitad ave, que parece que representan al japonés interpretando el chino Ying Lung o dragón alado. Tienen cabezas de dragones, alas plumadas y garras de aves, y ha sido designado en japonés como el Hai Riyo (Fig. 62), el Tobi Tatsu y el Schachi Hoko.
Conclusión de los capítulos del dragón
Las numerosas citas dadas en las páginas anteriores son meramente una selección, y en absoluto pretenden ser tan exhaustivas como si esta obra se tratara de un monográfico sobre el dragón. Teniendo un punto de vista especial, me abstengo de meterme en esas interesantes especulaciones que se refieren a su significado religioso; eso se lo dejo para los que tratan especialmente esa parte de la historia. Por tanto, paso por encima de las muchas tradiciones y leyendas que tienen en cuenta este aspecto, y que están contenidas en las páginas de las Memoirs of Hiouen-Thsang2499, de Foé Koué Ki250, y narraciones similares, y omito citar el folclore de las páginas de Dennys, Eitel y otros que han escrito sobre el tema.
Para mi propósito, no sería provechoso cotejar leyendas como las ofrecidas en los apócrifos, en la historia de Bel y el Dragón, y que reaparecen en las páginas de El Edrisi, como en las leyendas árabes, con Alejandro Magno como héroe y las Canarias como escenario, o las pertenecinetes a las versiones coreana y japonesa sobre historias de dragones que son adoptadas y transformadas en su préstamo tomado de los chinos. Tampoco haré más que aludir al hecho de que los dragones están representados en las cuevas brahmánicas en Ellora y entre las esculturas de Ancoar Wat, en Camboya.
Los rústicos diagramas, figuras 64, 65 y 66, son facsímiles de un manuscrito del tamaño de un folio, en poder de J. Haas, vicecónsul del imperio austrohúngaro en Shanghai, que muy amablemente los puso a mi disposición. Este único volumen es por el momento, desgraciadamente, ininteligible. Proviene de los confines occidentales de China, y se cree que es un ejemplo de la lengua escrita Lolo; esto es, el lenguaje de las tribus aborígenes de China. Son suficientes para demostrar que el mismo respeto al dragón se da entre estos pueblos de China; pero no se puede ofrecer ninguna opinión acerca de si esta creencia o respeto es original o importada hasta que su literatura se haya examinado.
Lamento ser incapaz de ofrecer en este volumen, como sería mi deseo, una narración sobre el dragón persa, que, según me han informado, está contenida en una extraña obra persa.
En conclusión, tengo la esperanza de que el lector, que ha tenido la paciencia de avanzar a través de la mezcolanza de extracto que he seleccionado y haya analizado los razonamientos sugestivos de los capítulos introductorios, estará de acuerdo conmigo en que no hay nada imposible en la noción normal del dragón tradicional; que, siendo tal el caso, es más verosímil que en una ocasión tuviera una existencia real que el hecho de que sea mero fruto de la fantasía, y que de la casualidad de transmisión directa de diseños en trajes y estandartes, probablemente tengamos una noción nada desencaminada de él en las representaciones del dragón chino.
Podemos deducir que era un largo lagarto terrestre, que hibernaba, que era carnívoro y con capacidad para constreñir con su cuerpo y su cola semejantes a una serpiente; posiblemente estuviera provisto de una extensión de su tegumento a modo de alas, tras la moda del Draco volans, y capaz de levantar ocasionalmente las patas traseras, cuando se excitaba en un ataque. Aparece protegido por una armadura y picos protectores, como los que se encontraron en Moloch horridus y Megalania prisca, y posiblemente se acercara más a esta última forma que al cualquier otra de la que tengamos conocimiento. Probablemente prefiriera los campos arenosos y abiertos a las zonas boscosas, siendo su habitat las tierras altas de Asia central, y la época de su desaparición alrededor del Diluvio bíblico, discutido en un capítulo previo.
Aunque era terrestre, es posible que, igual que la mayoría de los reptiles, disfrutara del baño y, cuando no estaba ocupado, tomara el sol, retirado bajo cualquier voladizo o caverna.
La idea de su afición por las golondrinas y su poder para atraerlas, mencionada en algunas tradiciones, pueden haber derivado posiblemente de que estos pájaros chillaban y abrían las mandíbulas para perseguir moscas atraídas por los humores viscosos de su boca. Sabemos que en la actualidad, el troquilo de los ancianos, entra libremente en la boca abierta del cocodrilo y lo libra de los parásitos que afectan a sus dientes y a sus fauces.
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