Un hombre llevaba su carnero por un camino, sujetándolo con una brida. Unos
ladrones, llegando por detrás, cortaron la brida y se llevaron el animal. Cuando se dio
cuenta de su desaparición, el hombre se puso a buscar por todos lados. Encontró a un
hombre que se lamentaba al borde de un pozo.
«¿Qué te pasa? preguntó.
—Mi bolsa llena de oro acaba de caer al pozo. ¡Si consigues recuperarla, te daré
una quinta parte de ella, es decir, veinte monedas de oro!».
El hombre dijo:
«Esta suma es exactamente el valor del carnero que he perdido. ¡He perdido un
carnero, pero Dios me ofrece un camello!».
¡Se desnudó y bajó al pozo mientras que el otro huía llevándose sus vestidos!
El ladrón ávido aparece ante ti a cada instante bajo una nueva imagen.
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