¿En dónde yace la rebelión de Lucifer?
Él deseaba permanecer dentro de los límites del planeta. La leyenda del Príncipe del Mundo es bastante cierta. Él empezó a rodearse de espíritus satisfechos con el aura terrestre. Para mantener a sus seguidores él empezó a desplegar ante ellos las posibilidades de la Tierra, imitando – a veces con habilidad – la posición del lado opuesto.
Uno podría hablar del milagro del Anticristo.
“¡Por qué motivo es necesaria la realización del futuro, cuando Yo les puedo mostrar las fuerzas de la Tierra!”
Mas entre sus seguidores, al partir de la Tierra, ninguno decía: “¡Yo asciendo, Señor! En su lugar, ellos temblaban, desgarrándose de la refulgencia terrestre. Verdaderamente hermoso era Lucifer y él, y a su manera él le daba a conocer a la gente la comprensión del esplendor terrenal. Pero sin él, no habría un límite definido entre la Tierra y las esferas más cercanas. Sin él, la diferencia entre la vida en la Tierra y en las otras esferas hubiera desaparecido gradualmente, permitiendo encarnar en espíritus la movilidad de la materia. Pero el antiquísimo Príncipe del Mundo, en oposición, encadenó a la materia a la corteza ocupada por él. Como espíritu planetario, él sabía de las profundidades de la Tierra. Mas su error yace en la renuencia a cooperar con otros planetas. Precisamente esto fue lo que llevó a Cristo al Mundo.
Mientras Lucifer glorifica la vida en la Tierra, Cristo señala la belleza de toda la Creación de los Mundos. Nosotros decimos, “Que brille la luz de Lucifer, mas la grandeza de los otros fuegos no puede ser opacada por aquella.”
Nosotros no tememos pronunciar su nombre. Nosotros sabemos de su existencia. Nosotros decimos, “Con tu forma de hacer las cosas no va a ser posible llevar a cabo el destino de la Tierra ya que únicamente a través de la comunión con los otros mundos, la vida de tu fortaleza será regenerada. Se gastarán tus rocas y ¿sobre dónde colocarás tu trono? Mas la vida eterna y el flujo eterno nos darán un eterno hogar. Cristo no se diferencia en absoluto de tus sirvientes mas Él mostró el privilegio del movimiento más allá de los límites de la Tierra.”
Cristo dijo, “Yo podría pasar la noche sobre la hermosa Tierra pero sólo
para continuar el viaje: pero tú, anfitrión de la Tierra, ordena que regresen tus sirvientes, no vaya a ser que quieran impedirme continuar mi camino al amanecer.”
Y así, uno quedó atrapado por la materia, el otro pasó a los mundos de posibilidades de la Luz.
¡Lucifer, ven ya es hora de reencender tu lámpara!
Lucifer, aquel que pudo haberse convertido en expositor de la Unidad, prefirió aislarse a sí mismo de sus vecinos. La batalla de desesperación transformó al Portador de la Luz; y el aura rubí se saturó de un brillo rojo sangre. Sus seguidores empezaron a aplicar medios verdaderamente depravados.
¡Miserable Portador de la Luz! En la muerte de Cristo permitiste un error irrevocable. El cedro de Líbano que cargó el cuerpo de Cristo acortará el camino a los Mundos Superiores.
Por consiguiente, tú tendrás que partir a Saturno; por esto, tú has sido llamado Satanás por mucho tiempo. Pero allá también el jardinero de la materia encontrará campos para trabajar como lo hizo en la Tierra.
Y acepta Nuestra última sugerencia. ¡Inspecciona las filas de tus sirvientes!
Sobre la escalera de la vida tú buscaste dejar atrás a la Maestra. Considérate advertido: Aquí está Ella, testigo de tu destino. La Estrella de la Madre del Mundo se alza como una señal contra tu locura cuando tratas de humillarla a Ella, la Portadora del Espíritu. Tú contemplarás a la mujer regresar a su sitio predestinado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario