Dos de los más viejos de la humanidad argüían acerca del hombre. El que era de la Luz declaraba que el hombre debía abandonar todo. Mas el que era de las Tinieblas protestaba diciendo que el hombre debería esconder todo para sí. Ellos empezaron a probar al hombre. Ellos despojaron al hombre de todo hasta que, como un salvaje, empezó a vagar cubierto de raídos harapos.
“¡Mira, ha renunciado a todo y vive! Dijo la Luz.
“Espera un momento,” dijo burlonamente el Tenebroso y tiró en el camino a un niño llorando.
El hombre cubrió al niño con el último de sus harapos y derramó una lágrima.
“¡Mira, él renunció a todo!” dijo el Luminoso.
Mas el Tenebroso contestó, “Sí, él renunció a su último harapo. Mas cuidó de su corazón.
Así el Tenebroso se burló astutamente del Luminoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario