miércoles, 6 de marzo de 2019

LA BALANZA Y LA ESCOBA

Un día, un hombre fue a la joyería y dijo al joyero:
«Quisiera pesar este oro. Préstame tu balanza».
El joyero respondió:
«¡Lo siento de veras, pero no tengo pala!
—¡No, no! dijo el hombre, ¡yo te pido tu balanza!».
El joyero:
«¡No hay escoba en este almacén!
—¿Estás sordo? dijo el hombre. ¡Te pido una balanza!».
El joyero respondió:
«He oído muy bien. No estoy sordo. No creo que mis palabras estén desprovistas
de sentido. Veo bien que careces de experiencia y que, al pesar tu oro, vas a dejar caer
algunas partículas al suelo. Entonces me dirás: “¿Puedes prestarme una escoba para
que pueda recuperar mi oro?” ¡y cuando lo hayas barrido, me preguntarás si tengo
una pala! Yo veo el fin desde el principio. ¡Recurre a algún otro!».

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