Ciento treinta y un años después del Diluvio Universal, Túbal, hijo de Jafet y nieto de
Noé, fundó en la península Ibérica el primer asentamiento humano. Ya no hay
memoria del poblado inicial. Unos piensan que estuvo en Lusitania y otros que en la
actual Navarra —Tafalla o Tudela— o que fue en Tarragona o Sagunto.
Los cronistas que merecen más crédito señalan algunos reyes como sucesores
ciertos de Túbal. El primero no deja de suscitar cierta perplejidad, pues su nombre,
Gerión, coincide con el gigante al que Hércules derrotó y sobre cuyo cráneo mandó
edificar la famosa torre coruñesa de su nombre. Es de suponer que se trató de seres
diferentes. El tirano Gerión, heredero de Túbal, explotó los montes que guardaban
oro y se hizo muy rico. Fue fundador de ciudades tan alejadas entre sí como Geronda,
que estuvo cerca de Cádiz, y la actual Gerona. Parece que su tiranía se desarrollaba
sin sobresaltos hasta que vino a inquietarlo Osiris, plantador de viñas e inventor del
pan, que aborrecía a los tiranos y salía a veces a recorrer el mundo ayudando a que
los pueblos oprimidos recobrasen su libertad.
Osiris se enfrentó a Gerión en la actual Tarifa y allí fue derrotado y muerto el
tirano. Osiris, antes de regresar a Egipto, de donde procedía y era rey, dejó como
sucesores del reino de España a los tres hijos del tirano vencido, que eran todavía
niños, bajo la tutela de consejeros honestos y prudentes. Los tres hijos de Gerión, al
llegar a la mayoría de edad, resolvieron vengar la muerte de su padre, aunque su
intención secreta era la de hacerse tiranos, como aquél lo había sido. Los Geriones se
sabían incapaces de derrotar a Osiris en lucha abierta y concertaron una alianza
secreta con Trifón, hermano de Osiris, que ambicionaba el reino de Egipto. Al fin, el
traidor Trifón asesinó a su hermano Osiris, aunque Oro —Horus—, hijo de Osiris,
vengó a su padre matando a Trifón, su tío.
Cuentan los narradores que este Oro, hijo de Osiris, buen conocedor del arte de la
medicina, fue famoso en todo el mundo con otro nombre: Hércules. Sabedor de que
habían sido los Geriones los instigadores de la muerte de Osiris, se dirigió a España
dispuesto a castigarlos y al fin los derrotó y mató, dándoles sepultura en el mismo
lugar del combate, en la isla de San Fernando, Cádiz. Para conmemorar esta victoria,
Hércules levantó un monte en una y otra parte del mar, al sur de la península Ibérica y
al norte de África, acumulando grandes peñascos. El de la parte peninsular se llamó
Calpe y el de la parte africana Abyla, y ambos quedaron para la memoria como
«Columnas de Hércules».
Después Hércules nombró rey de España a un compañero de armas llamado
Hispalo. Murió éste sin sucesión y fue nombrado nuevo rey Hespero, otro de los
compañeros de Hércules, hermano de Atlante. Atlante sintió envidia de la suerte de
su hermano y vino de Italia dispuesto a arrebatarle la corona, lo que logró. A Atlante
sucedió Sículo, su hijo. Este reinado tuvo lugar unos doscientos años antes de la
guerra de Troya y coincidió con algunas invasiones de España por diversos pueblos.
A Sículo sucedió Mirica y a éste Milico. Tras Milico reinó Gárgoris, famoso por
haber inventado la apicultura. En este tiempo, finalizada la guerra de Troya, llegaron
los griegos a España y entre ellos hay quien cita al propio Ulises.
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