El Mosmo es un espíritu burlón, es un chompipe, pero
sólo la mitad, como que lo partieron de arriba hacia abajo,
sólo tiene una pata y un ala, es la mitad de su cuerpo
nada más. Cuando le salió a mi abuelo se atracó con él, le
salió en el patio de la casa cuando estaba sacando la bacinilla
a media noche, la vaciaba al fondo del solar, esa vez
se le aparece El Mosmo saltando de un lugar a otro, claro
como sólo una pata tenía entonces saltaba y ¡Purururuu!
Hacía una bullaranga como hacen los chompipes con el
ala extendida. Mi abuelo le saca su cutacha de cruz que
nunca se la despegaba, y se la pone de frente, sale aquel
animal brincando hacia el monte perdiéndose en la oscuridad,
de pronto le aparece por detrás y le pega una patada
en la espalda a mi abuelo. «¡Hey jodido!» dice éste y se da
la vuelta rápido y le pega con la bacinilla, allá fue a dar
contra el cerco el jodido animal, pero se levanta y zafa
para el monte, ya no regresó. Al entrar a la casa mi abuela
le pregunta que qué era esa bullaranga que se tenía, «era
El Mosmo», le dijo él muy tranquilamente y se acostó a
seguir dormir.
Y es que hay espantos que son espíritus como El Mosmo,
pero también hay gente que se transforman en Ceguas,
en Monas y en Chanchas Encaitadas que se le llama
así porque esa chancha cuando camina va haciendo
un ruido como de caites, era difícil verla pero cuando la
lograban ver se les tiraba encima queriendo morder con
unos chillidos fuertes, la muy jodidas mujeres se trasforman
en esas cosas para andar molestando a los demás,
sólo por eso.
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