viernes, 15 de marzo de 2019

El inca Yupanqui y el Dios del Sol

Dicen que fue el inca Yupanqui quien con suntuosidad edificó la
casa del Sol en Cuzco, porque antes era muy pequeña y pobre. La causa
de ello fue la fábula siguiente:
Dicen que antes que fuese señor, fue a visitar a su padre, el inca Viracocha,
que estaba en Sacsahuamán, a cinco leguas del Cuzco. Cuando
llegó a una fuente llamada Susur-puquio, vio caer una tabla de cristal
en la misma fuente, dentro de la cual vio una figura de indio en la
forma siguiente: en el colodrillo de la cabeza le salían tres rayos hacia
arriba, muy resplandecientes a manera de rayos de sol. En las axilas
llevaba unas culebras enroscadas y en la cabeza tenía un llautu, como el
del inca. Las orejas estaban horadadas y en ellas se encontraban puestas
unas orejeras; también los trajes y vestidos eran como los del inca. Por
entre las piernas le salía la cabeza de un león, y en las espaldas había
otro león, cuyos brazos parecían abrazar uno y otro hombro; además,
una especie de culebra le colgaba de lo alto de las espaldas hacia abajo.
Visto el dicho bulto y figura por el inca Yupanqui, se echó a huir, y el
bulto de la estatua le llamó por su nombre desde dentro de la fuente,
diciéndole:
-Venid acá, hijo, no tengáis temor que yo soy el Sol, vuestro padre,
y sé que habéis de sujetar muchas naciones. Por eso tenedme muy en
cuenta y reverenciadme y acordaos en vuestros sacrificios de mí.
Después desapareció el bulto y solamente se quedó el espejo en la
fuente. El inca lo tomó y lo guardó, y se cuenta que después veía en él
todas las cosas que quería. Siendo señor, mandó a hacer una estatua del
dios del Sol, ni más ni menos como la que había visto en el espejo.

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