miércoles, 6 de marzo de 2019

SALOMÓN Y AZRAEL

Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón,
con el rostro pálido y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:
«¿Por qué estás en ese estado?».
Y el hombre respondió:
«Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de
cólera. Manda al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a
salvo mi cuerpo y mi alma».
Salomón mandó, pues, al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día
siguiente el profeta preguntó a Azrael:
«¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a este hombre, que es un fiel?
Le has causado tanto miedo que ha abandonado su patria».
Azrael respondió:
«Ha interpretado mal esa mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios,
en efecto, me había ordenado que fuese a tomar su vida en la India y me dije:
“¿Cómo podría, a menos que tuviese alas, trasladarse a la India?”».
¿De quién huyes tú? ¿De ti mismo? Eso es algo imposible. Más vale poner uno su
confianza en la verdad.

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