sábado, 23 de marzo de 2019

MAITREYA EL PREDESTINADO

Los ojos del príncipe niño se abrieron temprano a los milagros del mundo. Nada escapaba a su penetrante atención.
El Rey dijo: “La percepción es la corona del Señor, pero la fortaleza de su brazo es Su escudo. Hagamos que fortalezca Su brazo con el arco. Hagamos que los niños de los nobles Castrillas compitan con el Príncipe.”
La Reina Madre accedió añadiendo, “Si el discernimiento es la corona del Señor y la fortaleza de Su brazo Su escudo, entonces la gloria del Señor es Su misericordia y Su sabiduría. Yo haré que mi pequeño esté rodeado por los Devas de la Sabiduría, los que crearon los Vedas.”
Entonces un viejo sabio se volvió hacia el Rey y dijo, Reverenda Madre y Tú, Señor, ordénenme combinar sus deseos. Ordénenme traer ante ustedes a aquella a la que llamamos la hija del Gran Nag, a quien hemos cobijado en nuestra casa. Y de quien nos hemos maravillado por siete años de su sabiduría y de la fortaleza de su arco. Ciertamente ella es digna merecedora de la mano que ha grabado la sabiduría de los Vedas.”
“Que la traigan aquí,” ordenó el Rey.
El sabio consejero llevó a una joven, diciendo, “Maitri, envía el saludo más cordial a nuestro Rey.”
Nunca se había visto a una niña de siete años vestida de blanco, con su arco y flecha en la mano y con una daga en su cinto. La corona de espeso pelo negro no estaba sujeta por la banda de los Nag y los ojos escudriñaban tristes y severos a la vez.
El Rey dijo. “Maitri, si puedes disparar tu arco hazlo y traspasa al pavo real que está allá.”
Maitri se inclinó ante el Rey y dijo, “Yo no debo tomar la vida de un animal; pero permíteme, Rey, traspasar una manzana de la parte más alta del manzano.”
El Rey le ordenó a Maitri que sea compañera del Príncipe y admiró grandemente la sabiduría de aquella que fue encontrada a la orilla del lago. El Príncipe pasó muchos años con Maitri, algunas veces llamándola La Severa, o la Resplandeciente, o la Guerrera, a la Vidente de la Sabiduría Nagi. Maitri abrió ante él los portones del Sendero.
Cuando el poderoso León retornó y con el rugido de la Verdad cubrió las montañas, Maitri protegió por Él a su mejor discípula y dijo, “Ella glorificará la visión de Tus trabajos.”
El Señor de la Verdad contestó, “Maitri, Custodia y Consejera Manifestada. Tú que has ocultado tu sabiduría de la muchedumbre. Tú asumirás Mi lugar como el Señor de la Compasión y el Trabajo. Maitreya liderará las naciones hacia la Luz. Y la flecha del logro otorgará la manzana del conocimiento.”
Aquello que ha sido dicho es tan cierto como que el Templo del Conocimiento será erigido cerca del lugar de la glorificación del Maestro. Lo que ha sido dicho es tan cierto como que la discípula del Bendito dará su nombre para el Templo del Conocimiento.
La base de la manifestación de la Verdad es afirmada por las labores de la vida.

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