miércoles, 6 de marzo de 2019

LA YEGUA Y SU POTRO

Una yegua y su potro bebían juntos en el abrevadero. De pronto, el palafrenero se
puso a silbar para impedírselo. El potro, asustado por aquel ruido, dejó
instantáneamente de beber. Pero su madre le dijo:
«¡Oh, potro mío! ¿Por qué dejas de beber?».
El potro respondió:
«Me ha asustado el ruido de esa gente que silba. Mi corazón tiembla de miedo
ante la idea de que se pongan a gritar todos juntos».
La yegua le dijo:
«El mundo está hecho así. Todos hacen algo. ¡Oh hijo mío! ¡Haz tú lo que tienes
que hacer! ¡Trenza tu barba antes de que te la corten! El tiempo es limitado y el agua
corre. ¡Alimenta tu alma antes de ser separado de ella!».
Las palabras de los hombres de Dios son una fuente de vida. ¡Oh, sediento
ignorante! ¡Ven! Aunque no veas el arroyo, haz al menos como los ciegos que echan
su cántara al río.

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