En la ribera de un río, allá en el norte lejano, una doncella esquimal
llamada Sedna, vivía sola con su padre. Su belleza enamoró a muchos
jóvenes, pero ninguno logró cautivar su corazón. Al llegar la primavera,
Sedna, seducida por el canto del ave llamada fulmar, huyó con el ave,
pero a poco descubrió que la había engañado.
Un día su padre acudió a rescatarla. Mató al fulmar y ambos escaparon
en una canoa. Pero otros fulmares los persiguieron y desencadenaron
sobre ellos una gran tormenta. El padre, acobardado, ofrendó
su hija a las aves, arrojándola al mar. Sedna se aferró a la canoa y su
padre le cortó las puntas de los dedos, que cayeron al agua y se convirtieron
en ballenas. Luego, el resto de los dedos, que se volvieron focas.
Cuando los fulmares se alejaron, el arrepentido padre alzó a Sedna a la
canoa, pero de vuelta al hogar, ella, vengativa, azuzó a los perros contra
él. De súbito, ambos cayeron al fondo del abismo donde, desde entonces,
Sedna ha sido reina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario