Se cuenta que en Cantamarca existían unas campanas
de plata que, solas, sonaban en la Nochebuena. Pero llegó
la época fatal de la guerra con Chile; y cuando los chilenos
llegaron por aquellas ruinas, quisieron llevarse las campanas,
pero como pesaban mucho no pudieron cargarlas y
las arrojaron a una laguna inmediata a ese lugar. Al caer
las campanas se encantaron, y encantaron a la laguna.
Y desde entonces las campanas suenan en Nochebuena
anunciando un año muy bueno, pero el año que no suenan
es muy fatal, pues creen que ese año ya no se va a poder
cultivar con éxito.
En cuanto a la laguna, tiene en sus orillas un pasto
muy hermoso y los animales que entran allí, atraídos por
ese pasto, ya no salen, pues dicen que se encantan.
Cada noche de Luna llena sale de la laguna el amaru,
que es un toro plateado, que al tropezar en las piedras las
convierte en animalitos; los pastores que encuentran esos
animalitos de piedra tienen la seguridad que su ganado va
a aumentar.
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