El dios llamado Cupancieri jugó a la pelota con otro dios, llamado
Ahchuri hirepe. Éste le ganó y lo sacrificó en un pueblo llamado
Xacona. Cupancieri dejó a su mujer preñada de Sirahtatahperi, su
hijo. Cuando éste nació lo llevaron a criar en el pueblo, puesto que lo
habían hallado. Después, ya mancebo, se fue a tirar aves con un arco
y topó con una iguana que le dijo:
-No me fleches y te diré una cosa. El padre que tienes ahora no
es tu padre, porque tu padre fue a la casa del dios llamado Ahchuri
hirepe para conquistar y allí lo sacrificaron.
Como oyó aquello, se fue allá para probarse con el que había matado
a su padre. Cavó donde estaba enterrado, lo sacó, se lo echó a cuestas
y se venía con él. En el camino estaba en un hierbazal una manada
de codornices que se levantaron todas en vuelo. Dejó allí a su padre
para tirar a las codornices, y el padre se volvió venado y tenía crines en
la nuca y una cola larga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario