Debajo de un árbol Akbar tuvo una visión.
De repente se le apareció un Mensajero Plateado y dijo, “Por primera y última vez tú, aquí, Me mirarás, como si nunca Me hubiera manifestado. Tú construirás un Reino y allí el Templo del futuro. Como Soberano tú viajarás por los campos de la vida, llevando dentro de tu espíritu el templo del futuro.
“Ciertamente, tú has viajado por largo tiempo el sendero de Dios. Es necesario terminar el modo terrenal. Tú no escucharás Mi Voz. Tampoco verás Mi Luz. Y tú protegerás tu buena disposición para caminar el camino de Dios.
“Mas cuando se aproxime la hora de quitar la tranca a las siguientes Puertas, tu esposa, ordenada a ti por Dios, Me escuchará golpeándolas y dirá, ‘Él está a las Puertas.’
“Mas tú Me verás sólo al cruzar el límite. Y cuando tu mujer entre al camino final, ella te contemplará en Mi Imagen. Y tú, se un Rey en la Tierra y de allí en adelante el propietario. Y cuando termines tu ciclo terrenal pon un cerco en el área de tu jardín. Todo aquel que se marche no debería dejar migajas sobre la festiva mesa. Recorre el exuberante sendero y recuerda: mientras más cerca, más lejos. ¡Primero en tormenta, luego en ventarrones, luego en silencio!”
Entonces el Mensajero se iluminó con un brillo plateado y las hojas de los árboles se volvieron translúcidas como arco iris. Y después el aire tembló. Luego todo se puso como estaba antes.
Akbar nunca vio nada nuevamente.
Cuando llegó la hora de la liberación, él y su esposa se regocijaron porque otra fecha se acercaba.
La fecha decretada.
Ya que no existe tumba.
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