DESDE la época de los primeros exámenes de la literatura china, ha habido costumbre entre los si-nólogos de trazar una semejanza imaginaria entre un ave destacable, que ocupaba una importante posición en las más tempranas tradiciones del Imperio, y el fénix de los autores occidentales. Algunos mitólogos han con-cluido que el fung hwang de los chinos, el fénix de los griegos, el roc de los árabes y la gañida de los hindúes son meramente modificaciones nacionales del mismo mito. Yo no comparto esta opinión y, por el contrario, pro-pongo en el futuro discutir cada uno de estos pájaros con detalle, aunque en el presente libro sólo trato del fung hwang.
Fig. 90. Medallas del Templo de China: Dragón y Fénix.
Las primeras noticias sobre él están contenidas en el 'Rh Ya, que, con su habitual brevedad, simplemente nos informa de que el macho se llama fung y la hembra hwang; el comentarista Kwoh P'oh añade que el ave shui ying (un sinónimo perfecto) tiene cabeza de gallo, cuello de serpiente, pico de golondrina, lomo de tortuga, es de cinco colores diferentes y mide más de dos metros de al-tura. El 'Rh Ya Chen I, una edición suplementaria de la antigua obra, cita al Shwoh Wan con el fin de que el nom-bre unido del pájaro macho y el pájaro hembra sea fung hwang y el comentario de Tso en el decimoséptimo año del Chao dice que apareció uno en la época del emperador Che (título dinástico, Shaou Haou). El pasaje original en el Tso Chuen es tan interesante que cito en la traducción del doctor Legge:
"Cuando mi antepasado, Shaou-Hou Che, alcanzó el trono, apareció un fénix y, por tanto, dispuso su gobierno bajo la nomenclatura de aves, haciendo oficiales de aves, y nombrándolos tras ellas. Había, por tanto, el ave Fénix, ministro del calendario; el ave Oscura (golondrina), mi-nistro de los equinoccios; Pih Chaou (alcaudón), ministro de los solsticios; el pájaro Verde (una especie de gorrión), ministro del comienzo (de la primavera y del otoño), y el pájaro Clavel (el faisán dorado), ministro del final (de la primavera y del otoño)... Los cinco Che (faisanes) presi-dían sobre las cinco clases de artesanos.
Así, en los primeros reinados, había oficiales nube, oficiales fuego, oficiales agua, oficiales dragón, según los augurios."
Creo que hay alguna conexión entre esta vieja tradi-ción y el sistema actual de los tótems de las tribus entre los indios de Norteamérica. Por tanto, tenemos la ser-piente, la tortuga, la liebre indias, etc., y espero algún día explicar algo de los pasajes oscuros y aparentemente im-penetrables del Shan Hai King con referencia a tribus ex-trañas sobre lo que he llamado teoría totémica.
El Kin King, una pequeña obra dedicada a la ornitolo-gía que data de la dinastía Tsin (265 a 317 d.C.), abre sus
páginas con una descripción del fung hwang, porque afirma que el fung es el principal de las trescientas sesenta especies diferentes de aves. Según esta obra, el fung es como un cisne por delante y como un lin por detrás; enu-mera sus bellos parecidos como lo hiciera el comentarista del 'Rh Ya; pero ahora encontramos el principio de sus ex-traordinarios atributos. De esta forma, se supone que la cabeza ha imprimido en él el carácter chino que expresa la virtud; la cresta, el de la honradez; el lomo, el de la huma-nidad; el corazón se supone que tiene el de la sinceridad, y las alas encierran en su abrazo el de la integridad; su pie imprime integridad; sus notas bajas son como una campa-nilla; las altas, como un tambor. Se dice que no picoteará la hierba viva y que contiene los cinco colores310.
Cuando vuela canta un tropel de pájaros que lo sigue. Cuando aparece, el monarca es un mandatario equitativo y el reino tiene principios morales. Tiene un sinónimo, "el, feliz yen". Según el comentario del King Shun sobre el 'Rh Ya, tiene una altura como de unos dos metros. Los jó-venes se llaman yoh shoh, y se dice que las marcas de los cinco colores sólo aparecen cuando han alcanzado los tres años de vida311.
Parece que ha habido otra ave relacionada con él muy de cerca, que se llama Iwan shui. Éste, cuando sale del huevo, se parece al fung joven, pero cuando alcanza la edad madura cambia los cinco colores.
El Shang Li Teu Wei I dice de éste que, cuando el mundo está en paz, se oyen sus notas como el tañido de una campana, pien Iwan (correspondiente a nuestro "ding-dong"). Durante la dinastía Chao había costumbre de col-gar una campana en la parte superior de los vehículos, con un sonido parecido al del Lwan312. Por otro pasaje sabe-mos que se le suponían diferentes nombres según una di-ferencia en el color. Así, cuando la cabeza y las alas eran rojas, se llamaba fung rojo; cuando eran azules, yu siang; cuando eran blancos, hwa yih; cuando eran negros, yin chu; cuando eran amarillos, to fu. Otra cita tiene el fin de que, cuando el fung se eleva y el lwan vuela alto, los sigue un ciento de pájaros. También se asegura que cuando bien el lwan, bien el fung mueren, cien pájaros vienen a tierra y los entierran.
Otro autor amplía las semejanzas quiméricas del fung, pues en el Lun Yü Tseh Shwai Shing encontramos la afir-mación de que tiene seis semejanzas y nueve cualidades. Las primeras son: 1.a, la cabeza es como el cielo; 2.a, el ojo como el Sol; 3.a, la espalda como la Luna; 4.a, las alas como el viento; 5.a, el pie como el suelo; 6.a, la cola como un ladrido. Las segundas son: 1.a, la boca contiene órde-nes; 2.a, el corazón es apto para reglamentos; 3.a, la oreja es cuidadosamente aguda para oír; 4.a, la lengua expresa sinceridad; 5.a, el color es luminoso; 6.a, la cresta recuerda la honradez; 7.a, el espolón es afilado y curvo; 8.a, la voz es sonora; 9.a, el vientre es el tesoro de la literatura.
Cuando canta, al caminar, dice "Quai she" (volviéndose alegre); cuando deja de cantar, "T'i fee" (¿necesitas ayuda?); cuando canta por la noche, exclama "Sin" (bondad); cuando canta por la mañana, "Ho si" (felicito al mundo); cuando canta durante su vuelo, "Long Tu che wo" (Long Tu me co-noce) y "Hwang che chu sz si" (ciertamente Hwang ha ve-nido con los Bambús)313. De aquí que Confucio deseara vi-vir entre los nueve (frontera de los países bárbaros) siguiendo el placer de fung.
Parece que el fung era aficionado a la música, pues, se-gún el Shu King, cuando haces sonar tu flauta, en nueve ca-sos de diez el fung wang acude a darte compañía; mientras, según el Odes o Clásico de Poesía, el fung, cuando vuela, hace un sonido como hwui hwui y sus alas lo llevan hasta el cielo, y cuando canta en la alta montaña llamada Kwang, el árbol Wu Tung florece314, y esparce su fama por todo el mundo.
La presencia del fung era siempre un buen augurio, y se supone que cuando el cielo mostraba su disconformidad por la conducta de la gente durante épocas de sequía, de la des-trucción de cosechas por insectos (langosta), de terribles hambres y de pestes, el fung wang se retiraba de la civiliza-ción y se adentraba en el desierto y en regiones selváticas.
Está clasificado con el dragón, la tortuga y el unicornio como una criatura espiritual, y su aparición en jardines y ar-boledas denota que príncipes y monarcas son equitativos, y la gente sumisa y obediente.
Su hogar originario está varias veces indicado. Así, en el Shan Hai King, se afirma que vive en las montañas Ta Hueh, una cordillera incluida en la tercera lista de las montañas meridionales; está también en la tercera parte de la misma obra (que trata del Gran Desierto), ubicada en el sur y oeste del Gran Desierto, y más concretamente en el oeste de Kwan Lun.
Hay también una tradición que dice que proviene de Corea, y el famoso general chino Sieh Jan Kwéi, que in-vadió y conquistó ese país en el año 668 de nuestra era, se dice que ascendió la montaña Fung Hwang y que allí vio el fénix.
Según los Anales de los Libros de Bambú, el fénix, macho y hembra, llegaron en otoño, en el séptimo mes del reinado de Hwang Ti (2647 a.C.), y el comentario afirma que alguno de ellos moró en los jardines orientales del emperador; algunos hicieron su nido en las cornisas de las galerías (de los palacios) y otros cantaron en el patio, las hembras jugueteando con las notas de los machos.
El comentario de la misma obra añade que (entre una variedad de prodigios) el fénix apareció en el año setenta del reinado de Yaou (2286 a.C.), y otra vez en el primer año de Shun (2255 a.C.)
Kwoh P'oh afirma que durante la época de la dinastía Han (comenzó en el año 206 a.C. y duró hasta el año 23 de nuestra era) aparecía el fénix constantemente.
En estos últimos párrafos he adoptado la palabra fénix, después Legge y también sinólogos, como una admisión convencional; pero como se verá por todos los extractos dados, hay pocas bases para identificarlo, ya fuera o no fa-buloso, con el fénix de la mitología griega. Vuelve a apa-recer en la tradición japonesa bajo el nombre de Ho y O (macho y hembra) y, según Kempfer, que lo llama Foo, "es un gran ave del paraíso, quimérica pero bella, empa-rentada con el fénix de antaño. Habitan las altas regiones del aire y tiene esto en común con el ki-rin (el equivalente del ki-lin chino), que nunca baja de allí excepto cuando nace un sesin (un hombre de incomparable entendimiento, penetración y benevolencia) o un gran emperador, o en otra ocasión extraordinaria".
Fig. 91. El fung hwang. (Del 'Rh Ya.)
Es un adorno común de los templos japoneses y he se-leccionado, a modo de ejemplo, figuras de algunos hermo-sos paneles del templo Nichi-hong-wanji, de Kioto. Tie-nen su origen en la tradición original (china), donde cada individuo presenta una combinación diferente de vistosos colores; sólo concuerdan en que tienen dos grandes colas de plumas en el centro que se dirigen hacia arriba como un plumero, el adorno del pájaro del paraíso.
Esto únicamente es aceptable como la evolución de la fantasía de un artista; ninguna opinión puede basarse en la figura de la ilustración del 'Rh Ya, de la cual yo ofrezco un facsímil. Ya he confirmado que las ilustraciones del Kwoh P'oh se han perdido.
El frontispicio de esta obra está reducido de una gran pintura en seda muy hermosa, que tuve la enorme fortuna de conseguir en Shanghai, gracias a un artista llamado Fang Heng, llamado estilo Sien Tang; declara haber sido fiel a los diseños de libros antiguos. El original es, según creo, de bastante antigüedad.
En este caso el perfil del ave muestra una combinación de características del pavo real, del faisán y del pájaro del paraíso. La cola está adornada con ojos vistosos, como los de un pavo real, pero más al estilo de un faisán; las dos colas del medio sobresalen más que las otras, mientras que las plumas rígidas, tal como interpreto yo la intención a partir del dibujo, están hechas para sobresalir por los la-dos traseros y por encima de las alas, recordando a las de la Semioptera Wallacii. El ave se posa, de acuerdo con la tradición, en el árbol Wu-Tung. Sin ánimo de pretender afirmar que ésta es una representación exacta del Tung, sugiero que se acerca más a él que las representaciones normales chinas y japonesas.
Esto únicamente es aceptable como la evolución de la fantasía de un artista; ninguna opinión puede basarse en la figura de la ilustración del 'Rh Ya, de la cual yo ofrezco un facsímil. Ya he confirmado que las ilustraciones del Kwoh P'oh se han perdido.
El frontispicio de esta obra está reducido de una gran pintura en seda muy hermosa, que tuve la enorme fortuna de conseguir en Shanghai, gracias a un artista llamado Fang Heng, llamado estilo Sien Tang; declara haber sido fiel a los diseños de libros antiguos. El original es, según creo, de bastante antigüedad.
En este caso el perfil del ave muestra una combinación de características del pavo real, del faisán y del pájaro del paraíso. La cola está adornada con ojos vistosos, como los de un pavo real, pero más al estilo de un faisán; las dos colas del medio sobresalen más que las otras, mientras que las plumas rígidas, tal como interpreto yo la intención a partir del dibujo, están hechas para sobresalir por los la-dos traseros y por encima de las alas, recordando a las de la Semioptera Wallacii. El ave se posa, de acuerdo con la tradición, en el árbol Wu-Tung. Sin ánimo de pretender afirmar que ésta es una representación exacta del Tung, sugiero que se acerca más a él que las representaciones normales chinas y japonesas.
Al mirar la historia de la aparición del fung, la descrip-ción general de sus características, y sin atender a sus cua-lidades sobrenaturales con las que, probablemente, lo in-vistieran sacerdotes taoístas, ya sólo puedo contemplarlo como otro ejemplo más de una especie de ave interesante y bella que se extinguió, como el dodó y tantos otros que se han dado a lo largo de la historia.
Su extraña apariencia y vistoso plumaje ocasionarían su advenimiento en alguna situación registrada,- y se haría valer fácilmente una corte servil bajo el pretexto de hala-gar al monarca reinante y atribuir sus virtudes a un fenó-meno que, después de todo, es puramente natural.
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