Se cuenta que en un caserío que pertenecía al distrito
de Ocros sucedió lo siguiente: un señor tenía su madre
viva, la cual ya era ancianita. Este hombre estaba en cosecha
de papas. Un día, su madre fue a visitarlo, llevando un
pedazo de carne para regalar a su hijo. La esposa del hombre
vio a lo lejos que venía la viejecita; y le dijo a su esposo:
«Ahí viene tu mamá, seguramente a pedirte papas». El
hombre le contestó: «Mejor sería que me escondieras con
las hojas de la papa, hasta cuando ella se regrese». Así hizo
la mujer. Pero la madre ya había visto la simulación. La pobre
llegó a la era de papas, preguntó por su hijo, y la mujer
le contestó que no estaba. La pobre señora se regresó; y
cuando ya estaba lejos, la mujer, contenta, fue a descubrir
a su marido. Cuál no sería su sorpresa al ver los brazos y
piernas del hombre convertidos en serpientes que seguían
distintas direcciones. Desesperado, el hombre gritaba pidiendo
perdón a su madre: «¡Madre! ¡Madre! ¡Madre mía,
perdóname!». Ella había oído los gritos, pero no hizo caso.
La gente al oír los gritos se reunió inmediatamente;
juzgaron la causa; y viendo que era castigo de Dios, quemaron
al hombre en el mismo sitio donde estaba.
Esa es una historia de origen brutal
ResponderEliminarBrutal ;-; JAKSJAJSSAJDHAJSSD
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