jueves, 7 de marzo de 2019

El Barco Negro

Tomado de Pablo Antonio Cuadra y Francisco Pérez Estrada:
Muestra del Folklore Nicaragüense. Fondo de Promoción Cultural
Banco de América. Series Ciencias Humanas No.9 - Managua,1978


Hace ya mucho tiempo, tiempales que una lancha cruzaba
de Granada a San Carlos. Una vez muy cerca de la
isla redonda, alguien hacía señas con una sábana blanca
para que esta lancha atracara. Cuando los marineros se
acercaron a la isla sólo escuchaban: ¡Ay! ¡Ay!
Las dos familias que vivían en la isla se estaban muriendo
envenenadas, pues se decía habían comido de una
res que había sido picada por una culebra Toboba.
—Por favor llévenos a Granada —dijeron y el Capitán
preguntó de que quien pagaría por el pasaje.
—No tenemos reales —dijeron los envenenados—
pero le pagamos con leña o con plátanos.
— ¿Quien corta la leña o los plátanos? —preguntó el
marinero—. Yo llevo una carga de chanchos para Los Chiles
y si me entretengo allí, ustedes se me mueren en la
barcaza —les dijo el capitán.
—Pero nosotros somos gente —dijeron los moribundos.
—También nosotros —dijeron los lancheros— con
esto nos ganamos la vida.
Por Dios —gritó el más viejo de la isla— ¿No ven que
si nos dejan nos morimos?
—Tenemos compromiso —dijo el capitán y se devolvieron
los marineros y ni por mas que se estuvieran retorciendo
del dolor ahí los dejaron.
No sin antes la abuela de una familia de la isla levantándose
del tapesco en donde estaba postrada, les echó
una maldición: «Malditos, a como se les cerró el corazón,
así se les cerrara el lago»
La lancha se fue, cogió altura buscando San Carlos y
desde entonces perdió tierra. Eso cuentan. Ya ellos no
vieron nunca tierra, ni los cerros podían ver, mucho menos
las estrellas en el cielo les pueden servir de guía. Ya
tienen siglos de andar perdidos. Ya el barco está negro, ya
tiene las velas podridas y las jarcias rotas.
Muchos lancheros en el Lago de Nicaragua aseguran
que los han visto, se topan en las aguas altas con el barco
negro, sus marineros barbudos y andrajosos les gritan:
— ¿Dónde queda San Jorge? ¿Dónde queda Granada?
Pero el viento se los lleva y no los ven más, están malditos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario