sábado, 23 de marzo de 2019

TRES ARHATS

Tres Arhats persistentemente le suplicaron a Buda que les demostrara su poder de hacer milagros. El Buda le asignó a cada uno un cuarto obscuro y los encerró allí.
Luego de un tiempo considerable el Bendito los llamó y les preguntó que habían visto. Cada uno relató diferentes visiones.
Mas el Buda dijo, “Ahora uno debe estar de acuerdo que los milagros no tienen ninguna utilidad debido a que no ha sido percibido el milagro supremo. Ya que ustedes pudieron haber sentido la existencia más allá de lo visible. Y esta sensación los pudo haber llevado más allá de los límites de la Tierra. Pero ustedes insistieron en creer que estaban sentados en la Tierra y sus pensamientos atrajeron ondas de los elementos de la Tierra. El agrandamiento de las imágenes elementales evoca cataclismos en diferentes regiones. Ustedes a las rocas las hicieron añicos y destruyeron navíos en la tempestad.
“Ustedes, por ejemplo, han visto a la bestia roja con inflamada cresta. Mas el fuego de los abismos evocado por ustedes destruyó las casas de los indefensos. ¡Vayan y ayuden!
“Ustedes vieron al lagarto con cara de doncella. Ustedes empujaron las olas que hundieron los botes de los pescadores. ¡Apresúrense a prestar ayuda!
“Y ustedes vieron volar a las águilas y el torbellino destruyó la cosecha de los agricultores. ¡Vayan y paguen lo que hicieron!
“¿Dónde, entonces, está su utilidad, Arhats? El búho en el hueco del árbol ha aprovechado mejor su tiempo. O ustedes trabajan en la Tierra con el sudor de su frente o en el momento de aislamiento y retiro encuentran exaltación que los transportará por sobre la Tierra. ¡Pero no hagamos que la invocación de los elementos sea la ocupación de un sabio!”
Verdaderamente, la pluma que cae del ala de un pequeño pájaro crea tempestades en los mundos distantes.

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