En los tiempos antiguos, el Gran Espíritu se despertó de un largo
sueño y, encontrándose solo, tomó un pedazo de su cuerpo, cerca del
corazón, y un puñado de tierra, y de esta combinación formó un maní
tto, un espíritu.
Muy complacido con su creación, hizo tres manittos más, en la misma
forma. Éstos son los espíritus de los cuatro vientos: Este, Oeste,
Norte y Sur.
Después de hablar con ellos un rato, creó un manitto hembra, el
cual es la Tierra. Al principio ésta se hallaba desnuda, sin hierba y sin
árboles.
Al notar esto, el Gran Espíritu creó los árboles junto a una gran
variedad de hierbas. Pero resultó que la Tierra no andaba bien. El Gran
Espíritu formó entonces cuatro bestias y cuatro serpientes, y las colocó
en la Tierra para ayudarla a sostenerse. Esto puso furioso a los cuatro
vientos que soplaron sobre ella con tanta violencia que empezó a moverse
por el espacio muy rápidamente.
Entonces el Gran Espíritu creó al búfalo, y lo puso sobre ella, y de
este modo la Tierra se movió en forma suave y conveniente, tal como lo
sigue haciendo en nuestros días.
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