En el Museo Británico hay un papiro (n.° 10183) que se conoce normalmente
como Cuento de los dos hermanos, perfectamente escrito en escritura hierática por el
escriba Inena, que vivió en torno al último cuarto del siglo XIII a. de C. Es una
compleja mezcla de mitología, humor y folclore. Aunque algunos de los
acontecimientos pudieran parecer inverosímiles, las emociones humanas, e incluso
las manías, siempre nos son cercanas.
Dos hermanos, Anubis (el mayor) y Bata, viven en la misma casa. (El hecho de
que lleven nombres de divinidades egipcias los vinculan vagamente con el mundo
mitológico a través del nomo Chacal del Alto Egipto, tal como ha llegado hasta
nosotros en un documento tardío y bastante complejo conocido como Papiro
Jumilhac.) Anubis tiene una esposa a la que, por desgracia, no se nombra nunca. Bata
vive con ellos, pero duerme en un establo del ganado, y hace de hombre mañoso que
confecciona vestidos para Anubis, así como lo peor del trabajo agrícola. Su
indestructible fortaleza le ha brindado una buena reputación. Además tiene el don de
entender la lengua del ganado que cuida, de forma que cuando le dicen "La hierba de
tal sitio es deliciosa", allí lo lleva a pastar, cosa que produce buenos resultados en
términos de incremento de la fecundidad.
Un día, en la época de la siembra, cuando los hermanos estaban sembrando
cebada y semilla de trigo emmer en los campos, se acabaron las semillas. Bata es
enviado a buscar más. Encuentra entonces a la esposa de su hermano trenzándose su
pelo y, de manera un tanto brusca, le pide que se levante y le dé semillas tan
rápidamente como le sea posible. De forma poco sorprendente, ella le dice que no
interrumpa su sesión de peluquería y que vaya al almacén a coger la semilla por sí
mismo. Bata coge entonces una gran jarra para llevar la máxima cantidad de semilla;
la esposa de su hermano le pregunta cuánto lleva, a lo que él responde: "Tres sacos de
cebada y dos de trigo emmer", es decir, una carga impresionante, equivalente a
cuatrocientos litros. La esposa de su hermano se excita sexualmente al ver su fuerza,
se agarra a Bata y le sugiere que tienen la oportunidad de acostarse juntos una hora.
Le sentará bien, afirma, comprometiéndose a tejerle unos buenos vestidos de lino. La
moral de Bata encuentra esta proposición horrorosa, y se enfurece como un rabioso
leopardo. Es inaceptable albergar una idea tan inicua, ya que él vive como un hijo con
ella y con su hermano mayor. Sin embargo le promete no divulgar el asunto y regresa
al campo junto a Anubis. A la noche, Bata marcha hacia el establo para dormir.
En un episodio que ilustra la ingenuidad de la mujer de Anubis, Bata paga un
terrible precio por despreciar su proposición. Antes de que Anubis regrese, ella se las
arregla para parecer violentamente asaltada. En vez de encender una hoguera, deja la
casa a oscuras, dejando confuso a Anubis a su llegada. Su costumbre es normalmente
echar agua sobre las manos de su esposo cuando llega a casa, pero en esta ocasión no
lo hace. En vez de esto, Anubis la encuentra sobre la cama con aspecto afligido y un
ataque de vómitos (inteligentemente provocado al tragar tocino y grasa en grandes
cantidades). Tal vez el impacto de ver a su mujer tan apenada hace que Anubis,
torpemente, realice esta estúpida pregunta: "¿Quién ha estado hablando contigo?" Su
mujer se lanza entonces a un feroz ataque personal contra Bata, e invirtiendo los
términos de lo acontecido, dice a Anubis que su hermano pequeño le sugirió que
deshiciera sus trenzas y que se fuera a la cama con él una hora. Según su relato,
habría sido ella la que adujo que eran como una madre y un padre para él, tras lo cual,
Bata se había quedado aterrorizado, golpeándola para evitar que ella se lo contase a
Anubis. Por fin reta a su esposo para que mate a Bata; de lo contrario, ella morirá.
Anubis muestra su ira. Como Bata no había llegado a casa con el ganado, Anubis
se esconde tras la puerta del establo con su lanza en la mano, listo para matarlo. Pero
la primera vaca que se acerca al establo salva la vida de Bata al avisarlo de que
Anubis se encuentra allí escondido con su lanza. Bata echa un vistazo a los pies de su
hermano y escapa corriendo, siendo perseguido por Anubis. Una oración al dios sol
Re-Horajti pidiéndole justicia trae como consecuencia que el dios cree una masa de
agua llena de cocodrilos que separa a ambos hermanos, manteniendo a salvo a Bata
hasta el siguiente amanecer. Una vez a salvo, Bata declara vigorosamente a Anubis
que es inocente, describiendo la secuencia real de los acontecimientos, y acusa a su
hermano de estar dispuesto a arrojarle la lanza por el testimonio no corroborado de
una despreciable ramera. Además, da como garantía de su juramento de veracidad a
Re-Horajti su falo mutilado con un cuchillo de caña, y arrojándolo al agua se lo come
un siluro. Debilitándose progresivamente por la pérdida de sangre, Bata despierta la
compasión de su hermano, que se pone a llorar, frustrado por no poder allegarse a la
orilla donde está Bata por mor de los cocodrilos.
En una última alocución a Anubis, Bata afirma que no puede permanecer allí,
sino que se va a ir al valle del Cedro. Si este lugar pretende evocar alguna región
geográfica real, entonces ésta estaría en Líbano. Bata añade que se arrancará su
propio corazón y lo pondrá en lo alto de una flor de cedro (de cómo va a sobrevivir
sin él nada se dice en el texto) y pide a Anubis que vaya a buscarlo si el cedro es
talado —ello provocaría la muerte de Bata—, para rescatar su corazón. Si Anubis
pusiera el corazón de Bata en una vasija de agua, Bata podría vengarse de quien lo
hubiese matado. La señal que Anubis recibiría si la calamidad se cierne sobre Bata
será una jarra de cerveza que fermentaría repentinamente en su mano. Bata parte
entonces para el valle del Cedro mientras Anubis, manchado de polvo para mostrar su
dolor, vuelve a casa. Allí mata a su esposa y arroja irrespetuosamente su cadáver a los
perros carroñeros.
Entre tanto, Bata, con su corazón en lo alto de una flor de cedro en el valle del
Cedro, construye una villa en la que vive solo. El estrafalario guión hasta aquí sólo ha
sido una plataforma desde la que despegar para un vuelo de absoluta fantasía. Allí
Bata se encuentra a la Enéada del dios Sol, que gobierna esta región como lo hace en
Egipto. La Enéada le informa de que su reputación está vengada y que ha sido
exculpado de toda maldad. Es más, Anubis ha matado a la mujer que dio causa al
conflicto. Para librarlo de su soledad, Re-Horajti ordena al dios Jnum que haga una
esposa para Bata, y Jnum moldea una bella y encantadora mujer en cuyo cuerpo se
encuentra la esencia de los propios dioses. A la vista de los desastres que ésta causa a
Bata, existe más de una fugaz semejanza con la leyenda griega de Pandora, creada
por Hefesto por orden de Zeus para que fuese la ruina de la humanidad. Cuando Jnum
ha acabado de esculpir a la mujer de Bata (otra mujer sin nombre), las Siete Hathor,
diosas vinculadas con el destino, predicen que tendrá una muerte violenta. No es
posible ignorar, por otra parte, la anómala relación sexual que se avecina entre el
autocastrado Bata y una mujer sexualmente atractiva.
Un día Bata desvela a su mujer el secreto de que su corazón descansa sobre una
flor de cedro, cosa que será su perdición. Se lo dice porque se encuentra preocupado
por si ella, al caminar por la costa, fuera arrastrada por el mar. Él tiene que admitir
que su vulnerabilidad le podría impedir rescatarla. Poco después de este aviso,
mientras Bata está de caza en el desierto, el mar emerge tras su esposa mientras ella
pasea, así que huye a la villa, pero el cedro que se encuentra junto a ella coge un
mechón perfumado de su cabello para dárselo al mar, que se lo lleva a las costas de
Egipto, donde los lavanderas del faraón llevan a cabo su tarea. El perfume del cabello
penetra en todos los vestidos de lino que están siendo lavados, de lo cual se queja el
faraón. Al final, el jefe de los lavanderas descubre el mechón de pelo. El significado
de lo sucedido es interpretado por los escribas: el mechón de pelo imbuido con la
esencia de los dioses pertenece a una hija de Re-Horajti y ha llegado a Egipto para
animar al faraón a buscarla y traerla desde el valle del Cedro. La primera expedición
de tropas enviada para traer a la mujer a Egipto es completamente exterminada por
Bata. La siguiente expedición de tropas y de carros va acompañada de una mujer
cuya tarea es seducir a la mujer de Bata con joyas exquisitas, para que abandone su
precaria vida en Líbano por la sofisticación de la corte real de Egipto. El plan tiene
ahora éxito, y la mujer de Bata va a Egipto, donde otorga un elevado status en palacio. Por fin el faraón se entera de la existencia del
corazón de Bata sobre la flor del cedro y da órdenes de que el árbol se tale. En ese
momento Bata cae muerto.
Al día siguiente, Anubis descubre su cerveza fermentando en su jarra, y reconoce
la señal de la calamidad de que había hablado Bata. Viaja al valle del Cedro, y
encuentra a Bata muerto dentro de su villa. La búsqueda del corazón de Bata dura tres
años, tras los cuales Anubis lo descubre camuflado bajo la forma de una fruta. Lo
pone entonces en una vasija con agua, con lo que el cuerpo de Bata empieza a
moverse. Anubis moja con agua los labios de Bata, éste bebe una poca más y su
corazón le es devuelto.
Las metamorfosis de Bata han sido hasta aquí las de un joven varonil en eunuco
primero y cadáver después, pero aún va a haber más. Ahora quiere vengarse de su
mujer, y decide viajar a Egipto bajo la forma de un toro de color llamativo. Anubis
monta entonces sobre el lomo del toro y ambos se van a la residencia real. El faraón
es inmediatamente cautivado por la belleza del toro y recompensa a Anubis dándole
oro y plata. El toro Bata, festejado y mimado por el faraón, se encuentra un día frente
a la mujer de su anterior ser humano, y la llena de terror al revelarle que en realidad
es Bata buscando venganza por haber hecho que el cedro fuera talado. Bata se va,
pero su mujer trama una manera de acabar con su amenaza, y cuando el faraón está
borracho, tras una fiesta deliciosa, le saca la promesa de permitirle comer el hígado
del toro. El faraón se arrepiente de su promesa, pero es tan incapaz de faltar a ella
como Herodes, cautivado por Salomé, lo era de derogar la orden de ejecución de Juan
el Bautista. Al día siguiente, el toro Bata recibe la muerte como ofrenda sacrificial,
pero cuando los hombres llevan su cuerpo por la puerta del rey, Bata hace que caigan
de su garganta cortada dos gotas de sangre. Durante la noche, crecen junto a la puerta
dos enormes árboles de Persia. El faraón lo considera propicio y se organiza una
celebración en su honor.
Bastante tiempo después, el faraón hace una aparición oficial en la "Ventana de
las comparecencias" (un estrado ceremonial de los que perduran ejemplares bien
preservados, como el que une el palacio y el templo mortuorio de Rameses III en
Medinet Habu, en la orilla derecha de Tebas). Luego, con la mujer de Bata, ahora
reina y esposa principal, monta en su carro para ir a ver los árboles, y mientras la
pareja real descansa a su sombra, Bata descubre a su esposa que se ha
metamorfoseado de toro en árbol pérsico, que todavía está vivo y que pretende
vengarse. La mujer, una vez más, usa sus encantos y su astucia para conseguir que el
faraón tale los árboles y los convierta en muebles. Luego, mientras que mira cómo los
carpinteros ejecutan las órdenes del rey, salta una astilla que va a parar a la boca de la
mujer de Bata. Inmediatamente queda preñada y, a su debido tiempo, da a luz a un
hijo que, sin que nadie lo sepa, resulta ser nada menos que su esposo anterior, Bata.es amada por el faraón y se le El faraón está en las nubes de gozo. El renacido Bata es honrado a medida que crece,
se le da el título de "Hijo del rey de Kush", que lo hace responsable de las vastas
riquezas de oro de Nubia, y es proclamado heredero. Cuando muere el faraón, Bata
asciende al trono, convoca a los grandes funcionarios de Egipto y les relata sus
aventuras y metamorfosis. Luego, trae a su "madre-esposa" a su presencia y los
magistrados se muestran conformes en juzgarla. Pero de igual manera que en el
histórico "papiro de la conspiración", del Museo de Turín, en el que el final de una
reina de Rameses III, culpable de conspiración para matar al rey y poner en el trono a
su hijo, no se especifica, también la descripción del juicio de la mujer de Bata es
bastante impreciso. En ambos casos, sin embargo, la sentencia es con seguridad la
ejecución o la invitación al suicidio. En cuanto a Anubis, se convierte en príncipe
coronado, y cuando Bata, tras reinar treinta años, muere —sin reaparecer de nuevo en
este mundo con otra forma—, su hermano es elevado al trono de Egipto.
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