Cuentan que en la laguna de Pomacochas existe un sex
misterioso, mitad pez y mitad mujer: es la sirena. Tiene
largos y rubios cabellos adornados con peinetas de oro y
piedras preciosas, y unos ojos tan magnéticos, que adormecen
a quien los mira.
Durante la estación primaveral sale a las orillas de la
laguna, especialmente en el sitio denominado Desaguadero,
a peinarse en una bandeja de oro. Para esto escoge los
días martes y miércoles, al amanecer. Cuando alguien va a
morir abogado, anuncia la desgracia entonando extrañas
canciones, con una voz muy melodiosa.
En ciertas temporadas se le ocurre remover las aguas
de la laguna y levantar tempestades, con el fin de hacer
virar, naufragar, alguna canoa, donde viaja una persona de
su simpatía. Si lo consigue, arrastra a esta hasta su palacio
y allí la guarda eternamente.
Cuando las orillas de la laguna no estaban despejadas
todavía, muchas criaturas desaparecieron de las chacras
próximas, donde cuidaban los maizales para que no los comiera
el loro. Se presume que siguen viviendo en la ciudad
de las sirenas, bajo las aguas, y que se hacen visibles en las
noches de Luna mala.
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