sábado, 23 de marzo de 2019

EL RESCATE DEL HOMBRE

El Bendito se sentó sobre las aguas de un lago profundo. En las profundidades uno podía discernir todo un mundo de peces y de algas marinas. El Bendito notó como este mundo asemejaba a palacios dignos de reyes. “Si un hombre se hunde aquí, con las plantas de sus pies destruiría estos efímeros palacios, pero él se ahogaría. De profundidades como estas el espíritu del hombre no se levanta.
“Mas,” sonrió el Maestro, “hay remedio para todo. Uno puede romper la roca y drenar el lago. Los caracoles o se secarían o tendrían que encontrar otro lugar de existencia. Pero el hombre no perecería. “La cuna de un infante es como la concha de un caracol. Den aire a los niños. No les permitan que ansíen los objetos de sus congéneres, tampoco permitan que los niños salgan al encuentro del sol con una estela de andrajos.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario