En Cañete, a pocos metros de la carretera Panamericana,
en el sur, se encuentra la entrada a la pequeña hacienda
de Hualcará, donde hay un pozo de agua cristalina,
al que llaman «el pozo encantado».
Según la leyenda, dicen que cuando se acerca al pozo
alguna persona se le presenta una bella joven que sale del
interior de él y ofrece al caminante un vaso de agua; y el
que toma dicha agua desaparece, lo mismo que la joven,
no quedando ninguna señal de nada.
Por esta razón los habitantes procuran no acercarse al
pozo por temor a desaparecer bebiendo el agua encantada.
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