sábado, 23 de marzo de 2019

EL ORIGEN DEL FUEGO EN TASMANIA

Un nativo de la tribu de Oyster Bay, en Tasmania, proporcionó
el siguiente relato de la introducción del fuego entre su
gente:
«Mi padre y mi abuelo vivían hace mucho tiempo en este país:
no tenían fuego. Dos tipos negros llegaron, y se echaron a dormir
al pie de una colina, una colina de mi país. Sobre la cima de
una colina fueron vistos por mi padre y la gente de mi pueblo,
sobre la cima de una colina se les vio de pie: lanzaron fuego
semejante a una estrella, y fue a caer entre los hombres negros
de mi pueblo. Estos se asustaron, echaron a correr, todos; y
después de un rato volvieron, se apresuraron a hacer fuego, a
hacer fuego con madera; no se perdió ya más el fuego en nuestra
tierra. Los dos tipos negros están en las nubes; en las noches
claras se les ve como dos estrellas.1 Ellos trajeron el fuego a mis
padres.
»Los dos hombres negros permanecieron algún tiempo en la
tierra de mis padres. Sus mujeres (Lowanna) se estaban bañando;
era al lado de una orilla rocosa, donde había numerosos
moluscos. Las mujeres estaban mohínas y tristes; sus maridos
les habían sido infieles, y se habían ido con dos muchachas. Las
mujeres estaban solas; estaban nadando y pescando cangrejos.
Una manta-raya se hallaba escondida en el hueco de una roca.
¡Era una manta-raya de gran tamaño! La manta-raya era grande,
y tenía un gran arpón; desde su escondite observaba a las
mujeres, y las veía pescar; las despedazó con su arpón, las mató
y se las llevó. Al poco habían desaparecido del todo. La mantaraya
volvió, vino a situarse de nuevo cerca de la orilla, y permanecía
en el agua, cerca de la arenosa playa; con él estaban las
mujeres, y estaban clavadas en su arpón. ¡Ambas estaban muertas!
Los dos hombres negros lucharon con la manta-raya; y la
mataron con sus lanzas; los dos hombres la mataron. ¡Las mujeres
estaban muertas! Los dos hombres negros hicieron un fuego,
un fuego de madera. A ambos lados del mismo situaron a las
mujeres, el fuego estaba en medio: ¡las dos mujeres estaban
muertas!
»Los dos hombres negros fueron a buscar hormigas azules
(puggany eptietta); las colocaron sobre los pechos de las mujeres
(parugga poingta). Dura e intensamente mordieron en ellos las
hormigas. Las mujeres revivieron, vivieron una vez más. Al poco
se extendió una niebla (maynentayana), una niebla oscura como
la noche. Los dos hombres negros se fueron, las mujeres
desaparecieron: ¡atravesaron por entre la niebla, la espesa y
oscura niebla! Su lugar está en las nubes. Dos estrellas pueden
verse en las noches claras; los dos hombres negros están allí, y
las mujeres están con ellos: ¡son estrellas del cielo!»2
En este relato el origen del fuego aparece asociado con dos
estrellas, Cástor y Pólux, que un día aparecieron bajo forma
humana en la tierra y arrojaron el fuego «semejante a una
estrella» entre los hombres. Pero no resulta muy claro si estos
benefactores habían traído el fuego del cielo, o si lo habían
llevado allí al quedar fijados en él como estrellas. En una palabra,
no está muy claro si los tasmanios atribuyen al fuego un
origen estelar o terrestre.

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