sábado, 16 de marzo de 2019

Las islas de Pachacamac (mito quechua)

Había dos curacas que se odiaban. El hijo de uno de ellos se enamoró
de la hija del otro, y el padre de la joven, al darse cuenta de estos
amores, la encerró en su palacio para que no la pudiera ver el hijo del
odiado curaca. Éste, para poder penetrar en el castillo, se convirtió en
un hermoso pájaro.
Un día, cuando ella estaba en el jardín con sus doncellas, se sentó
el pájaro; la niña, al verlo tan hermoso, lo quiso aprisionar, y viendo
que no podía llamó a sus doncellas para que la ayudasen y así poder
cogerlo. La niña encerró al pájaro en una jaula y lo puso en su cuarto.
Pasaron pocos días, y el pájaro se convirtió en el hijo del curaca: volvió
a su verdadero ser.
El padre de la niña, después de varios meses, se dio cuenta de que
su hija iba a tener un niño; entonces le preguntó cómo había ocurrido,
y ella le contestó que un día había soñado que el pájaro que tenía en
su cuarto se convertía en ser humano. El padre, al darse cuenta de que
su hija había sido víctima de un ardid, ordena que la maten. Ella huye,
pero al volver el rostro ve con sorpresa que le está persiguiendo el mismo
pájaro, pero ahora con aspecto repugnante y horroroso. Entonces,
para no ser alcanzada, se arroja al mar junto con su hijo. Al caer al mar,
el hijo se convirtió en una isla pequeña y la madre en una gran isla.
Y así es como se formaron las islas de Pachacamac.

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