Cerca de Cerro Azul, en el camino a San Luis, hay un
sitio llamado la Calzada. Por un cerro próximo corre una
acequiecita. Respecto al origen de esta acequia, se dice
que un inglés, apellidado Renycke, hombre muy rico, llegó
a pasearse a Cañete; y se estableció en San Luis. De
allí se iba a pasear a estos lugares. Entonces todavía no se
había fundado el pueblo de Cerro Azul. Y vio que aquellas
tierras muertas podrían producir mucho, pero hacía falta
agua para regarlas. Dícese que vendió su alma al diablo
a cambio de que se presentara un pozo de agua en el cerro
para poder regar las tierras. Así se cumplió el pacto:
apareció este pozo; y el señor inglés al poco tiempo murió;
y cuando lo velaban, apareció un perro que tenía los
ojos como dos fuegos; y se apagaron las luces. Algunos
acompañantes se desmayaron. Cuando prendieron las luces,
y volvieron en sí, no encontraron el cuerpo. El diablo
cumplió su palabra y se llevó al señor inglés. Pero hasta la
actualidad baja el agua del cerro.
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