sábado, 16 de marzo de 2019

El origen de la guerra (mitología azteca)

Para que el Sol alumbrase era necesario que comiese corazones y
bebiese sangre, y para ello hicieron la guerra, para que pudiesen obtener
corazones y sangre. Y porque todos los dioses lo quisieron así,
hicieron la guerra.
En el año «1 técptal» (uno-pedernal) nacieron las «serpientes de las
nubes». Sucedió de la siguiente manera: la «Blanca diosa del agua»
engendró primero a las cuatrocientas serpientes de las nubes. Luego
entraron a la cueva, y cuando habían entrado, parió otra vez la madre de
ellas. Esta vez nacieron cinco, siendo también serpientes de las nubes:
el primero, llamado «cónyuge del águila»; el segundo, llamado «serpiente
de las nubes»; el tercero, mujer, llamado Cuitlachcíhuatl (martucha);
el cuarto, llamado «cerro de gavilanes»; y el quinto llamado «señor
en el agua». Cuando nacieron, se metieron en el agua cuatro días;
luego salieron y les dio a mamar Mecitli, deidad de la Tierra...
[Cuando habían crecido] llamó el Sol a las cuatrocientas serpientes
de las nubes, les entregó flechas y les dijo:
-He aquí con qué me serviréis de comer y me daréis de beber.
También les entregó rodelas. Las flechas eran preciosas, con plumas
de quetzal, de garza, de turpial, de quechol, rojas y rosadas, y de cotinga...
Pero aquéllos no hicieron su deber; y porque sólo flecharon aves y
se divertían, llamáronle después a aquel lugar «flecha de aves». A veces
cogían un tigre y lo ofrendaban al Sol (...).
Entonces el Sol llamó también a los cinco que nacieron a la postre;
les dio flechas de tzihuactli (de espinas), les dio escudos fuertes y les
dijo:
-Mirad, hijos míos, que ahora habéis de destruir a las cuatrocientas
serpientes de las nubes, que no dedican nada a nuestra madre y a nuestro
padre.
Enseguida se reunieron los cinco sobre un mezquite, de donde los
vieron y dijeron: «¿Quiénes son estos que son tales como nosotros?».
Ésta fue la oportunidad de que se hicieran la guerra. Pero «cónyuge del
águila» se metió dentro del árbol; «serpiente de las nubes» se metió
debajo de la tierra; «cerro de gavilanes» se metió dentro de un cerro;
en el agua se paró el «señor en el agua»; y su hermana mayor, Cuitlachcíhuatl,
se quedó en el juego de pelota. Cuando las cuatrocientas
serpientes de las nubes los cercaron, ya ninguno estaba en la red de
huacales en que se habían juntado encima del mezquite. Crujió el árbol,
se desgajó sobre aquéllos y salió «cónyuge del águila», de adentro del
árbol. Tembló la tierra y salió «serpiente de las nubes», que se había
metido debajo de la tierra; se reventó y derrumbó el cerro y salió «cerro
de gavilanes»; hirvió el agua y salió el «señor en el agua». Luego
vencieron a las cuatrocientas y las destruyeron, y entonces sirvieron de
comer y de beber al Sol.

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