En el principio del mundo sólo existía la nada. Todo era una profunda
oscuridad y esta misma oscuridad se convertía en una espesa masa
de la cual se formó el Espíritu. Él fue llamado después Dios o Tei-as.
No había lugar alguno donde el Espíritu pudiera estar, de pie o colgado,
hasta que al fin el Espíritu logró sostenerse sobre su propio poder.
Se sacó cuatro pelos de su cuerpo y los puso de este a oeste y de
norte a sur, y puso otros dos en el medio de ellos con la forma de una
cruz. Se sacó de su cuerpo un grano de polvo y lo puso en el centro y
de allí surgió la Tierra.
El Espíritu creó al hombre a su semejanza y lo llamó Doctor de la
Tierra y éste aumentó el tamaño del mundo. Caminó mucho y encontró
los lados débiles de la Tierra. Entonces creó una araña y la ordenó tejer
un velo alrededor del mundo, lo cual ésta hizo.
Después hizo muñecos de barro y fango y les ordenó que vivieran, y
ellos le obedecieron. Éstos fueron los primeros seres de la raza humana
que existieron, pero estos muñecos eran muy deformes. Así algunos
sólo tenían una pierna; otros, orejas enormes, y otros echaban llamas
por sus rodillas. Entonces no se sintió satisfecho y los quemó a todos.
Entonces hizo una segunda raza, que era muy parecida a los hombres
que se ven hoy en día. Su número fue enorme, pero con el Tiempo
no hubo alimentos suficientes para ellos ni agua para beber. Entonces
Dios visitó al Doctor de la Tierra y le preguntó qué pensaba sobre estos
hombres.
Dios le dio una idea al Doctor de la Tierra: que enviara una enfermedad
que destruyera parte de ellos, para reducirlos y para que así
pudieran vivir mejor.
El Doctor de la Tierra se puso furioso con Dios, y casi lo insultó criticándole
su idea de la enfermedad. Pero Dios no le hizo caso y mandó
una epidemia que mató a una parte de los hombres, tal como lo había
pensado, y hubo en la Tierra gran aflicción.
Al Doctor de la Tierra no le gustó nada lo que Dios había hecho e
inventó un plan para destruir por segunda vez a la raza de los hombres.
Dijo a las gentes que vendría una inundación que los destruiría a todos.
Y las gentes le preguntaban qué podrían hacer para salvarse de perecer
ahogados, pero él no les dijo nada porque no quería que se salvara ninguno.
Pero vino un coyote a preguntar cómo podía salvarse y el Doctor de
la Tierra le dijo que cortara un carrizo y le taponara el fondo después
que estuviera dentro de él, y así lo hizo el coyote. Y quedaron de acuerdo
que quien pusiera un pie primero en tierra, después de la inundación,
sería el señor de la Tierra.
El Doctor de la Tierra fabricó una gran olla y se metió en ella cuando
vino la inundación. Cuando las aguas se fueron, dio un salto de la
olla y fue el primero que puso el pie en tierra y así fue el amo y señor
de ella.
Pero aunque el coyote fue el último en pisar la tierra reclamaba que
él fue el primero, pero no pudo probarlo.
Con la ayuda del coyote el Doctor de la Tierra creó la tercera raza de
hombres que vivió en alguna parte entre el Salt River y el Gila. Pasado
un tiempo el Doctor de la Tierra dijo a la gente que vendría una destrucción
sobre ellos, que bien pudiera ser una inundación; pero los que subieran
a la cumbre de la montaña rocosa podrían tener una oportunidad
de sobrevivir. Y esto fue lo que hizo la gente.
El océano se levantó, y los ríos, y las corrientes de los arroyos, y las
aguas fueron subiendo y subiendo. Cuando el agua parecía cubrir la
cumbre de la gran montaña, ésta, bajo el poder del Doctor de la Tierra,
se levantó más alta todavía. Pero las aguas siguieron subiendo.
Al fin el Doctor de la Tierra, sabiendo que si las gentes fueran destruidas
las aguas se retirarían, les dijo que él no tenía poder para salvarlos
y que todos debían perder sus vidas.
Le dijo entonces al perro que fuera a ver la altura del nivel de las
aguas. El perro fue y cuando regresó dijo, hablando con voz humana,
que las aguas ya estaban muy cerca de la cumbre. En ese mismo tiempo
la gente se convirtió en piedras. Cualquiera que suba la montaña rocosa
puede ver en su cumbre innumerables piedras con forma de gente, y
las actitudes que tenían cuando el perro vino a decirle al Doctor de la
Tierra el nivel que tenían las aguas con una voz humana.
Cuando las aguas se retiraron, el Doctor de la Tierra se halló con
que el resto de la gente, aquellos que no quisieron subir, se habían ahogado.
Entonces creó una cuarta raza que es la que existe todavía.
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