jueves, 7 de marzo de 2019

El Coronel Arrechavala

En la ciudad de León, Santiago de los Caballeros, Arrechavala
es el personaje más popular, cuyo espíritu asusta
por las noches en las calles de la ciudad. Doña Mireita
que vive en el barrio Guadalupe, lo ha visto pasar delante
de su casa y nos cuenta el testimonio:
«Era de noche super oscura, estaba sentada en la acera
delante de mi puerta a eso de las once de la noche, pues
no podía dormir y hacía mucho calor».
«En aquella época los gringos ocupaban el país. De
pronto se oyó un ruido extraño. De repente oí el tropel
de un caballo que venía de Laborío (pueblo indígena). En
mi casa anterior había nacido el grandioso músico compositor
leones José de La Cruz Mena, dicen que murió
de lepra y pasa que en donde hoy queda el Museo Rubén
Darío, todavía allí se encuentran las señas de las barras
torcidas de su cama ante la rabia que quería salir de donde
se encontraba postrado».
«Entonces allí era donde yo vivía, el caso es que oí el
tropel del caballo que cogió para el lado del Cuartel de la
veinte y uno. El Jinete se paró y amarró el caballo. Yo decía
para mi misma: ¿Quién será ese chele que va a pasar por
aquí? ¡La sangre de Cristo!»
En la ciudad de León, Santiago de los Caballeros, Arrechavala
es el personaje más popular, cuyo espíritu asusta
por las noches en las calles de la ciudad. Doña Mireita
que vive en el barrio Guadalupe, lo ha visto pasar delante
de su casa y nos cuenta el testimonio:
«Era de noche super oscura, estaba sentada en la acera
delante de mi puerta a eso de las once de la noche, pues
no podía dormir y hacía mucho calor».
«En aquella época los gringos ocupaban el país. De
pronto se oyó un ruido extraño. De repente oí el tropel
de un caballo que venía de Laborío (pueblo indígena). En
mi casa anterior había nacido el grandioso músico compositor
leones José de La Cruz Mena, dicen que murió
de lepra y pasa que en donde hoy queda el Museo Rubén
Darío, todavía allí se encuentran las señas de las barras
torcidas de su cama ante la rabia que quería salir de donde
se encontraba postrado».
«Entonces allí era donde yo vivía, el caso es que oí el
tropel del caballo que cogió para el lado del Cuartel de la
veinte y uno. El Jinete se paró y amarró el caballo. Yo decía
para mi misma: ¿Quién será ese chele que va a pasar por
aquí? ¡La sangre de Cristo!»

imagen de San Sebastián de Jesús, atado a la columna y la
Virgen de Dolores.
El Coronel Arrechavala sólo se dejaba ver por algunas
muchachas y los hombres decían ya lo vamos a atrapar
pero cuando sentían el coronel les estaba dando latigazos.
Cuando venían las festividades de la Virgen de Guadalupe;
el mandaba a comprar todas las flores de los jardines de
León para adornar a la Virgen. Se cuenta que él tenía muchas
haciendas y casas. Una de sus haciendas fue la que
tenía el nombre de Los Arcos y también fue según se cree,
el propietario del ingenio San Jacinto.




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El Coronel Joaquín Arrechavala nace en Madrid, España en 1728.
Sus Padres fueron José Antonio Arrechavala y Ambrocia de Vilchez.
Vino a Nicaragua enviado por el Rey de España Carlos II de Borbón.
Fue ascendido a coronel el 14 de febrero de 1791 grado que ostentó
hasta 1821 cuando se proclamó la independencia de Centroamérica
en Guatemala. Murió en el año de 1823 a los 95 años de edad. La
riqueza en Latino América es siempre condenada por la comunidad
y cuando una persona rica muere, se queda errante en la tierra entre
los vivos, según la creencia popular en aquellos tiempos, se quedan
los espíritus asustando a la gente. Entonces es común entre la gente
decir que el rico jamás conoce lo que es paz eterna y todo esto dura
hasta que su riqueza no se distribuya de alguna manera.

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