jueves, 7 de marzo de 2019

NUESTRA SEÑORA DE BALZAGA

En Rigoitia (Vizcaya), existía en tiempos remotos un santuario dedicado a la Virgen. El edificio era
sumamente reducido y conforme iba creciendo la devoción por Santa Maria, iban aumentando
las dificultades nacidas de la falta de capacidad del santuario. Al mismo tiempo los devotos lo
juzgaban poco rico y suntuoso. Y así se acordó la construcción de un nuevo templo en un lugar
algo alejado de donde se alzaba el primitivo.
Se fueron amontonando piedras y vigas y todos los demás materiales, y cuando una mañana los
operarios se
disponían a comenzar las obras al llegar al sitio ya marcado, observaron con absoluta
estupefacción que todo el material había desaparecido. Fueron a dar cuenta a las autoridades y,
cuando llegaron al santuario viejo, su sorpresa se hizo indescriptible al comprobar que al lado de
aquel estaban los bloques de piedra, las vigas y los sacos de cal.
Volvieron a acarrear todas las cosas al sitio designado y a la mañana siguiente sucedió
exactamente lo mismo: todo parecía haber volado hasta la vieja iglesia. Por tres veces tuvo lugar
tan extraño y misterioso suceso. Hasta que los vecinos de Rigoitia acordaron elegir a doce de
ellos para que, apostándose en el punto establecido al lado de los materiales, observasen lo que
ocurría.
Así se hizo.
Fueron elegidos los vigilantes, llegaron al sitio indicado y esperaron a que transcurriera la noche.
Cuando del pueblo llegaban las doce campanadas, oyeron un ruido como de carro. Y en efecto, a
los pocos instantes vieron aparecer una carreta de bueyes guiada por una hermosísima
muchacha. Esta aguijaba a uno de los animales exclamando:
- ¡Ea, idibalzaba!
Ante los ojos de los asombrados guardianes, los materiales fueron cargados por si solos en el
carro que desapareció al momento con aquellos y la doncella.
Al día siguiente dieron cuenta de lo sucedido y el vecindario, entendiendo que la aparición y todo
lo sucedido era una prueba de que la Santa Virgen deseaba que no se construyera el nuevo
santuario sino ser adorada en aquel mismo sitio, hicieron una ampliación del edificio primitivo y
allí veneraron a la santa imagen de Nuestra Señora de Balzaga.

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