lunes, 25 de marzo de 2019

MITOS SOBRE EL ORIGEN DEL FUEGO

(J. G. Frazer) 
Los indios Nootka o Abt, de la costa oeste de la isla de Vancouver, cuentan una historia sobre el erigen del fuego de la que se han registrado cuando menos tres versiones diferentes por investigadores independientes. No carece de interés anotarlas y compararlas. La primera de esas versiones es la publicada por Mr. G. M. Sproat, que vivió largo tiempo con esos indios y los conoció íntimamente. El residía en Alberni, en la bahía Barclay, entonces el único establecimiento civilizado de la costa occidental de la isla. La comarca. circundante es rocosa, montañosa y cubierta de espesos bosques de pinos; la condición de los indios, cuando Mr. Sproat se instaló por primera vez entre ellos, era desconocida o poco menos. Su historia del origen del fuego, tal como la ha registrado, es la siguiente: "Cómo fue obtenido el fuego. – Quawteaht hizo la tierra y también todos lo¿ animales, pero no les había dado el fuego, que ardía sólo en la morada de Telhoop (la sepia, cuttle-fish) que podía vivir en mar y en tierra. Todas las bestias de la selva fueron en corporación en busca del tan necesario elemento (pues en aquellos tiempos las bestias necesitaban el fuego porque llevaban en su cuerpo a los indios). Este fue finalmente descubierto y robado de la casa de Telhoop por el ciervo (Moouch) que se lo llevó en la coyuntura de su pata trasera, como los indios lo explican curiosamente con palabras y señas. Los narradores varían ligeramente en la leyenda; afirmando unos que el fuego fue robado a la sepia; otros que fue tomado de Quawteaht. Todos concuerdan en que no fue obtenido como obsequio, sino sustraído". 
Otra versión de esta historia Nootka es la registrada por el, eminente etnólogo norteamericano Franz Boas, como" sigue: 
En el principio sólo los lobos poseían fuego. Los otros animales y las aves deseaban mucho obtenerlo. 
Después de hacer varias tentativas en vano el pájaro carpintero, que era el jefe, dijo al ciervo: "Ve a la casa del lobo y baila. Todos cantaremos en acompañamiento. Ata corteza de cedro a tu cola y cuando te acerques al fuego la corteza se encenderá". Así, pues, el ciervo corrió derechamente a la casa del lobo y bailó allí hasta que la corteza atada a su cola se encendió. Hubiera podido escapar de un salto, pero los lobos lo agarraron antes de que pudiera escapar y le arrebataron el fuego. Entonces el carpintero envió al pájaro Tsatsiskums y le dijo: "Toda la tribu cantará acompañándote y tú obtendrás el fuego". Así, pues, todos los animales y aves fueron a la casa de los lobos conducidos por el Carpintero y Ewotiah. Antes de entrar a la casa cantaron una canción, y cantaron otra canción diferente cuando hubieron entrado. Allí bailaron en ronda, mientras los lobos estaban recostados junto al fuego; vigilándolos. Algunos de los pájaros bailaron arriba, en las vigas, pero los lobos no lo notaron, tan interesados estaban en la danza junto al fuego. Finalmente, los pájaros que andaban en las vigas se arrojaron sobre el aparato de hacer fuego que estaba allí. Lo tomaron, bailaron retrocediendo y lo entregaron al Carpintero y Ewotiah, y los otros animales y aves continuaron bailando en la casa hasta que Carpintero y Ewotiah habían llegado de regreso a casa, salvos. Cuando Ewotiah llegó a casa de regreso hizo funcionar el aparato de producir fuego por fricción y saltaron chispas. Luego se lo puso en la mejilla y se la quemó. Desde entonces ha tenido un agujero en su mejilla. Cuando los bailarines de la casa de los lobos supieron que Ewotiah había vuelto a su casa, dieron un chillido y huyeron de la casa. Así perdieron el fuego los lobos. 
Una versión más completa del mito Nootka ha sido registrada por Mr. George Hunt, como sigue: 
Una vez, hace mucho, vivía Pájaro Carpintero, un jefe de los lobos, que tenía una esclava llamada Kwe-tavatEl era el único en el mundo que tenía fuego en su casa; hasta su propio pueblo carecía de él. El sabio jefe Ebewavak, jefe de la tribu Mowatcath, su rival, no sabía cómo obtener el fuego de Carpintero, el jefe de los lobos. 
Un día la tribu de los Mowatcath tuvo una reunión secreta, pues habían oído que una ceremonia de invierno iba a tener lugar en la casa de Carpintero. Decidieron que irían a la casa de Carpintero, donde estaba el fuego. Carpintero tenía muchos palos de punta aguda puestos en el piso, cerca de la puerta, de modo que la gente no pudiera escapar sin lastimarse los pies. El jefe Ebewavak habló en la reunión, diciendo: "Mi pueblo, ¿quién de ustedes intentará robar el fuego de Carpintero?". El ciervo dijo: "Yo conseguiré el fuego para ti". Luego el jefe puso un poco de aceite de pelo en una botella de planta marina, diciendo: "Toma esto contigo y también este peine y este pedazo de piedra. Cuando consigas el fuego, escaparás corriendo; y cuando los lobos te persigan tira la piedra entre ti y los lobos y la piedra se convertirá en una gran montaña; y cuando se te acerquen nuevamente tira el peine y se convertirá en una espesa maraña. Cuando hayan cruzado la espesa maraña, volverán a correr detrás tuyo; y cuando lleguen cerca tuyo arrojarás el aceite de pelo y se convertirá en un gran lago. Entonces correrás. Verás a Caracol Marino en el camino; a él le darás el fuego y luego correrás para salvar tu vida. Ahora permíteme vestirte con corteza de cedro blanda para que tomes fuego con ella". Tomó la corteza de cedro blanda y ató un manojo en cada codo del ciervo, diciéndole que debía levantarse y bailar en torno al fuego durante una canción. Agregó: "Cuando esa canción termine, pídeles que abran el agujero del humo, porque necesitas aire fresco; y cuando hayan abierto el agujero, cantaremos la segunda canción, y en medio de ella tocarás el fuego con tu codo y saltarás por el agujero del humo. Ahora voy a poner estas piedras negras duras en tus pies, de modo que no te lastimes con las puntas duras de los palos en el suelo de la casa del jefe". Así diciendo, frotó las piedras en los pies del Ciervo. 
Cuando terminó el consejo, obscurecía ya; y la gente de la tribu Mowatcath cantó mientras se dirigía a la casa de baile de los lobos. El Ciervo estaba bailando frente a ellos. Antes de que llegara a la puerta de la casa, Carpintero, el jefe de los lobos, dijo a su gente: "No dejaremos dentro a los Fowatcath, pues podrían tratar de robar nuestro fuego". Pero su hija dijo: "Deseo ver la danza, pues me han dicho que el Ciervo baila bien; nunca me dejas salir a ver una danza". Entonces el padre dijo: "Abre la puerta y déjalos entrar; pero vigila de cerca al Ciervo y no lo dejes bailar demasiado cerca del fuego. Cuando estén dentro, cierra la puerta y pon una barra atravesada, de modo que no pueda escapar". Eso dijo el jefe al pueblo. 
Así, pues, los lobos abrieron la puerta y llamaron adentro a la gente. Estos entraron cantando, y, después que estuvieron dentro, los principales guerreros de los lobos cerraron la puerta, pusieron una barra atravesada y se estacionaron en frente de la misma. Los Mowatcath empezaron a cantar la primera canción bailable del Ciervo, y éste empezó a bailar en torno al fuego, despaciosamente. Al terminar la primera canción, dijo: "Hace mucho calor aquí dentro. ¿Quieren ustedes abrir el agujero del humo para dejar entrar aire fresco para refrescarme, pues estoy sudando?" Carpintero, el jefe de los lobos, dijo: "No puede saltar tan alto. Vayan y abran el agujero del humo, pues hace mucho calor aquí". Uno de su gente abrió el agujero del humo. Mientras tanto, los visitantes se tuvieron quietos y dieron al Ciervo un buen descanso. 
Después que el agujero del humo fue abierto ampliamente, el director de canciones de los visitantes empezó a cantar; y el Ciervo empezó a bailar en torno al fuego. Por momentos se acercaba al fuego. Cada vez que el jefe lo veía acercarse al fuego enviaba un guerrero a decirle que se apartara. Cuando la canción estaba a medio terminar, el Ciervo saltó por el agujero del humo y corrió a los bosques y todos los guerreros Lobos lo persiguieron. Cuando llegó al pie de una alta montaña, vio a los Lobos cerca detrás suyo. Por consiguiente, tomó la piedrita y la arrojó detrás de sí y se convirtió en una gran montaña que detuvo a los Lobos. Corrió largamente. Otra vez los Lobos llegaron cerca, y él arrojó hacia atrás el peine. Se convirtió en arbustos espinosos y los Lobos fueron dejados atrás, del otro lado. Así el Ciervo ganó otra delantera grande sobre los Lobos. Después de cierto tiempo, éstos se abrieron camino por entre los arbustos espinosos y corrieron detrás suyo nuevamente. Vieron al Ciervo corriendo delante y cuando llegaron cerca, arrojó el aceite de cabello en el suelo. Repentinamente se formó un gran lago entre el Ciervo y sus perseguidores, y mientras él corría los Lobos tuvieron que andar a través del lago. Ahora el Ciervo llegó cerca de la costa; allí encontró a Caracol Marino y le dijo: "Caracol Marino, abre tu boca y pon dentro el fuego y escóndelo de los Lobos, pues yo lo robé de la casa del jefe Carpintero. No les digas qué rumbo sigo". Caracol Marino puso el fuego en su boca y lo escondió; y el Ciervo siguió corriendo. 
Después de cierto tiempo los Lobos llegaron y vieron a Caracol Marino sentado al borde del camino. Le preguntaron si sabía qué rumbo había tomado el Ciervo; pero él no pudo contestar porque no podía abrir la boca. Sólo dijo, con la boca cerrada: "¡Ho, no, no!", señalando a un lado y a otro; así que los Lobos perdieron el rastro del Ciervo y se fueron a casa sin darle caza. Desde entonces para siempre el fuego ha estado diseminado en todo el mundo. 
En esta última versión va implícito que el fuego que el Ciervo robó a los Lobos fue prendido y transportado por aquél en los manojos de corteza de cedro que su jefe le había atado en los codos con ese propósito. La versión de AR. Huna difiere de la del doctor Boas en que representa al Pájaro Carpintero como el propietario y no el ladrón del fuego; y Kwatiyat, de una historia, es probablemente la misma persona que Kwotiah en la otra, aunque en una historia Kwatiyat es la esclava del propietario y en la otra Kwotiah es un cómplice del robo del fuego. La versión de Mr. Hunt concuerda con la de Mr. Sproat en representar al Ciervo como el ladrón del fuego; mientras en la versión del doctor Boas el Ciervo fracasa en la tentativa de robar el fuego y el robo efectivo es perpetrado por Carpintero y su cómplice. 

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