jueves, 14 de diciembre de 2017

EMIGRACIÓN DE PARTOLON (CONTINUACION). LEYENDA DE TUAN MAC CAIRILL

1. ¿Por qué se inventó la leyenda de Tuan mac Cairill? 2. San Finnen y Tuan mac Cairill. 3. Historia primitiva de Irlanda según Tuan mac Cairill. 4. La leyenda de Tuan mac Cairill y la cronología. Modificaciones debidas a la influencia cristiana. 5. En su forma primitiva, la leyenda de Tuan mac Cairill es de origen pagano.


1.

¿Por qué se inventó la leyenda de Tuan mac Cairill?


Cuando Hesíodo, en "Los trabajos y los días", traza un rápido bosquejo de la historia de las tres primeras razas que se sucedieron sobre la tierra —la de oro, la de plata y la de bronce—, cada una de las cuales pereció antes de la creación de la siguiente y sin dejar descendencia, no se plantea en absoluto la cuestión de cómo ha podido llegar hasta él el recuerdo de cada una de ellas y de su historia. Y es que, en el dominio poético de la mitología, un griego hubiera sido incapaz de turbarse por detalle tan banal. En cambio los irlandeses, en su calidad de hombres serios, trataron el asunto con menos ligereza.
Lo mismo que las razas de oro, plata y bronce se sucedieron en Grecia, lo hicieron en Irlanda las de Partolón, Nemed y de los Tuatha De Danann. La primera había desaparecido cuando llegó la segunda; la segunda se había extinguido cuando llegó la tercera. Vencida por los antepasados de los modernos irlandeses, la tercera raza —la de los Tuatha De Danann— se refugió tras un manto de invisibilidad del que no se despoja sino en circunstancias excepcionales. ¿Cómo llegó entonces hasta nosotros el conocimiento de ese lejano pasado que concierne a unos pueblos de los que no descienden los actuales habitantes de la isla y a los que, en consecuencia, no pueden remontarse las tradiciones familiares ni nacionales?
La biografía maravillosa de Tuan mac Cairill —Tuan, hijo de Carell— proporcionó a los irlandeses, y posiblemente a toda la raza céltica, la solución de este problema. Poseemos una versión cristiana de esta leyenda adaptada por un autor que deseaba que el clero cristiano aceptara como una historia piadosa una de las más antiguas tradiciones paganas de los compatriotas de aquél. Ofreceremos esta tradición tal como nos ha sido transmitida. Conocemos tres manuscritos acerca de la misma: el "Leabhar na hUidhre", escrito hacia el año 1100; el manuscrito Laúd 610 de la biblioteca bodleiana, del siglo XV; y el manuscrito H. 3.18 del Colegio de la Trinidad de Dublín, que data del siglo XVI.

2.

San Finnen y Tuan mac Cairill


Transportémonos hasta la mitad del siglo VI de nuestra era. San Finnen acaba de llegar a Irlanda con su célebre Evangelio, que será objeto de disputas entre él y San Columba. En efecto, este último realizó una copia de dicho Evangelio, lo cual causó el descontento de San Finnen. Este elevó una queja al rey Diarmait, hijo de Cerball, quien le declaró propietario de la copia ejecutada por San Columba.
San Finnen fundó un monasterio en Mag-bile, hoy Movilla, en el condado de Doen, en el Ulster. Un día, acompañado de sus discípulos, fue a visitar a un rico guerrero que vivía en la misma localidad. Pero el guerrero en cuestión no permitió que los clérigos entraran en su fortaleza. Así pues, para conseguir que dicha prohibición fuera levantada, San Finnen se vio obligado a recurrir al medio que la ley irlandesa ponía a disposición de los débiles cuando estos eran víctimas de una injusticia y querían obligar a los fuertes a ceder ante su demanda, falta del apoyo de las armas. Ese medio era el ayuno.[1]
Todo un domingo ayunó delante de la fortaleza del poderoso y malévolo guerrero, que finalmente se aplacó y dejó entrar a Finnen. El narrador nos cuenta que la creencia de aquél "no era buena", es decir, que no era cristiano: en la Irlanda del siglo VI todavía existían paganos.
Acabada la visita, Finnen regresó a su monasterio y habló a sus discípulos de su nueva relación. Es un hombre excelente —les dijo—: vendrá, os consolará y os contará las viejas historias de Irlanda. En efecto, a la mañana siguiente, bien temprano, el noble guerrero llegó a la morada del sacerdote y les deseó los buenos días tanto a él como a sus discípulos. Acompañadme en mi soledad —les dijo—, estaréis mejor que aquí. Ellos asintieron y lo acompañaron a su fortaleza, donde celebraron el oficio del domingo, salmodia, predicación y misa. ¿Quién sois?, le preguntó San Finnen a su anfitrión. Soy originario del Ulster —le respondió éste—. Mi nombre es Tuan, hijo de Carell (en irlandés, Tuan mac Cairill); mi padre era hijo de Muredach Munderc. Este desierto lo he heredado de mi padre; pero hubo un tiempo en que me llamaban Tuan, hijo de Starn, hijo de Sera. Starn, mi padre, era hermano de Partolón. San Finnen le dijo: Cuéntanos la historia de Irlanda, es decir, lo que ha sucedido en esta isla desde la época de Partolón, hijo de Sera. No aceptaremos de ti alimento alguno mientras no nos hayas relatado esas viejas historias que deseamos conocer.
Me resultará difícil hablar —respondió Tuan— sin haber tenido antes ocasión de meditar acerca de la palabra de Dios que tú nos has anunciado. San Finnen le replicó: No tengas ningún escrúpulo y cuéntanos, te lo rogamos, tus propias aventuras, así como los demás acontecimientos que hayan sucedido en Irlanda.
Tuan comenzó así:
    

3.

Historia primitiva de Irlanda según Tuan mac Cairill


Hasta el presente, Irlanda ha sufrido cinco invasiones. Nadie había venido antes del diluvio, y nadie vino hasta 312 años después de éste.
Según otro texto, Tuan habló de 1.002 años. Está claro que la versión más antigua de esta leyenda no mencionaba el diluvio, y que las dos fechas agregadas con posterioridad únicamente constituyen la expresión de dos sistemas cronológicos diferentes entre sí pero ambos igualmente ajenos a la mitología céltica. Retomemos el relato de Tuan.
Entonces Partolón, hijo de Sera, vino a establecerse en Irlanda. Había sido desterrado; le acompañaban veinticuatro hombres, cada uno de los cuales venía con su mujer. Sus compañeros no eran particularmente inteligentes.[2] Vivieron en Irlanda hasta que llegaron a sumar cinco mil de la misma raza. Entonces les atacó una enfermedad mortal y todos perdieron la vida en el término de una semana; sólo un hombre sobrevivió. Porque es sabido que nunca sobreviene una mortandad sin que de ella escape alguien para contarla. Ese sobreviviente único fui yo. Cuando me quedé solo fui de fortaleza en fortaleza, de roca en roca, para ponerme al abrigo del ataque de los lobos. Durante veintidós años no hubo en Irlanda más habitante que yo. Caí en la decrepitud y llegué a una vejez extremada. Vivía en las rocas y desiertos; pero ya no podía correr, y las cavernas me servían de asilo.
Fue entonces cuando Nemed, hijo de Agnoman, tomó posesión de Irlanda. Su padre era un hermano del mío. Lo vi desde lo alto de las rocas y me las ingenié para no ser descubierto. Mis cabellos y uñas eran largos; estaba decrépito, gris, desnudo, sumido en la miseria y el sufrimiento. Una noche me dormí y, por la mañana, desperté con una forma diferente: me había transformado en un ciervo. Había vuelto a encontrar mi juventud y la alegría de mi espíritu, y canté versos sobre la llegada de Nemed y de su raza, así como sobre la metamorfosis que yo mismo acababa de sufrir.
He aquí la traducción del final de este poema:
Cerca de mí, ¡oh, buen Dios!, llegó la tribu de Nemed, hijo de Agnoman. Eran poderosos guerreros que hubieran podido herirme cruelmente en el combate; pero sobre mi cabeza lucían dos cuernos armados de sesenta puntas Revestí una nueva forma, un pelaje áspero y gris. Y aunque un momento antes me hallaba indefenso y sin fuerzas, fáciles se me tomaron ahora la victoria y sus alegrías.
Cuando hube tomado esta forma animal, me convertí en el jefe de los rebaños de Irlanda. Cualesquiera fueran los caminos que siguiese, grandes manadas de ciervos marchaban a mi alrededor. Así fue mi vida en los tiempos de Nemed y sus descendientes.
He aquí lo que les había ocurrido a Nemed y a sus compañeros durante su viaje hacia Irlanda. Habían partido con una flota de 34 barcas, cada una de las cuales transportaba 30 personas. Una vez en camino, se extraviaron durante un año y medio, hasta que finalmente naufragaron, pereciendo casi todos de hambre y sed. Sólo nueve personas escaparon al desastre: Nemed, cuatro hombres y cuatro mujeres. Esas nueve personas fueron las que desembarcaron en Irlanda. Tuvieron tantos hijos y tanto aumentó su número que llegaron a ser cuatro mil treinta hombres y cuatro mil treinta mujeres; entonces murieron todos.
Entretanto, yo había caído en la decrepitud: había alcanzado una extrema vejez. Entonces, un día, cuando estaba en la puerta de mi caverna —guardo clara memoria de ello—, la forma de mi cuerpo cambió y fui transformado en jabalí. Canté en verso esta metamorfosis:
Hoy soy jabalí... soy rey, soy fuerte, venceré... Hubo un tiempo en que formé parte de la asamblea que rehabilitó a Partolón. Ese juicio fue cantado, todos admiraron la melodía... ¡Cuan agradable era el canto de mi brillante sentencia! Agradó a las jóvenes, que, por cierto, eran muy bonitas. Mi canto era a la vez bello y majestuoso. Mi voz producía sonidos graves y dulces... Mi paso era rápido y seguro en los combates... Tenía un rostro encantador... Y heme hoy aquí convertido en un negro jabalí.
Esto fue lo que dije. Sí, es cierto, fui jabalí. Entonces volví a ser joven, mi espíritu recobró su alegría. Fui rey de los rebaños de jabalíes de Irlanda y permanecí fiel a mi costumbre de pasearme por los alrededores de mi casa cuantas veces volvía a esta región del Ulster, cosa que sucedía cada vez que la edad me llevaba a recaer en la decrepitud y la miseria. Mi metamorfosis siempre se produjo aquí, y por eso siempre volvía para esperar la renovación de mi cuerpo.
Después se estableció en esta isla Semión, hijo de Stariat. De él descienden los Fir Domnann, los Fir Bolg y los Galiuin, que poseyeron Irlanda durante un tiempo.
Entonces llegué a la decrepitud y a una extremada vejez. Mi espíritu estaba triste; ya no podía realizar ninguna de las cosas de las que antes era capaz. Vivía en cavernas sombrías, en rocas poco conocidas, y. estaba solo. Después, como lo había hecho siempre, fui a mi casa. Recuerdo muy bien todas las formas que adoptara anteriormente. Ayuné durante tres días (había olvidado decir que cada una de mis metamorfosis había sido precedida por tres días de ayuno).
Al cabo de esos tres días mis fuerzas se habían agotado totalmente. Entonces fui metamorfoseado en un gran buitre, o, para decirlo de otra manera, en una enorme águila de mar. Mi espíritu recobró su alegría. Otra vez fui capaz de todo: devine curioso y activo, recorría toda Irlanda y estaba al tanto de cuanto pasaba. Entonces canté estos versos:
Hoy buitre, ayer era jabalí... Dios, que me ama, me ha dado esta forma... Antes viví con uña manada de cerdos salvajes. Hoy formo parte de una bandada de pájaros... Por una maravillosa decisión de la bondad divina respecto de mí y de la raza de Nemed, he aquí que esta raza está sometida a la voluntad de los demonios y yo, en cambio, vivo en la compañía de Dios.
Pedimos permiso para interrumpir un instante el relato de Tuan mac Cairill y llamar la atención sobre la forma piadosa con ayuda de la cual el autor medieval cuya redacción reproducimos trató de conseguir la aceptación de esta leyenda por parte del clero cristiano. Tuan, convertido en buitre, cree en el verdadero Dios, mientras que los hombres que habitan Irlanda están sometidos al imperio del demonio y viven en el paganismo. En la Irlanda medieval hubiera sido preciso ser muy retorcido para rechazar una historia tan edificante precisamente en nombre del cristianismo. Pero volvamos a nuestro héroe y escuchemos la continuación del relato con que gratificó a San Finnen y a sus compañeros.
Beothach, hijo de Iarbonel el profeta, después de vencer a las razas que la ocupaban, se apoderó de esta isla. De Beothach y Iarbonel descienden los Tuatha De (Danann), dioses y falsos dioses a los que, como es sabido, se remonta el origen de los sabios irlandeses. Es probable que el cielo haya constituido el punto de partida de su viaje: sólo así se explican su ciencia y la superioridad de su instrucción. En cuanto a mí, conservé largo tiempo la forma de buitre, y aún la poseía cuando llegó a Irlanda la última de las razas que la ocuparon.
Los hijos de Milé fueron quienes conquistaron esta isla a los Tuatha De Danann. Entretanto, conservé la forma de buitre hasta el momento en que, encontrándome en el agujero de un árbol, ayuné durante nueve días. El sueño se apoderó de mí y allí mismo fui convertido en salmón. A continuación, Dios me puso en el río para que viviera allí. Me encontré bien, activo y satisfecho. Sabía nadar bien y escapé durante largo tiempo de todos los peligros, tanto de las manos de los pescadores armados de redes, como de las garras de los buitres y de los venablos que me lanzaban los cazadores para herirme.
Sin embargo, Dios, mi protector, un día decidió poner término a este dichoso destino. Las bestias me perseguían, casi no existía lugar alguno donde no encontrase un pescador al acecho con su red. Uno de esos pescadores me atrapó y me llevó a la mujer de Carell, rey de este país. Lo recuerdo muy bien. El hombre me puso en la parrilla y desperté el apetito de la mujer, que me comió entero, de tal suerte que me encontré en su vientre. Recuerdo el tiempo que pasé en el vientre de la mujer de Carell, las conversaciones sostenidas en la casa y los acontecimientos que por entonces sucedieron en Irlanda.
Tampoco he olvidado cómo, después de eso y cuando ya era un niño pequeño, empecé a hablar como todos los demás hombres. Conocía todo cuanto había sucedido en Irlanda. Fui profeta, y me dieron un nombre: me llamaron Tuan, hijo de Carell. Eso sucedió inmediatamente después que San Patricio trajera la fe a Irlanda. Hubo muchas conversiones; me bautizaron, y creí en el creador del mundo, grande y único Rey de toda la creación.
Tuan calló y sus oyentes le agradecieron que les hubiera relatado su historia. A continuación, Finnen y sus compañeros le acompañaron al comedor. Permanecieron en casa del guerrero una semana, que emplearon en conversar con él. Toda la historia antigua de Irlanda, todas las viejas genealogías, provienen de Tuan, hijo de Carell. San Patricio se había entrevistado con él tiempo antes que Finnen y sus compañeros, y había escuchado un relato similar. Después de San Patricio, fue San Columba quien conversó con Tuan, que le contó las mismas cosas; y cuando Tuan relató a Finnen las historias que hemos reproducido, estaba presente una multitud de testigos, y todos eran irlandeses. Así pues, es imposible dudar de su veracidad ni de la exactitud del relato, que copiamos de ellos.




[1] "Senchus Mor", en "Ancient laws of Ireland", t. I, p. 112, 114, 116, 118; t. II, p. 46,352.
[2] Según Hesíodo, esta ineptitud constituye el carácter distintivo de la raza de plata: "Los trabajos y los días", versos 130-134.

4.

La leyenda de Tuan y la cronología. Modificaciones debidas a la influencia cristiana.


¿Cuánto tiempo vivió Tuan en sus diferentes formas? Hasta el momento de iniciarse su segunda vida de hombre, se le han contado 320 años.
He aquí cómo se realizó el cálculo:

La primera vez, Tuan fue hombre durante................................................    100 años
Con forma de ciervo vivió......................................................................     80 años
Con forma de jabalí vivió.......................................................................      20 años
Con forma de buitre o de águila, vivió.....................................................    100 años
Metamorfoseado en pez, vivió bajo el agua..............................................      20 años
                                                                              Total..................    320 años

El texto que nos provee estas cifras abandona la relación de tales indicaciones aritméticas en el momento en que Tuan, comido por la reina, deja de ser pez. Y agrega que Tuan permaneció en su forma humana hasta el tiempo de Finnen, hijo de Ua Fiatach. En este punto no aparece cifra alguna. Ahora bien, es obvio que para saber cuál fue la duración total de la vida de Tuan, sería preciso averiguar cuánto tiempo duró el último período de su existencia, cuando, habiendo adoptado por segunda vez la forma humana, ya no fue hijo de Starn, sino de Carell.
Esta pregunta no ha tenido siempre una misma respuesta. Fue en la época cristiana cuando se echó mano del expediente de prolongar la vida de Tuan hasta los tiempos de San Finnen, es decir hasta el siglo VI d.J.C. Fueron los irlandeses cristianos quienes sintieron la necesidad de proporcionar a la autenticidad de sus tradiciones mitológicas el patronato de San Finnen, San Columba y San Patricio. En la época pagana hubiera resultado totalmente inútil dilatar la vida de Tuan hasta una fecha tal.
La invención de este personaje sólo tuvo un objetivo: explicar cómo pudo llegar hasta los irlandeses la historia de tres razas que antaño, según se decía, habían ocupado Irlanda; que después habían desaparecido, y de las cuales no descendían los ancestros de la actual población de la isla. Esas tres razas eran la de Partolón, la de Nemed y la de los Tuatha De Danann. Durante su primera vida de hombre, Tuan había sido contemporáneo de la "familia" de Partolón y de la llegada de Nemed. Ciervo, había sido testigo de la destrucción de la raza de Nemed. Águila o buitre, había contemplado a los Tuatha De Danann amos de Irlanda.
Gracias a sus transformaciones, Tuan había podido, sin violar las leyes ordinarias que rigen la duración de la vida y sin más fenómeno sobrenatural que sus metamorfosis, asistir a las sucesivas llegadas y desapariciones de las tres razas que precedieron a los hijos de Milé, las tres razas que ocuparon Irlanda antes que los habitantes históricos de la isla. Había sobrevivido a esas tres razas. Vuelto a su condición de hombre en tiempos de los hijos de Milé (es decir, de los abuelos de la raza irlandesa moderna), les había relatado la historia de esos pueblos primitivos; incluso les había podido proporcionar detalles acerca del origen de los Fir Bolg, los Fir Domnann y los Fir Galioin, sus adversarios de la época heroica, ya que cuando llegaron esos tres pueblos él era jabalí.
Una vez conocidos por la raza de Milé, esos viejos relatos se habían transmitido de padres a hijos y de file a file junto con todo el acervo de las tradiciones nacionales. En la versión más antigua de la leyenda, la segunda vida humana de Tuan duraba lo que dura ordinariamente una vida humana: prolongarla más allá de los límites naturales habría sido inútil y contrario a los datos fundamentales de esta composición épica, que no admite este género de prodigios.
Pero cuando alguien tuvo la idea de colocar bajo la protección de los más célebres y respetados santos del cristianismo irlandés la maravillosa totalidad pagana de la leyenda de Tuan y lograr así que ésta fuera aceptada por el clero cristiano, fue necesario modificar los datos originales del relato e introducir en el mismo un elemento sobrenatural que éste no había contenido antes. Desde entonces se admitió que Tuan, al tomar por segunda vez una forma humana, la conservó durante varios siglos.
Girauld de Cambrie escribe: En las historias de Irlanda leemos que Tuan sobrepasó largamente la longevidad de todos los patriarcas bíblicos. Por increíble e impugnable que parezca, alcanzó la edad de mil quinientos años. El milagro de esa excesiva longevidad sólo fue imaginado en Irlanda después de conocerse el Génesis. Matusalén, el más viejo de los patriarcas, murió a los novecientos sesenta y nueve años. Tuan vivió cuatrocientos treinta y un años más que él. Este es uno de los puntos a través de los cuales se manifiesta la superioridad de Irlanda sobre el resto del mundo. Ahora bien, ese detalle de la leyenda de Tuan sólo pudo ser imaginado por un autor que había leído la Biblia.
Pero el origen literario de las metamorfosis por las que se dice que pasó Tuan es muy distinto.

5.

En su forma primitiva, la leyenda de Tuan mac Cairill es de origen pagano.


La creencia en la metamorfosis, que explicaría la maravillosa sabiduría de ciertos hombres, constituye una concepción céltica que también encontramos en el país de Gales. Taliesin cuenta que ha sido águila. La idea de que un alma podía revestir sucesivamente diversas formas físicas en este mundo era la natural consecuencia de una doctrina céltica bien conocida en la antigüedad. Según esta doctrina, los difuntos que han dejado en la tumba su cuerpo privado de vida, encuentran en cambio un cuerpo viviente en la misteriosa comarca donde van a habitar bajo el cetro seductor del poderoso rey de los muertos.[1]
La fe en esta metamorfosis universal de los humanos es la que ha inspirado la creencia en las extrañas metamorfosis de Tuan y Taliesin. Así pues, la leyenda de Tuan hunde sus raíces en uno de los principios fundamentales de la teología de los celtas paganos. Por otra parte, no es el único personaje de Irlanda que haya revestido sucesivamente dos cuerpos humanos y que haya nacido dos veces. Mongan, rey del Ulster al comienzo del siglo X, era idéntico al célebre Find, muerto dos siglos antes del nacimiento de Mongan: el alma del ilustre difunto había regresado del país de los muertos para animar en este mundo un nuevo cuerpo.
Por lo tanto, el hecho de que el alma sobreviva al cuerpo y la posibilidad de que el alma de un muerto tome sin más otro cuerpo en este mundo, son creencias célticas, y esas creencias explican las maravillosas transmigraciones o metamorfosis que constituyen uno de los elementos más curiosos de la leyenda de Tuan mac Cairill.




[1] Imprimís hoc volunt persuadere (druides), non interire animas, sed ab aliis post mortem transire ad alios. César, "De bello gallico", libro VI, c. 14, par. 5.
... Vobis auctoribus umbræ
Non tacitas Erebi sedes Ditisque profundi
Pallida regna petunt: regit idem spiritus artus
Orbe alio.
Lucano, "Farsalia", l. I, v. 454-457.



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