1.
Comparación de las leyendas de Pañolón y Tuan con las de Cessair y
Fintan. 2. Fecha en que fue imaginada la
leyenda de Cessair y Fintan. 3. Cessair según Girauld de Cambrie y según los
sabios irlandeses del siglo XVII. Opinión de Thomas Moore. 4. Por qué y cómo
vino Cessair a establecerse en Irlanda. 5. Historia de Cessair y de sus
compañeros desde su llegada a Irlanda. 6. Los poemas de Fintan. 7. Fintan: 1°
en los tiempos de la primera batalla mitológica de Mag Tured; 2° bajo el
reinado de Diarmait mac Cerbaill, siglo VI de nuestra era. 8. Los tres desdoblamientos de Fintan. San Caillin, su alumno: conclusión.
1.
Comparación de las leyendas de Partolón y Tuan con
las de Cessair y Fintan.
En la epopeya irlandesa, tal como ha llegado hasta
nosotros, existe un cierto número de narraciones relativamente modernas cuyo
tema ha sido tomado de leyendas más antiguas; al cambiar los nombres y
modificar algunos detalles accesorios, el autor ha sabido imprimir el encanto
de la novedad en una composición antigua que ya empezaba a cansar a los
oyentes. Todas las literaturas, y especialmente las épicas, nos ofrecen
numerosos ejemplos de este mismo proceder.
La leyenda de Cessair —que los cronólogos irlandeses
sitúan al principio de la historia de Irlanda, en una época anterior a la de
Partolón—, es una obra cristiana que probablemente fue imaginada hacia la
segunda mitad del siglo X y que se inspira en una combinación del Génesis y la
leyenda de Partolón. Cessair es una nieta de Noé que llegó a Irlanda cuarenta
días antes del diluvio y que, junto con todos sus compañeros, pereció sumergida
por las aguas. Sólo uno se salvó: Fintan, quien, por obra de un extraordinario
milagro, vivió varios miles de años y, según se cree, fue testigo en un proceso
llevado a cabo en el transcurso del siglo VI de nuestra era.
Evidentemente, Fintan es un desdoblamiento de Tuan;
pero aunque lo copia, resulta superior a aquél en todos los aspectos. No sufrió
deshonrosas metamorfosis; su alma no habitó en cuerpos de animales; y, mientras
que Tuan sólo vivió 1.500 años, Fintan llegó a los 5.000. Si Irlanda ya estaba
orgullosa de Tuan, cuánto más no lo estaría de haber sido habitada por un
hombre tan prodigioso como Fintan.
En cuanto a Cessair, posee respecto de Partolón esa
superioridad de interés que las mujeres han despertado siempre sobre el sexo
fuerte y feo cuya vida embellecen. En la época de su nacimiento literario,
Cessair tuvo sobre el viejo Partolón esa irresistible supremacía de la novedad
que es idéntica al encanto de la juventud; y, al mismo tiempo, por una singular
contradicción, venía a envejecer en tres siglos los inicios de la historia de
Irlanda. Desde luego, esta extensión de su antigüedad sumaba títulos al orgullo
nacional irlandés.
Se dice que Cessair llegó a Irlanda trescientos años
antes que Partolón, cuarenta días antes del diluvio: no hay muchas naciones que
puedan remontar su historia más allá de esa fecha.
2.
Fecha
en que fue imaginada la leyenda de Cessair y Fintan.
A comienzos del siglo X, Cessair todavía no había
sido inventada. Nennius, que escribió su libro hacia mediados de ese siglo, no
.había oído hablar de ella. Según él, el primero que llegó a Irlanda fue
Partolón. Esta misma doctrina es la que se expresa en la leyenda de Tuan mac
Cairill: Hasta hoy —dice Tuan— hubo en Irlanda cinco invasiones.
Nadie ocupó Irlanda antes del diluvio.
El autor del "Lebar Gabala", que
comiénzala historia de Irlanda con la leyenda de Cessair, ha conservado por
descuido —al comienzo de la segunda sección, consagrada a Partolón— las
palabras con que comenzaba la leyenda de este héroe mítico en la época
cristiana, entre los siglos VI y X de nuestra era, antes de que fueran
inventadas las aventuras de Cessair. Esas palabras son: Nadie de la raza de
Adán ocupó Irlanda antes del diluvio. Ahora bien, unas líneas más arriba,
el mismo autor había escrito: Cessair, hija de Bith, hijo de Noé, tomó
posesión de Irlanda cuarenta días antes del diluvio. Evidentemente, no
advirtió la contradicción en que incurría.
Eochaid ua Flainn, muerto en el "984, es el más
antiguo de los autores que mencionan a Cessair. Los versos de este poeta han
sido insertados en el "Lebar Gabala", cuyo relato en prosa contiene
numerosos detalles que no figuran en el poema.
La leyenda de Cessair, tal como nos la han
transmitido Eochaid y el "Lebar Gabala", presenta gran similitud con
la de Banba, de la que se hablaba en el "Cin dromma snechta",
manuscrito del siglo XI que se ha perdido. Según ese relato, Banba sería el
nombre de una mujer que se habría establecido en Irlanda antes del diluvio.
Luego, Banba es uno de los nombres de Irlanda, que en los viejos textos
irlandeses se llama habitualmente Eriu, genitivo Erenn o Erend.
Esto explica por qué el autor desconocido que hacia
mediados del siglo XII compuso los anales irlandeses titulados "Chronicum
Scotorum", dice desde la primera página de su obra que en el año 1599 de
la creación del mundo llegó a Hibernia una muchacha griega llamada Eriu, Banba
o Cesar. Pero, agrega, las antiguas historias de Irlanda no la mencionan. Salta
a la vista que este autor tenía a su" disposición las mismas fuentes de
que se había servido Nennius, es decir, autores anteriores a Eochaid ua Flainn,
para los que la historia de Irlanda comenzaba con Partolón.
3.
Cessair
según Girauld de Cambrie y según los sabios irlandeses del siglo XVII. Opinión
de Thomas Moore.
A fines del siglo XII, el escepticismo crítico de
que hiciera gala el autor del "Chronicum Scotorum" estaba pasado de
moda. Por entonces, Girauld de Cambrie escribía su "Topographia
Hibernica". Su tesis es la contrapartida de la que enunciara el autor del
"Chronicum Scotorum". Según las historias más antiguas de Irlanda —dice
Girauld—, Caesara, nieta de Noé, al enterarse que pronto llegaría el
diluvio, resolvió hacerse a la mar y refugiarse en las islas occidentales más
alejadas, que nadie había habitado todavía: ella esperaba que Dios no enviaría
el diluvio para castigar el pecado en un lugar donde ningún pecado había sido
cometido todavía. Sin embargo, esta colonización antediluviana inspira
ciertas dudas a Girauld de Cambrie. El diluvio —dice— lo destruyó
casi todo: ¿Cómo ha podido entonces conservarse el recuerdo de Caesara y de lo
que le ocurrió? Parece que hay motivos para dudar. Pero eso sólo le atañe a los
primeros que escribieron ese relato. Lo que yo me he propuesto es relatar la
historia, no demolerla. Quizás el recuerdo de esos acontecimientos tan antiguos
haya sido guardado por una inscripción sobre piedra, ladrillo u otra materia
cualquiera. Así, por ejemplo —agrega—, la música, que fue inventada por
Jubal antes del diluvio, se conservó por medio de dos inscripciones que el
mismo Jubal grabó sobre una piedra y un ladrillo.
Girauld de Cambrie ignora o simula ignorar que
Fintan, uno de los compañeros de Cessair, escapó al diluvio y, gracias a una
vida de cinco mil años, pudo todavía, en los siglos V y VI de nuestra era,
atestiguar la autenticidad de los relatos concernientes a la historia de
Irlanda en las épocas más remotas. Los Cuatro Maestros (que, como sabemos,
terminaron su obra en 1635), tampoco dudaron en comenzar la historia de su patria
con la llegada a Irlanda de Ceasair, cuarenta días antes del diluvio
—que, según ellos y de acuerdo con la cronología de San Jerónimo, habría tenido
lugar en el año 2242 de la creación, 3.451 años a. J.C.
Keating es menos confiado. Después de relatar la
leyenda de Cessair, dice que lo hace porque la encontró en los libros antiguos;
pero que no comprende cómo ha podido ser transmitida a los pueblos que vinieron
a habitar Irlanda después del diluvio. No obstante, agrega, existen dos
posibles explicaciones. Una es que los demonios-mujer, seres aéreos a los que
se denominan hadas y que a menudo se convertían en sus esposas en la época del
paganismo, hayan contado esta historia a los irlandeses. También puede ser que
esta historia haya sido grabada sobre piedras y que, después del diluvio, esas
inscripciones hayan sido leídas por los nuevos habitantes de Irlanda. En cuanto
al Fintan que vivió después del diluvio, no podemos —dice— admitir que se trate
del mismo que existió antes de aquél. Las Escrituras nos enseñan que en el
diluvio pereció el género humano entero, salvo ocho personas, cuyos nombres nos
transmiten. Y el nombre de Fintan no figura entre ellas. Keating encontró
adeptos, y el célebre poeta irlandés Thomas Moore, el más conocido entre los
autores que escribieron la historia de Irlanda en ese siglo, declara que en la
época en que a él le ha tocado vivir se considera unánimemente a Caesara o
Cessair como un personaje fabuloso.
Esta leyenda presenta gran interés debido a que ha
sido fechada con bastante rigurosidad. Ha sido imaginada hacia mediados del
siglo XI; y, al estudiarla, podemos apreciar cómo se han apañado en Irlanda
para rejuvenecer y desarrollar la vieja leyenda céltica, reemplazando por datos
cristianos y bíblicos aquellos elementos que, en el relato primitivo, estaban
demasiado impregnados de las doctrinas del paganismo céltico.
4.
Por qué y cómo vino Cessair a establecerse en
Irlanda.
Cessair es hija de Bith; Bith es uno de los hijos de
Noé. Moisés, en el Génesis, se olvidó de hablar de Bith y de Cessair. Noé
construía el arca; Bith le envió un mensajero para rogarle que reservara un
lugar en el arca para él y su hija Cessair. Noé se negó. Y dijo a Cessair que
partieran y se dirigieran a las regiones más occidentales del mundo, donde seguramente
el diluvio no les alcanzaría.
Según un relato moderno, Cessair había abandonado el
culto del verdadero Dios, del Dios de Noé, por el culto de un ídolo; y fue ese
ídolo quien le dio el consejo de embarcarse e ir muy lejos en busca de un lugar
donde refugiarse para escapar del diluvio. Cessair partió con tres navíos, y,
después de navegar siete años y tres meses, llegó con ellos a las costas de
Irlanda, a Dun nam-Barc, en el territorio de Corco Duibne, hoy Corca Guiny. Dos
de los navíos naufragaron y sus ocupantes perecieron. Sólo los pasajeros del
tercer navío llegaron a tierra sanos y salvos. Eran Cessair, su padre Bith y
otros dos hombres, Ladru y Fintan ;y, finalmente, cincuenta muchachas.
5.
Historia de Cessair y de sus compañeros desde su
llegada a Irlanda.
Lo primero que hicieron los tres hombres fue
repartirse las mujeres. Fintan cantó esta operación en dieciséis versos en los
que da el nombre de las mujeres pertenecientes a cada uno de los tres lotes. El
suyo comprendía 18 mujeres, más Cessair. Bith y Ladru tuvieron que contentarse
con 16 mujeres cada uno.
Hacía cuarenta días que habían llegado a Irlanda
cuando empezó el diluvio. Las aguas alcanzaron sucesivamente a Ladru en la
montaña que, a causa de su nombre, fue llamada Ard Ladran; a Bith en la montaña
que recibió por su causa el nombre de Sliab Betha; y a Cessair en el lugar que,
en recuerdo suyo, fue llamado Cuil Cesra. Cessair fue la última en morir, junto
con las cincuenta jóvenes que se habían refugiado a su lado. Sólo Fintan escapó-
al azote que quitara la vida a sus dos compañeros y cincuenta y una compañeras.
Se dice que vivió hasta el séptimo año del rey Diarmait mac Cerbaill, es decir,
si admitimos la cronología del "Chronicum Scotorum", hasta el año 551
de nuestra era.
6.
Los
poemas de Fintan.
Durante ese largo espacio de tiempo, Fintan fue
testigo de numerosos acontecimientos. Se le atribuyen varios poemas sobre los
hechos más antiguos de la historia irlandesa. A continuación traducimos uno de
los principales:
Sí se me interroga sobre Irlanda, conozco y puedo
contar con placer todas las conquistas de que ésta fuera objeto desde el origen
del mundo seductor. De Oriente vino Cessair, una mujer, hija de Bith, con sus
cincuenta muchachas, con sus tres hombres. El diluvio alcanzó a Bith en su
montaña sin misterio; a Ladru en Ard Ladrann; a Cessair en Cul Cesra. En cuanto
a mi, permanecí durante un año sumido en un sueño muy bueno, mientras a mi
alrededor el diluvio hacía crecer las olas poderosas. Después encontré mi
camino sobre el agua aquí en Irlanda, hasta que Partolón vino de Oriente, de la
tierra de los griegos. Luego, aquí, en Irlanda, disfruté del descanso: Irlanda
estuvo vacía hasta que llegó el hijo de Agnoman, Nemed, el de las costumbres
brillantes. Mucho después vinieron los Fir Bolg y los Fir Galian, y también los
Fir Domnann; desembarcaron en Eris, al oeste. Después llegaron los Tuatha De
Danann en su capucha de niebla. Viví con ellos largo tiempo, si bien ésa es una
época muy remota. Después vinieron de España y del Sur los hijos de Milé. Viví
con ellos: sus combates eran poderosos. No oculto que mi edad era muy avanzada
cuando la fe pura me fue enviada por el rey del cielo nuboso. Soy el bello
Fintan, hijo de Bochra: lo digo con orgullo. Después de que vino el diluvio soy
en Irlanda un importante personaje.
También se le atribuyen a Fintan poemas sobre la
división de Irlanda en cinco grandes provincias; sobre las pequeñas
circunscripciones llamadas Triochaced, sobre la cuestión de saber
quiénes introdujeron por primera vez en Irlanda diversas especies de animales,
etcétera. Uno de los más curiosos de estos poemas relata la conversación que
Fintan mantuvo un día con una vieja águila de la isla de Aicil acerca de la
historia más antigua de Irlanda.
7.
Fintan: 1° en los tiempos de la primera batalla
mitológica de Mag Tured; 2° bajo el reinado de Diarmait mac Cerbaill, siglo VI
de nuestra era.
Cuando fue imaginada la primera de las dos batallas
de Mag Tured, en la que los Tuatha De Danann habrían vencido a los Fir Bolg, la
leyenda de Fintan ya existía. Antes de la primera batalla de Mag Tured los Fir
Bolg consultaron a Fintan, cuya larga experiencia apreciaban. En esta batalla
participaron y perecieron hijos de Fintan.
Finalmente, hacia mediados del siglo VI de nuestra
era, Fintan fue llamado a intervenir como testigo en un proceso entre el rey
Diarmait, hijo de Cerball, y los descendientes del rey Niall el de los nueve
rehenes, quienes por entonces se encontraban establecidos en la pequeña
provincia de Mide, que hoy forma los dos condados de Meath y Westmeath. Los
descendientes de Niall se quejaban de la excesiva extensión que había tomado
últimamente —según ellos, en perjuicio suyo— el dominio real de Tara, situado
en el condado de Meath. El rey les preguntó si podían aportar testigos que
probaran que el dominio real de Tara había sido antaño menos considerable.
Entonces ellos enviaron a buscar a los hombres más ancianos e inteligentes del
país. Fueron encontrados nueve, entre los que se contaban Cennfaelad, entonces
arzobispo de Armagh, y Tuan mac Cairill, el famoso compañero de Partolón, único
sobreviviente de la colonia que aquél había traído consigo. Cinco de esos
viejos sabios comparecieron ante la corte del rey, pero se negaron a
pronunciarse sobre la cuestión en litigio en tanto no hubiera sido consultado
su decano. Ahora bien, ese decano era Fintan, hijo de Bochra, el compañero de
la antediluviana Cessair, muy superior a todos ellos tanto en edad como en
sabiduría. Fueron a buscar a Fintan, que por entonces moraba en Dun Tulcha, en
el condado de Kerry. Fintan no se hizo rogar. Llegó al palacio con un numeroso
cortejo. Le precedían nueve grupos de hombres, y le seguían otros tantos: eran
sus descendientes. El rey y su pueblo lo acogieron cordialmente, y, cuando hubo
reposado un poco, les relató su maravillosa historia, así como la de Tara desde
su misma fundación. Sus oyentes le pidieron que, mediante un ejemplo, les
demostrara el grado de confianza que merecía su memoria.
Con mucho gusto —respondió
Fintan—. Un día atravesé un bosque en el Munster occidental. Recogí una baya
roja de tejo y la planté en el jardín de mi casa. La semilla germinó y produjo
un tejo que alcanzó el tamaño de un hombre. Entonces quité este árbol del
jardín y lo transplanté al prado al que miraba mi cuarto. Creció hasta ser
capaz de abrigar bajo su follaje a cien guerreros y protegerlos contra el
viento, la lluvia, el frío y el calor. Juntos vivimos, el tejo y yo, hasta que,
muerto de vejez, el árbol perdió todas sus hojas. Para no desperdiciarlo, lo corté
y, con la madera de su tronco, fabriqué siete cubas grandes, siete cubas
medianas y siete cubas pequeñas, siete mantequeras, siete jarros grandes, siete
jarros medianos y siete jarros pequeños, es decir, cuarenta y nueve recipientes
de siete dimensiones distintas, para construir los cuales ese árbol me proveyó
tanto de las duelas como de los aros. Utilicé esos recipientes de tejo durante
mucho tiempo, pero por fin envejecieron tanto que sus aros cayeron. Entonces me
puse de nuevo al trabajo: de las cubas grandes hice cubas medianas; de las
cubas medianas hice cubas pequeñas; de las cubas pequeñas hice mantequeras; de
las mantequeras, grandes jarros; de los jarros grandes, jarros medianos; de los
jarros medianos, jarros pequeños. Pero hoy, de todos esos recipientes, sólo
queda el polvo —que ignoro dónde ha ido a parar.
Esta leyenda no figura en ningún manuscrito anterior
al siglo XIV. Pero es seguro que, por lo menos en cuanto a sus rasgos
fundamentales, existía ya desde tres siglos antes, puesto que se la menciona en
el "Lebar Gabala", el "Libro de las invasiones", que parece
remontarse al siglo XI.
8.
Los tres desdoblamientos de Fintan. San Caillin, su
alumno: conclusión.
A los teólogos escrupulosos les costaba mucho
admitir como auténtica la historia de este hombre extraordinario que habría
escapado al diluvio sin haber, no obstante, entrado en el arca. Pero Fintan
tuvo audaces partidarios que sostuvieron que este prodigioso irlandés no había
sido el único en gozar de tan buena suerte.
Según ellos, a cada uno de los puntos cardinales
—Este, Oeste, Norte y Sur— le correspondió un hombre. Ha habido cuatro hombres
destinados a relatar los acontecimientos maravillosos y las viejas historias
sucedidas en el mundo. Dos nacieron antes del diluvio y escaparon de él: uno es
Fintan, hijo de Bochra, hijo de Lamech, a quien le correspondieron las
historias de España e Irlanda, es decir, de Occidente, y que vivió 5.550 años,
50 antes del diluvio y 5.500 después de él. El otro es Fors, hijo de Electra,
hijo de Seth, hijo de Adán. Este tuvo por misión observar los sucesos que
tuvieron lugar en Oriente; vivió cinco mil años y murió en Jerusalén, bajo el
emperador Augusto, el mismo año en que nació Jesús. Los otros dos son un nieto
de Jafet y un biznieto de Cham. El primero, a quien le había correspondido el
Norte, murió a orillas del Araxe en el año 15° del emperador Tiberio, después
de haber vivido cuatro mil años. El segundo, encargado de la conservación de
los relatos que concernían al Sur, murió en Córcega en la época en que Cormac,
hijo de Art, era rey supremo de Irlanda, es decir, en el siglo II de nuestra
era. Esta audaz leyenda fue transcrita hacia el año 1100 en el "Leabhar na
h-Uidhre".
Más tarde, un escritor más tímido, sin borrar a
Fintan de la lista de los hombres célebres de Irlanda, y sin borrar de los
anales de Irlanda la leyenda de Cessair, convirtió a Fintan en maestro de San
Caillin. Este piadoso personaje recibió las lecciones de Fintan durante cien
años. Siguiendo los consejos de su sabio profesor, fue a completar su educación
en Roma, donde pasó dos siglos. Volvió a Irlanda en tiempos de San Patricio, y
fue entonces cuando, profetizando, dio a conocer la lista de los reyes que
reinarían en Irlanda desde la muerte de Diarmait hasta el fin del mundo y el momento
del Juicio Final.
Esta extraña composición fue escrita hacia fines del
siglo XIII. Nos ofrece la última evolución de la leyenda de Fintan. Esta
leyenda, como la de Cessair, de la que constituye un accesorio, no pertenece en
absoluto a la mitología céltica: ambas son creaciones de la Irlanda cristiana.
Pero su interés consiste en que han sido inspiradas por la leyenda de Partolón
y de Tuan mac Cairill, en la que, a pesar de los ornamentos y adiciones
eruditas con que la han desarrollado y alterado la imaginación y la ciencia
irlandesas en la época cristiana, existe no obstante un claro fondo de
mitología céltica. Hemos establecido que las aventuras de Cessair y Fintan
fueron inventadas, probablemente, hacia fines del siglo X. La fecha de esta
nueva composición, próxima a la época en que los irlandeses se imponen
definitivamente en las luchas contra sus conquistadores escandinavos, resulta
tan digna de atención como los procedimientos con ayuda de los cuales nació y
se desarrolló este relato, originalmente céltico.
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