jueves, 14 de diciembre de 2017

CESSAIR, DESDOBLAMIENTO DE PARTOLON. FINTAN, DESDOBLAMIENTO DE TUAN MAC CAIRILL.

1.  Comparación de las leyendas de Pañolón y Tuan con las de Cessair y Fintan. 2.  Fecha en que fue imaginada la leyenda de Cessair y Fintan. 3. Cessair según Girauld de Cambrie y según los sabios irlandeses del siglo XVII. Opinión de Thomas Moore. 4. Por qué y cómo vino Cessair a establecerse en Irlanda. 5. Historia de Cessair y de sus compañeros desde su llegada a Irlanda. 6. Los poemas de Fintan. 7. Fintan: 1° en los tiempos de la primera batalla mitológica de Mag Tured; 2° bajo el reinado de Diarmait mac Cerbaill, siglo VI de nuestra era. 8.  Los tres desdoblamientos de  Fintan. San Caillin, su alumno: conclusión.


1.

Comparación de las leyendas de Partolón y Tuan con las de Cessair y Fintan.


En la epopeya irlandesa, tal como ha llegado hasta nosotros, existe un cierto número de narraciones relativamente modernas cuyo tema ha sido tomado de leyendas más antiguas; al cambiar los nombres y modificar algunos detalles accesorios, el autor ha sabido imprimir el encanto de la novedad en una composición antigua que ya empezaba a cansar a los oyentes. Todas las literaturas, y especialmente las épicas, nos ofrecen numerosos ejemplos de este mismo proceder.
La leyenda de Cessair —que los cronólogos irlandeses sitúan al principio de la historia de Irlanda, en una época anterior a la de Partolón—, es una obra cristiana que probablemente fue imaginada hacia la segunda mitad del siglo X y que se inspira en una combinación del Génesis y la leyenda de Partolón. Cessair es una nieta de Noé que llegó a Irlanda cuarenta días antes del diluvio y que, junto con todos sus compañeros, pereció sumergida por las aguas. Sólo uno se salvó: Fintan, quien, por obra de un extraordinario milagro, vivió varios miles de años y, según se cree, fue testigo en un proceso llevado a cabo en el transcurso del siglo VI de nuestra era.
Evidentemente, Fintan es un desdoblamiento de Tuan; pero aunque lo copia, resulta superior a aquél en todos los aspectos. No sufrió deshonrosas metamorfosis; su alma no habitó en cuerpos de animales; y, mientras que Tuan sólo vivió 1.500 años, Fintan llegó a los 5.000. Si Irlanda ya estaba orgullosa de Tuan, cuánto más no lo estaría de haber sido habitada por un hombre tan prodigioso como Fintan.
En cuanto a Cessair, posee respecto de Partolón esa superioridad de interés que las mujeres han despertado siempre sobre el sexo fuerte y feo cuya vida embellecen. En la época de su nacimiento literario, Cessair tuvo sobre el viejo Partolón esa irresistible supremacía de la novedad que es idéntica al encanto de la juventud; y, al mismo tiempo, por una singular contradicción, venía a envejecer en tres siglos los inicios de la historia de Irlanda. Desde luego, esta extensión de su antigüedad sumaba títulos al orgullo nacional irlandés.
Se dice que Cessair llegó a Irlanda trescientos años antes que Partolón, cuarenta días antes del diluvio: no hay muchas naciones que puedan remontar su historia más allá de esa fecha.

2.

Fecha en que fue imaginada la leyenda de Cessair y Fintan.


A comienzos del siglo X, Cessair todavía no había sido inventada. Nennius, que escribió su libro hacia mediados de ese siglo, no .había oído hablar de ella. Según él, el primero que llegó a Irlanda fue Partolón. Esta misma doctrina es la que se expresa en la leyenda de Tuan mac Cairill: Hasta hoy —dice Tuan— hubo en Irlanda cinco invasiones. Nadie ocupó Irlanda antes del diluvio.
El autor del "Lebar Gabala", que comiénzala historia de Irlanda con la leyenda de Cessair, ha conservado por descuido —al comienzo de la segunda sección, consagrada a Partolón— las palabras con que comenzaba la leyenda de este héroe mítico en la época cristiana, entre los siglos VI y X de nuestra era, antes de que fueran inventadas las aventuras de Cessair. Esas palabras son: Nadie de la raza de Adán ocupó Irlanda antes del diluvio. Ahora bien, unas líneas más arriba, el mismo autor había escrito: Cessair, hija de Bith, hijo de Noé, tomó posesión de Irlanda cuarenta días antes del diluvio. Evidentemente, no advirtió la contradicción en que incurría.
Eochaid ua Flainn, muerto en el "984, es el más antiguo de los autores que mencionan a Cessair. Los versos de este poeta han sido insertados en el "Lebar Gabala", cuyo relato en prosa contiene numerosos detalles que no figuran en el poema.
La leyenda de Cessair, tal como nos la han transmitido Eochaid y el "Lebar Gabala", presenta gran similitud con la de Banba, de la que se hablaba en el "Cin dromma snechta", manuscrito del siglo XI que se ha perdido. Según ese relato, Banba sería el nombre de una mujer que se habría establecido en Irlanda antes del diluvio. Luego, Banba es uno de los nombres de Irlanda, que en los viejos textos irlandeses se llama habitualmente Eriu, genitivo Erenn o Erend.
Esto explica por qué el autor desconocido que hacia mediados del siglo XII compuso los anales irlandeses titulados "Chronicum Scotorum", dice desde la primera página de su obra que en el año 1599 de la creación del mundo llegó a Hibernia una muchacha griega llamada Eriu, Banba o Cesar. Pero, agrega, las antiguas historias de Irlanda no la mencionan. Salta a la vista que este autor tenía a su" disposición las mismas fuentes de que se había servido Nennius, es decir, autores anteriores a Eochaid ua Flainn, para los que la historia de Irlanda comenzaba con Partolón.

3.

Cessair según Girauld de Cambrie y según los sabios irlandeses del siglo XVII. Opinión de Thomas Moore.


A fines del siglo XII, el escepticismo crítico de que hiciera gala el autor del "Chronicum Scotorum" estaba pasado de moda. Por entonces, Girauld de Cambrie escribía su "Topographia Hibernica". Su tesis es la contrapartida de la que enunciara el autor del "Chronicum Scotorum". Según las historias más antiguas de Irlanda —dice Girauld—, Caesara, nieta de Noé, al enterarse que pronto llegaría el diluvio, resolvió hacerse a la mar y refugiarse en las islas occidentales más alejadas, que nadie había habitado todavía: ella esperaba que Dios no enviaría el diluvio para castigar el pecado en un lugar donde ningún pecado había sido cometido todavía. Sin embargo, esta colonización antediluviana inspira ciertas dudas a Girauld de Cambrie. El diluvio —dice— lo destruyó casi todo: ¿Cómo ha podido entonces conservarse el recuerdo de Caesara y de lo que le ocurrió? Parece que hay motivos para dudar. Pero eso sólo le atañe a los primeros que escribieron ese relato. Lo que yo me he propuesto es relatar la historia, no demolerla. Quizás el recuerdo de esos acontecimientos tan antiguos haya sido guardado por una inscripción sobre piedra, ladrillo u otra materia cualquiera. Así, por ejemplo —agrega—, la música, que fue inventada por Jubal antes del diluvio, se conservó por medio de dos inscripciones que el mismo Jubal grabó sobre una piedra y un ladrillo.
Girauld de Cambrie ignora o simula ignorar que Fintan, uno de los compañeros de Cessair, escapó al diluvio y, gracias a una vida de cinco mil años, pudo todavía, en los siglos V y VI de nuestra era, atestiguar la autenticidad de los relatos concernientes a la historia de Irlanda en las épocas más remotas. Los Cuatro Maestros (que, como sabemos, terminaron su obra en 1635), tampoco dudaron en comenzar la historia de su patria con la llegada a Irlanda de Ceasair, cuarenta días antes del diluvio —que, según ellos y de acuerdo con la cronología de San Jerónimo, habría tenido lugar en el año 2242 de la creación, 3.451 años a. J.C.
Keating es menos confiado. Después de relatar la leyenda de Cessair, dice que lo hace porque la encontró en los libros antiguos; pero que no comprende cómo ha podido ser transmitida a los pueblos que vinieron a habitar Irlanda después del diluvio. No obstante, agrega, existen dos posibles explicaciones. Una es que los demonios-mujer, seres aéreos a los que se denominan hadas y que a menudo se convertían en sus esposas en la época del paganismo, hayan contado esta historia a los irlandeses. También puede ser que esta historia haya sido grabada sobre piedras y que, después del diluvio, esas inscripciones hayan sido leídas por los nuevos habitantes de Irlanda. En cuanto al Fintan que vivió después del diluvio, no podemos —dice— admitir que se trate del mismo que existió antes de aquél. Las Escrituras nos enseñan que en el diluvio pereció el género humano entero, salvo ocho personas, cuyos nombres nos transmiten. Y el nombre de Fintan no figura entre ellas. Keating encontró adeptos, y el célebre poeta irlandés Thomas Moore, el más conocido entre los autores que escribieron la historia de Irlanda en ese siglo, declara que en la época en que a él le ha tocado vivir se considera unánimemente a Caesara o Cessair como un personaje fabuloso.
Esta leyenda presenta gran interés debido a que ha sido fechada con bastante rigurosidad. Ha sido imaginada hacia mediados del siglo XI; y, al estudiarla, podemos apreciar cómo se han apañado en Irlanda para rejuvenecer y desarrollar la vieja leyenda céltica, reemplazando por datos cristianos y bíblicos aquellos elementos que, en el relato primitivo, estaban demasiado impregnados de las doctrinas del paganismo céltico.

4.

Por qué y cómo vino Cessair a establecerse en Irlanda.


Cessair es hija de Bith; Bith es uno de los hijos de Noé. Moisés, en el Génesis, se olvidó de hablar de Bith y de Cessair. Noé construía el arca; Bith le envió un mensajero para rogarle que reservara un lugar en el arca para él y su hija Cessair. Noé se negó. Y dijo a Cessair que partieran y se dirigieran a las regiones más occidentales del mundo, donde seguramente el diluvio no les alcanzaría.
Según un relato moderno, Cessair había abandonado el culto del verdadero Dios, del Dios de Noé, por el culto de un ídolo; y fue ese ídolo quien le dio el consejo de embarcarse e ir muy lejos en busca de un lugar donde refugiarse para escapar del diluvio. Cessair partió con tres navíos, y, después de navegar siete años y tres meses, llegó con ellos a las costas de Irlanda, a Dun nam-Barc, en el territorio de Corco Duibne, hoy Corca Guiny. Dos de los navíos naufragaron y sus ocupantes perecieron. Sólo los pasajeros del tercer navío llegaron a tierra sanos y salvos. Eran Cessair, su padre Bith y otros dos hombres, Ladru y Fintan ;y, finalmente, cincuenta muchachas.

5.

Historia de Cessair y de sus compañeros desde su llegada a Irlanda.


Lo primero que hicieron los tres hombres fue repartirse las mujeres. Fintan cantó esta operación en dieciséis versos en los que da el nombre de las mujeres pertenecientes a cada uno de los tres lotes. El suyo comprendía 18 mujeres, más Cessair. Bith y Ladru tuvieron que contentarse con 16 mujeres cada uno.
Hacía cuarenta días que habían llegado a Irlanda cuando empezó el diluvio. Las aguas alcanzaron sucesivamente a Ladru en la montaña que, a causa de su nombre, fue llamada Ard Ladran; a Bith en la montaña que recibió por su causa el nombre de Sliab Betha; y a Cessair en el lugar que, en recuerdo suyo, fue llamado Cuil Cesra. Cessair fue la última en morir, junto con las cincuenta jóvenes que se habían refugiado a su lado. Sólo Fintan escapó- al azote que quitara la vida a sus dos compañeros y cincuenta y una compañeras. Se dice que vivió hasta el séptimo año del rey Diarmait mac Cerbaill, es decir, si admitimos la cronología del "Chronicum Scotorum", hasta el año 551 de nuestra era.

6.

Los poemas de Fintan.


Durante ese largo espacio de tiempo, Fintan fue testigo de numerosos acontecimientos. Se le atribuyen varios poemas sobre los hechos más antiguos de la historia irlandesa. A continuación traducimos uno de los principales:
se me interroga sobre Irlanda, conozco y puedo contar con placer todas las conquistas de que ésta fuera objeto desde el origen del mundo seductor. De Oriente vino Cessair, una mujer, hija de Bith, con sus cincuenta muchachas, con sus tres hombres. El diluvio alcanzó a Bith en su montaña sin misterio; a Ladru en Ard Ladrann; a Cessair en Cul Cesra. En cuanto a mi, permanecí durante un año sumido en un sueño muy bueno, mientras a mi alrededor el diluvio hacía crecer las olas poderosas. Después encontré mi camino sobre el agua aquí en Irlanda, hasta que Partolón vino de Oriente, de la tierra de los griegos. Luego, aquí, en Irlanda, disfruté del descanso: Irlanda estuvo vacía hasta que llegó el hijo de Agnoman, Nemed, el de las costumbres brillantes. Mucho después vinieron los Fir Bolg y los Fir Galian, y también los Fir Domnann; desembarcaron en Eris, al oeste. Después llegaron los Tuatha De Danann en su capucha de niebla. Viví con ellos largo tiempo, si bien ésa es una época muy remota. Después vinieron de España y del Sur los hijos de Milé. Viví con ellos: sus combates eran poderosos. No oculto que mi edad era muy avanzada cuando la fe pura me fue enviada por el rey del cielo nuboso. Soy el bello Fintan, hijo de Bochra: lo digo con orgullo. Después de que vino el diluvio soy en Irlanda un importante personaje.
También se le atribuyen a Fintan poemas sobre la división de Irlanda en cinco grandes provincias; sobre las pequeñas circunscripciones llamadas Triochaced, sobre la cuestión de saber quiénes introdujeron por primera vez en Irlanda diversas especies de animales, etcétera. Uno de los más curiosos de estos poemas relata la conversación que Fintan mantuvo un día con una vieja águila de la isla de Aicil acerca de la historia más antigua de Irlanda.

7.

Fintan: 1° en los tiempos de la primera batalla mitológica de Mag Tured; 2° bajo el reinado de Diarmait mac Cerbaill, siglo VI de nuestra era.


Cuando fue imaginada la primera de las dos batallas de Mag Tured, en la que los Tuatha De Danann habrían vencido a los Fir Bolg, la leyenda de Fintan ya existía. Antes de la primera batalla de Mag Tured los Fir Bolg consultaron a Fintan, cuya larga experiencia apreciaban. En esta batalla participaron y perecieron hijos de Fintan.
Finalmente, hacia mediados del siglo VI de nuestra era, Fintan fue llamado a intervenir como testigo en un proceso entre el rey Diarmait, hijo de Cerball, y los descendientes del rey Niall el de los nueve rehenes, quienes por entonces se encontraban establecidos en la pequeña provincia de Mide, que hoy forma los dos condados de Meath y Westmeath. Los descendientes de Niall se quejaban de la excesiva extensión que había tomado últimamente —según ellos, en perjuicio suyo— el dominio real de Tara, situado en el condado de Meath. El rey les preguntó si podían aportar testigos que probaran que el dominio real de Tara había sido antaño menos considerable. Entonces ellos enviaron a buscar a los hombres más ancianos e inteligentes del país. Fueron encontrados nueve, entre los que se contaban Cennfaelad, entonces arzobispo de Armagh, y Tuan mac Cairill, el famoso compañero de Partolón, único sobreviviente de la colonia que aquél había traído consigo. Cinco de esos viejos sabios comparecieron ante la corte del rey, pero se negaron a pronunciarse sobre la cuestión en litigio en tanto no hubiera sido consultado su decano. Ahora bien, ese decano era Fintan, hijo de Bochra, el compañero de la antediluviana Cessair, muy superior a todos ellos tanto en edad como en sabiduría. Fueron a buscar a Fintan, que por entonces moraba en Dun Tulcha, en el condado de Kerry. Fintan no se hizo rogar. Llegó al palacio con un numeroso cortejo. Le precedían nueve grupos de hombres, y le seguían otros tantos: eran sus descendientes. El rey y su pueblo lo acogieron cordialmente, y, cuando hubo reposado un poco, les relató su maravillosa historia, así como la de Tara desde su misma fundación. Sus oyentes le pidieron que, mediante un ejemplo, les demostrara el grado de confianza que merecía su memoria.
Con mucho gusto —respondió Fintan—. Un día atravesé un bosque en el Munster occidental. Recogí una baya roja de tejo y la planté en el jardín de mi casa. La semilla germinó y produjo un tejo que alcanzó el tamaño de un hombre. Entonces quité este árbol del jardín y lo transplanté al prado al que miraba mi cuarto. Creció hasta ser capaz de abrigar bajo su follaje a cien guerreros y protegerlos contra el viento, la lluvia, el frío y el calor. Juntos vivimos, el tejo y yo, hasta que, muerto de vejez, el árbol perdió todas sus hojas. Para no desperdiciarlo, lo corté y, con la madera de su tronco, fabriqué siete cubas grandes, siete cubas medianas y siete cubas pequeñas, siete mantequeras, siete jarros grandes, siete jarros medianos y siete jarros pequeños, es decir, cuarenta y nueve recipientes de siete dimensiones distintas, para construir los cuales ese árbol me proveyó tanto de las duelas como de los aros. Utilicé esos recipientes de tejo durante mucho tiempo, pero por fin envejecieron tanto que sus aros cayeron. Entonces me puse de nuevo al trabajo: de las cubas grandes hice cubas medianas; de las cubas medianas hice cubas pequeñas; de las cubas pequeñas hice mantequeras; de las mantequeras, grandes jarros; de los jarros grandes, jarros medianos; de los jarros medianos, jarros pequeños. Pero hoy, de todos esos recipientes, sólo queda el polvo —que ignoro dónde ha ido a parar.
Esta leyenda no figura en ningún manuscrito anterior al siglo XIV. Pero es seguro que, por lo menos en cuanto a sus rasgos fundamentales, existía ya desde tres siglos antes, puesto que se la menciona en el "Lebar Gabala", el "Libro de las invasiones", que parece remontarse al siglo XI.

8.

Los tres desdoblamientos de Fintan. San Caillin, su alumno: conclusión.


A los teólogos escrupulosos les costaba mucho admitir como auténtica la historia de este hombre extraordinario que habría escapado al diluvio sin haber, no obstante, entrado en el arca. Pero Fintan tuvo audaces partidarios que sostuvieron que este prodigioso irlandés no había sido el único en gozar de tan buena suerte.
Según ellos, a cada uno de los puntos cardinales —Este, Oeste, Norte y Sur— le correspondió un hombre. Ha habido cuatro hombres destinados a relatar los acontecimientos maravillosos y las viejas historias sucedidas en el mundo. Dos nacieron antes del diluvio y escaparon de él: uno es Fintan, hijo de Bochra, hijo de Lamech, a quien le correspondieron las historias de España e Irlanda, es decir, de Occidente, y que vivió 5.550 años, 50 antes del diluvio y 5.500 después de él. El otro es Fors, hijo de Electra, hijo de Seth, hijo de Adán. Este tuvo por misión observar los sucesos que tuvieron lugar en Oriente; vivió cinco mil años y murió en Jerusalén, bajo el emperador Augusto, el mismo año en que nació Jesús. Los otros dos son un nieto de Jafet y un biznieto de Cham. El primero, a quien le había correspondido el Norte, murió a orillas del Araxe en el año 15° del emperador Tiberio, después de haber vivido cuatro mil años. El segundo, encargado de la conservación de los relatos que concernían al Sur, murió en Córcega en la época en que Cormac, hijo de Art, era rey supremo de Irlanda, es decir, en el siglo II de nuestra era. Esta audaz leyenda fue transcrita hacia el año 1100 en el "Leabhar na h-Uidhre".
Más tarde, un escritor más tímido, sin borrar a Fintan de la lista de los hombres célebres de Irlanda, y sin borrar de los anales de Irlanda la leyenda de Cessair, convirtió a Fintan en maestro de San Caillin. Este piadoso personaje recibió las lecciones de Fintan durante cien años. Siguiendo los consejos de su sabio profesor, fue a completar su educación en Roma, donde pasó dos siglos. Volvió a Irlanda en tiempos de San Patricio, y fue entonces cuando, profetizando, dio a conocer la lista de los reyes que reinarían en Irlanda desde la muerte de Diarmait hasta el fin del mundo y el momento del Juicio Final.

Esta extraña composición fue escrita hacia fines del siglo XIII. Nos ofrece la última evolución de la leyenda de Fintan. Esta leyenda, como la de Cessair, de la que constituye un accesorio, no pertenece en absoluto a la mitología céltica: ambas son creaciones de la Irlanda cristiana. Pero su interés consiste en que han sido inspiradas por la leyenda de Partolón y de Tuan mac Cairill, en la que, a pesar de los ornamentos y adiciones eruditas con que la han desarrollado y alterado la imaginación y la ciencia irlandesas en la época cristiana, existe no obstante un claro fondo de mitología céltica. Hemos establecido que las aventuras de Cessair y Fintan fueron inventadas, probablemente, hacia fines del siglo X. La fecha de esta nueva composición, próxima a la época en que los irlandeses se imponen definitivamente en las luchas contra sus conquistadores escandinavos, resulta tan digna de atención como los procedimientos con ayuda de los cuales nació y se desarrolló este relato, originalmente céltico.

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