jueves, 14 de diciembre de 2017

Don Roque y los cazadores

Lindando el río Paraná, iban dos cazadores con sus perros con la intención de cazar algunos carpinchos y nutrias.
Por el camino se encontraron con la casa de don Roque, un formoseño que vivía en compañía de varios perros.
Don Roque amaba mucho a los animales, no soportaba que se los maltratara y al ver a los cazadores les preguntó:
—¿Qué andan haciendo por aquí?
—Cazando animales pero sin resultado —le respondieron; ya es mediodía, ni siquiera cazamos un carpincho y tenemos hambre, ¿usted nos podría dar algo?
—Tengo comida si quieren —y acariciando a los perros preguntó—: ¿y a estos qué les dan?
—Huesos nomás.
—¿Les gustan?
—Sí, cómo no les van a gustar.
—Está bien —dijo don Roque y entró en la casa.
Al rato salió con dos fuentes, una con carne y la otra con huesos. La de carne se la dio a los perros y la de huesos a los cazadores.
—¿Qué nos da? —preguntaron asombrados—. ¿Huesos? ¡Cómo vamos a comer eso!
—Si a los perros les gusta, por qué no les va a gustar a ustedes —les contestó don Roque—. ¿No ven que a los perros también les gusta la carne?

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