Mucha es la nostalgia que cae con todo su peso sobre el
corazón de Paragua. Guarasyáva hasta aquel momento desconocía la pena que su
marido no había podido superar. Fue en un atardecer en el cual mbaeveraguasu
brillaba más que nunca cuando Paragua le contó sus cuitas. Guarasyáva reprochó
a su esposo el no habérselo dicho antes, pero luego comprendió su silencio y le
apoyó en lo que él quería hacer ahora.
“Partir para reencontrarme con Amaraso es lo que quiero
ahora. Tal vez eso calme un poco mis penas y termine con mis quebrantos”.
Paragua no imaginaba que volvería a su terruño natal y que ya no volvería a ver
la bella ciudad que había construido con Tume Arandu y Arekaja.
Pero el poeta hoy está de buen humor y no quiere transitar
largos caminos ni contar historias de travesías gigantescas como fue aquella
sino ir directamente al grano. Una vez en Amarasoia, Paragua y su esposa fueron
víctimas de las chanzas del más pequeño de sus sobrinos que por entonces se
llamaba Toryja.
Entabló conversación Paragua con el más pequeño de los hijos
de Amaraso, uno al que apodaban Toryja. Toryja era un gran mentiroso, poseía la
admirada capacidad de inventar historias de todo tipo. No pasó mucho tiempo de
charla y ya Paragua se hallaba completamente enredado con la conversación de
aquel chiquillo. Le contó historias fantásticas y le invitó a visitar el lugar
donde todas las tardes se dejaba ver un Ypóra de tres cabezas. Paragua creyó en
su pequeño sobrino y se dejó guiar, pero después de andar durante horas se dio
cuenta de que se trataba de una broma y recriminó duramente al muchachito por
su comportamiento. Paragua amenazó con castigar a Toryja si no le llevaba de
regreso. En esa discusión estaban cuando apareció un tigre y se abalanzó sobre
Paragua. Desesperado, el hombre pidió al sobrino que buscara auxilio, pero el
niño se quedó mirando la escena impávido primero y luego abandonó su tío a su
suerte y volvió a la aldea.
Al llegar a la aldea, Toryja inventó una historia en la que
su tío se había quedado con unas amables mujeres que lo llevaron a su casa y
que no había querido regresar. Guarasyáva entonces le prometió al chiquillo una
buena propina si le llevaba hasta esa casa donde se había quedado Paragua. El
niño aceptó gustoso y de inmediato se pusieron en camino. Muchas horas después,
se sentaron a descansar a orillas de un hermoso lago. Habían andado una gran
distancia. Guarasyáva cayó en la cuenta del engaño y se puso a llorar
desconsolada. En ese momento apareció ante ella una enorme serpiente lista para
atacarla. Guarasyáva huyó de inmediato pero con tanta mala suerte que fue a
enredarse en medio de un espinar. Salir de allí sin lastimarse feamente era
imposible. Ni siquiera la serpiente se animó a entrar, y Guarasyáva quedó
atrapada allí. Toryja no hacía caso de los gritos de su tía pero pensaba en
alguna solución. “Si con un susto enorme fue a meterse allí, con otro susto
podrá salir”, se dijo para sí el chiquilín y prendió fuego al espinar. Ardían
las ramas chisporroteando y presa del terror, Guarasyáva salió de aquel lugar.
¡Lo había logrado! No se puede decir que el remedio fuera peor que la
enfermedad pero le andaba cerca. Guarasyáva salió arañada y chamuscada de aquel
sitio tan parecido al infierno, pero al menos pudo regresar a la aldea.
Tupinambá escuchó el relato de su hermana que iba
recorriendo sus desventuras con lujo de detalles y tuvo que apenarse con ella.
Los aprietos en los que Toryja le había puesto eran realmente graciosos y, como
había regresado sana y salva, el rostro chamuscado y el cuerpo así tiznado
provocaron la risa en Tupinamba. ¿Cómo le había creído a aquel chiquillo
malcriado?
Pero la sorpresa mayor de la aldea fue ver llegar a Paragua.
Cansado, arañado por las garras del tigre y sucio penetró en la aldea. Lo
primero que quería hacer Paragua era castigar al mocoso que le había estado
tomando el pelo todo el tiempo. Tupinamba se interpuso a Paragua y le explicó
la desventura de su esposa. “Nos ha tomado del pelo a todos”, dijo Paragua y la
aldea entera estalló en una carcajada. Los mismos protagonistas de las
desgracias no pudieron contener la risa festejando la habilidad del chico para
tender trampas, mentir e inventar historias.
Toryja marchó en la comitiva que su padre y Paragua
organizaron en busca de Halánte, su ciudad natal, perdida entre las aguas del
mar. Muchos años anduvo Toryja con su padre y su tío en busca de la perdida
Halánte, hasta que los dos hombres encontraron al fin la ciudad de sus
nostalgias y se recogieron en ella que yacía en el fondo del mar. Toryja, único
sobreviviente de aquella expedición regresó a Amarasoia, la tierra de su padre
con cientos de historias que contar.
“¡Traigan primero algo para comer!” decía Toryja sentado en
una especie de trono que le prepararon cuando arribó a la aldea de su madre.
Toryja con su estilo fuera de juicio pedía y pedía. “Coloquen una hamaca y
háganme descansar columpiándome. Que me hamaquen las más hermosas doncellas de
la aldea. Traigan un poco de chicha para beber. Quiero estar alegre para así
contarles mejor las aventuras de nuestra expedición”.
Las indias que le rodeaban se reían de él y remedaban su
forma de pedir. “Pedir y pedir, pedir más es lo único que sabe el
indiecito...”, le decían al oído. “Es tan insaciable que desde hoy le
llamaremos Perurima”, dijo una de ellas en voz bien alta.
Tres días estuvo pidiendo y pidiendo. Cuando el recién
“bautizado” Perurima se sintió satisfecho, recién ahí comenzó el relato.
Perurima se hizo famoso en poco tiempo y de todos lados llegaban gentes que le
pagaban para que les relate aquellas fabulosas historias. Perurima se hizo un
experto en la narración. Dominaba aquellos pasajes en los que la emotividad o
la comicidad se hacían protagonistas llevando a los oyentes a prorrumpir en
llanto o a desternillarse de risa según fuera el caso.
Días después Perurima decidió irse con su tía Guarasyáva a
conocer Mbaeveraguasu. Allí llegó a ser muy famoso. Muchas invenciones realizó
Perurima en los propicios aires de Mbaeveraguasu, pero de él han quedado sobre
todo el increíble repertorio de chistes y cuentos llenos de ingenio y
vivacidad. Narraciones que aún hoy son recreadas por el pueblo.
Wow, es bueno estar de vuelta con mi ex nuevamente, gracias Dr. Ekpen por la ayuda, solo quiero hacerle saber que está leyendo esta publicación en caso de que tenga problemas con su amante y se esté divorciando y usted no quiere el divorcio, el Dr. Ekpen es la respuesta a su problema. O ya se está divorciando y todavía quiere que él / ella contacte al Dr. Ekpen, el lanzador de hechizos ahora (ekpentemple@gmail.com) y se alegrará de haberlo hecho.
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