jueves, 14 de diciembre de 2017

EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO EL ROBO DE PAN

Una vez que andaba don Juan Zorro1 por un camino, y se da con don Agustín el quirquincho,2 que estaba comiendo pan y empanadillas.3 Al zorro le gustan mucho las empanadillas y li ha preguntado cómo ha hecho para conseguir esa comida. El quirquincho que estaba con miedo del zorro li ha dicho:
Mire, compadre Juan, esta mañana han pasado las vendedoras que van a la fiesta de Sumalao4 con las bateas5 en la cabeza llenitas para vender. Yo m' hi puesto en el medio del camino echadito, como encogidito de frío. Han llegado las vendedoras y si han puesto contentas de verme. La que venía adelante mi ha levantado y ha dicho que esa noche me va a comer asadito y mi ha puesto en la batea, juntito al pan, a las tortillas6, a las empanadas, a las empanadillas. Han seguido entretenidas conversando y yo hi empezado a tirar a la orilla del camino todo lo qu' hi podido, y a echar a los bolsillos. Cuando han pasado por abajo di un árbol7 muy grande, m' hi colgado de las ramas y después m' hi descolgado y m' hi venido comiendo mi cosecha.
—Mañana voy hacer lo que usté ha hecho hoy, compadre que li ha dicho al zorro— porque la fiesta dura varios días.
—Ha de tener cuidado, compadre, usté es más grande que yo, lo pueden descubrir —que li ha dicho el quirquincho.
—No tenga cuidado compadre, mañana vamos a tener empanadillas para varios días.
Como don Juan sabe que él es el más vivo de los animales del campo y todos piensan que el quirquincho es medio zonzo, ha pensado que él podía sacar mejor provecho.
Al día siguiente el zorro si ha puesto en el camino, en el mismo lugar que li ha avisado el quirquincho, hecho un ovillo como si estuviere duro de frío. Han llegado las vendedoras de empanadillas y cuando han visto al zorro han dicho:
—Este zorro parece medio muerto. Hay que terminar de matarlo ante que se vaya a hacer daño a los vecinos.
Y han buscado un palo y li han empezado a pegar, y el zorro ha salido los gritos, disparando.
Los quirquinchos sirven para comer y a veces se quedan duros de frío y se pueden llevar a las casas, pero el zorro no sirve para nada. Y áhi 'ta la diferencia. Y por eso las mujeres lo han echado a la canasta al quirquincho y al zorro lo han apaleado.
Y con esto no li ha quedado más ganas al zorro de hacerse el muerto para robar empanadillas.

Antenor Sánchez, 73 años. Chicoana. Valle de Lerma. Salta. 1954.
Excelente narrador. Posee un gran repertorio de cuentos. Cursó la escuela primaria y comenzó estudios secundarios, que abandonó para dedicarse a las más tradicionales tareas del campo. Es famoso como domador y como arriero. Cruzó muchas veces la Cordillera de los Andes, en viajes penosos, conduciendo tropas de ganados a Chile. Es el arriero protagonista del cuento de Juan Carlos Dávalos, El viento blanco. Se lo considera el prototipo de los gauchos salteños.



SALTA


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EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO

Y LA VENDEDORA DE PAN




Diz que de cuanta1 los animales hablaban y eran amistosos. Diz que después si han queríu comer unos a los otros. El más jodíu2 ha salíu el zorro. Comu es un bicho vivo quere joder a los otros. Y áhi le salen mal las cosas a veces.
Diz que el zorro si había hecho compagre3 del quirquincho Si había hecho compagre pa jodelo porque el quirquincho parece medio opa4.
Diz que si han encontrau a la orilla di un camino los dos compagres, y si han saludau:
—Buen día, compagre, ¿cómo le va yendo? —ha dicho el quirquincho.
Me va mal, compagre. Andoy5 sin comer. Ya mi han andau sonando las tripas —ha dicho el zorro.
¡Juna gran puta!6 Se lu andaba por comer al compagre. El quirquincho si ha dau cuenta que el zorro lo quere comer y li ha dicho:
Yo le guá7 avisar, compagre, cómo vamos a conseguir güena comida. Ya va a pasar una vendedora de pan. Yo me guá hacer el muerto pa que mi alce en la batea del pan, y le guá tirar comida.
Al rato ha llegau la vendedora. Ha visto al quirquincho como helau en el camino, y ha dicho:
¡Ah! ¡Un quirquincho helau con el frío 'i8 la noche! Y gordito 'tá. Lindo 'tá pa asarlo esta noche, en el juego.
Ha bajau la batea con pan. Que llevaba la batea en la cabeza.
Y lu ha puesto al quirquincho, con cuidau, en un ladito, al lau del pan. Áhi cerquita, el quirquincho ha empezau a comer pan y li ha ido tirando al zorro. El zorro que iba escondiendosé por l' orilla del camino. Y así han comíu todo. La vendedora de pan ha pasau por abajo di un árbol. El quirquincho si ha colgau de las ramas. Y después si ha juntau con el zorro.
Ha llegau la vendedora ande tenía que entregar el pan. Ha bajau la batea, ¿y quí ha pasau?, no tenía pan ni 'taba el quirquincho.
—¡Carajo —que dice la vendedora—, mi ha jodíu el quirquincho! ¡Mi ha comíu el pan!
Al otro día, el zorro dice que él s' iba a poner en el camino. El zorro si ha puesto como muerto, en el camino. Llega la vendedora de pan. Lo ha visto al zorro y ha dicho:
¡Juna gran puta! El daño9 acá. Lu han de haber dejau medio muerto los perro di algún puestero10. Yo lo guá terminar de matar.
Agarra un palo, la vendedora, y le da unos palos al zorro, y el zorro sale disparando, los gritos.
—Ha di andar de mala suerte —li ha dicho el quirquincho. ¿Por qué no porfía otra vez, compagre, a ver si le va mejor?
—Dejemé, compagre, no guá salir más al camino. La vendedora me va a joder.
Diz que si han ido a tierras lejas1 y el quirquincho si ha salvau del zorro.

Manuel Iseas, 80 años. Obraje Las Chacras. Las Víboras. Anta. Salta. 1952.
El narrador es un viejo campesino de Anta, la región de los gauchos salteños. Es analfabeto, pero inteligente y gran narrador. Ha pasado toda su vida en este lugar apartado de la selva subtropical, en donde a pesar de su edad trabaja como hachero.



TUCUMÁN


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EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO

Y LA TOSTADORA DE MAÍZ




Diz que el zorro y el quirquincho habían andao de compañeros. Habían andao buscando qué comer. Diz que iban cerca di un caminito y han visto que venía una vieja con una tipa1 en la cabeza llena di ancua2. La vieja qui había tostao como diez callanadas3 de máiz pa hacer cocho4, volvía de la casa de una comadre ande había ido a molela a la ancua. Y áhi que li ha dicho el quirquincho al zorro:
—Yo me guá hacer el muerto a ver si la vieja mi alza y me pone en la tipa 'i cocho, y como, y saco lo que puedo.
Y diz que si ha hecho el muerto en el caminito. Y qui ha llegao la vieja y ha dicho:
¡Ve, mi suerte!, na' hi encontrao este quirquincho. Seguro que los perros lu han dejau medio muerto o 'tá helau. Con el quirquincho asao y la sopa 'i cocho se van a poner panzonas mis guaguas5.
Y áhi que lu ha alzau y lu ha echao en la tipa. Y el quirquincho muy despacito si ha llenau los bolsillos 'i cocho, y cuando han pasao por debajo di un árbol bien bajo, si ha colgao de las ramas. Y áhi si ha largao y lu ha ido a buscar al zorro y lu ha convidau. Y áhi el zorro ha dicho que va hacer lo mismo él.
Cuando la vieja ha llegao a su casa si ha dau cuenta lo que le había hecho el quirquincho. Al otro día ha güelto a ir a moler ancua. Cuando ha 'tau viniendo ha visto un zorro áhi en el camino, tirao a lo largo. Y áhi ha dicho:
—Éste me va a pagar la que mi ha hecho el quirquincho.
Y ha buscao la vieja un palo bien grueso y li ha comenzao a dar garrotazos al zorro. Y ¡qué pucha!, áhi ha salíu disparando el zorro. Y lu ha ido a buscar muy enojao al quirquincho, que casi lu ha hecho matar.

Miguel Ángel López. 76 años. Tafí del Valle. Tafí. Tucumán. 1951.
El narrador posee un repertorio muy rico de cuentos. Es un campesino iletrado, pero inteligente y muy buen narrador. Es natural de San Pedro de Colalao, pueblecito serrano.


TUCUMÁN


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EL QUIRQUINCHO, EL ZORRO

Y LA ROSQUERA




Dice que una vez han ido juntos por un camino el quirquincho y el zorro. Y dice qui han visto que venía una viejita rosquera. Dice que la viejita rosquera ha traído una tipa llena 'i rosquetes. Dice que el quirquincho ha dicho que le va a comer los rosquetes a la viejita, y li ha dicho al zorro:
Hágase un lao del camino, compadre, y mire lo que yo vuá1 hacer.
Dice que el zorro si ha metío entre unas pajas y si ha puesto a mirar al compadre quirquincho. El quirquincho si ha puesto en el medio 'el camino, hecho un ovillito. Áhi, enterradito en un pocito, como si 'tuviera durmiendo ha 'tao. Dice qui ha llegao la viejita y lo ha alzao, y ha dicho:
—¡Pero, ve, un quirquincho! Y gordito ha 'stao. Esta noche lo vuá poner al juego y lo vuá comer asadito.
Y dice que lo ha puesto en la tipa, bien arregladito entre los rosquetes. Y ha seguío la viejita muy contenta con el piche que se va a comer asao. Y dice que el piche se ha comío todos los rosquetes y cuando ha pasao la viejita por abajo di una tusca2 si ha prendío de las ramas y ha quedao colgadito, y después se ha bajao y ha ido a buscar al zorro. Dice que el zorro ha dicho qui al otro día él va hacer lo mesmo.
Bueno... Dice que la viejita ha llegao a una casa y había querío vender los rosquetes y di áhi dice qui había hallao las miguitas no más.
Dice que si ha enojao la viejita y ha dicho que si lo vuelve a encontrar al quirquincho lo va a matar áhi no más.
Dice que el zorro si ha puesto al otro día hecho un ovillito en el camino. Dice qui ha llegao la viejita con la tipa llena de rosquetes y cuando lo ha visto al zorro ha buscau un palo y le ha empezao a pegar palos. Y áhi ha salió corriendo el zorro, los gritos, y si ha quedao sin rosquetes.

Carmen López de Romano, 50 años. Vizcacheral. Leales. Tucumán. 1953.
Campesina de escasa cultura. No ha salido de este caserío alejado.


TUCUMÁN

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EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO




Resulta que el zorro y el quirquincho se habían armado una sociedá y se buscaban así para comé cosas.
Y había una señora que tenía que pasá por un monte y iba a vendé empanadillas.
El quirquincho iba y se tiraba en el caminito. La señora venía y decía:
—¡Ay!, ¡qué lindo el quirquincho! —y lo metía al canasto.
El quirquincho, entonce, comía, y sacaba do o tre empanadilla y se le bajaba otra vez. Y lo invitaba al zorro. Y le decía el zorro:
—¿Cómo hacé vo?
Entonce al siguiente día ha hecho la misma operación. Y despué le dice el zorro:
—Bueno, ahora vuá ir yo.
Porque creía que s' iba a llená una vez que va a la canasta.
Ya como li habían hecho do vece el cuento, la señora el tercer día ya había veníu con un palo. Entonce lo ve al zorro, áhi, en el caminito, y dice:
—¡Ah, qué lindo el zorrito! —dice.
Se arrimó no más y lu había pillau di una pata y le da una buena garrotiada.

Raúl Vera, 21 años. Ciudad de Tucumán, 1970. Muchacho campesino. Hace el servicio militar en la Capital.


SANTIAGO DEL ESTERO

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EL QUIRQUINCHO, EL ZORRO

Y LA VIEJITA QUE BUSCA LEÑA




Una viejita va a buscar leña. Ella había tostado maíz y hecho harina. Como ya era viejita, no podía comer otra cosa. Había puesto en la tipa y se fue al monte a buscar leña. Ella iba comiendo, y lo1 pone en el suelo, a la tipa, y sigue buscando leña. El quirquincho viene y ve esto. Y olfatia. Había sido harina lo que tenía en la tipa. Bueno. Y viene de allá la vieja y se escapa el quirquincho y se va. Y es que dice:
—Mañana voy a aprovechar la harina —que dice.
Vuelve la viejita a la leña, al otro día. Él ya se había colgado en un palo de esos secos, donde había mucha leña, se había colgau así, él. Juerza que ella lo halle y diga que era lachiguana.
La viejita llega, la ve y la voltia a la lachiguana, y la pone dentro la tipa. Y sigue juntando la leña. Y el quirquincho tiene, po, unos bolsillos, así. Había tacuchau2 bien los bolsillos de harina, y se fue. Y cuando viene la viejita halla que ya casi no había harina. Ni lo halla al quirquincho, a la lachiguana. Bueno... Que dice:
¿Qué es esto? ¿Qué será esto? —dice. —¿Qué será el diablo? Si es un hallajo3.
Lo halla, lo encuentra al día siguiente al quirquincho, el zorro, comiendo la harina, y le dice:
—¡Hola, amigo! ¿Y qué va comiendo? —dice.
¡Oh!, vos no sabes4 —dice. —Yo tengo allá de donde sacar. Yo lleno mis bolsillos de harina y vengo comiendo. Allá hay una viejita —dice— que viene a la leña y trae mucha harina en la tipa y yo lleno mis bolsillos.
—¿Y yo no puedo hacer así?
¡Cómo no! —dice. Vete5 y colgate en un palo. Entre muchos palos secos que haiga porque la viejita —dice— quiebra de áhi y lleva pal fuego. Colgate —le dice—, hacete bolita, y ella te va voltiar. Te va voltiar y te va poner en la tipa.
Y viene la vieja y halla esta colmena, bala6 grande, así. Agarra un palo y le da. Pa mejor por el cogote li había tocau y lo mata. Lo mata al zorro.
—Bueno —que dice—, bien digo yo que el diablo anda siguiéndome.
Y bueno, y no volvió, po, más la viejita, teniendo miedo, creyendo que era el diablo.

Rita Vera de Barrionuevo, 91 años. Santiago del Estero, 1970.
La narradora, semiculta, oyó este cuento en el norte de la Provincia, en Copos. Posee una gran lucidez mental a pesar de su edad.


SANTIAGO DEL ESTERO

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EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO

Y LA VENDEDORA DE EMPANADAS




En un camino se encontraron el zorro y el quirquincho. Y de la conversación sale que lo encuentra al zorro, el quirquincho, bastante delgado.
—¿Y vos, por qué estás gordo? —le pregunta el zorro al quirquincho.
Y el quirquincho le dice:
—Yo tengo una treta para comer.
—Y bueno, ¿me cuentas cuál es?
Es muy fácil —le dice. —Todos los días sábados, por este camino, pasan las vendedoras de empanadas. Llevan las empanadas en unas tipas, sobre la cabeza. Yo me adelanto a ellas, y me hago el muerto en el camino, y la empanadera, la vendedora de empanadas, me levanta para llevarme a casa, rescoldiarme, pelarme en el rescoldo, en la ceniza o ushpa1, y yo áhi como todas las empanadas que deseo. Y cuando paso por cerca de un árbol con las ramas sobre el camino, me cuelgo de allá y después me bajo. Ya he comido unas cuantas empanadas.
El zorro, al escuchar esto, pensó que también tenía comida asegurada, siguiendo la misma treta. Esperó hasta el sábado siguiente, y se tiró sobre el camino, haciéndose el muerto. Las mujeres, al verlo al zorro, lo único que hicieron fue tomar un palo que encontraron a mano, y le dieron unos cuantos garrotazos al zorro. Y el zorro, maltrecho, dolorido, se escapó a los gritos. Y le fracasó la treta que tenía el quirquincho para comer.

Manuel José Victoria, 50 años. Santiago del Estero. 1970. El narrador es un distinguido educador. Oyó este cuento hace muchos años en La Banda, de un viejo campesino.


SANTIAGO DEL ESTERO

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LA VENDEDORA DE PAN,

EL QUIRQUINCHO Y EL ZORRO




Iba por el camino una vendedora de pan, con el canasto de pan en la cabeza. Había salido a vender el pan. Ella llevaba a vender. Y ha visto el quirquincho y si ha puesto junto al camino. Si ha hecho bolita, el quirquincho, como muerto. Entonces lo vio la panadera. Se alegró y lu alzó, qui había hallado un quirquincho que es rico pa comerlo. Lu echó en el canasto con pan.
Bueno... El quirquincho fue en el canasto y se comió el pan. Se llenó. Siguió viaje la señora. Cuando pasó por abajo, di un árbol se ha colgado el quirquincho en un gajito y ha quedado áhi. Y bueno... Si ha bajado di áhi y ha seguido viaje. Y por áhi si ha dado con el zorro. Y el zorro lu ha visto comer y li ha preguntado cómo podría hacer él también para que haga lo mismo. Entonces el quirquincho li ha dicho que así y así haga.
Entonces, éste si ha puesto junto al camino a esperar la. panadera para que lu alce. Pero, ¡qué!, la panadera cuando lu ha visto li ha dau un palo. Lu ha dejau áhi no más muerto.. Así que el zorro perdió.

María Manuela Herrera de García, 70 años. Ancocha. Atamisqui. Santiago del Estero. 1970. Gran narradora de esta comarca alejada de la Provincia.


SANTIAGO DEL ESTERO

9

 

EL QUIRQUINCHO, EL ZORRO

Y LA VENDEDORA DE PAN




Diz que el quirquincho y el zorro iban juntos por un camino. Y diz que han visto que venía una vendedora de pan con una tipa en la cabeza llenita de pan recién horniao. Y que ha dicho el pichi1:
Mire, po, compadre, esa vendedora vende pan 'i mujer2. ¿Cómo haremos pa sacarle algún pancito de la tipa? ¡Ah, ya sé!
Y áhi si ha hecho el que 'taba duro de frío y si ha quedado en el camino como medio muerto, enroscadito. Y li ha dicho al zorro que se ponga cerca y que mire qué pasa. Y diz que ha llegao la vendedora y si ha puesto contenta, y es que dice:
—Con el frío di anoche este pichi si ha quedao tiritando, y ya 'tá casi muerto. Y me viene muy bien pa la cena, que 'toy sin carne en las casas. Al rescoldo lo guá asar. Y 'tá bien gordito.
Y diz que la vendedora lu ha alzao al quirquincho y lu ha puesto entre los panes calientitos, recién sacados del horno. Y áhi sin hacer ruido, el pichi ha ido comiendo. Y diz que el zorro lo seguía por la costa3 del camino. Y el pichi l'iba tirando pa que coma el compadre. Cuando ha comió casi todo el pan, ha pasau la vendedora por abajo di un árbol de muchos gajos y el pichi si ha agarrau de los gajos. Después si ha bajao y si han juntao los dos compadres muy contentos. Y ha dicho el zorro qui al otro día a él le toca sacar el pan.
Diz que la pobre vendedora ha bajao la tipa pa entregar el pan ande lo vendía y si ha encontrau sin nada. Áhi si ha dao cuenta que el quirquincho es el que li ha comíu el pan. Y si ha ido muy triste a las casas y les ha avisao a los hijitos lo que li ha pasao.
Al otro día ha güelto con el pan, la vendedora, y los dos compadres 'taban en el mismo camino esperando. Áhi ha ido el zorro y si ha puesto como helado, po, hecho una bola. Y la vendedora cuando lu ha visto al zorro ha dicho:
—'Tá medio muerto este zorro de frío. Yo lo guá acabar de matar pa que nu haga tanto daño, como hace este bicho tan jodido.
Áhi ha buscau un palo y li ha empezao a darle unos tremendos garrotazos. Y áhi se li ha pasau el frío al zorro y ha salíu huyendo, casi muerto, los gritos: ¡Guac!... ¡Guac!...

Dominga Lescano, 48 años. Quimilar. Ojo de Agua. Santiago del Estero. 1951. Lugareña rústica, vendedora de pan y roscas. Es una buena narradora.


CATAMARCA

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EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO

EL ROBO DEL MAÍZ TOSTADO




Que había una señora muy pobre que salía a trabajar todos los días y traía algo para los hijos. Que traía todo lo que conseguía de comida en una tipa. La tipa la ponía siempre en la cabeza y se dirigía a su casa. Siempre iba por el mismo camino y pasaba cercos y todo.
Entonce, un día, el quirquincho, de pícaro, si ha hecho el muerto a ver si lu alzaba la señora y lo ponía en la tipa para aprovecharse de lo que había en la tipa. Entonce la señora lo vio al quirquincho y lo levantó y como es tan rico para comerlo, se lo ha puesto en la tipa.
—Bueno —dice—, éste lo llevo para comer.
Y se lo ha puesto en la tipa y después ha seguido el camino. Y el quirquincho se comió todo el maíz tostado. Y por ahí ha aprovechado el momento de pasar un cerco y ha saltado de la tipa. La señora no se ha dado cuenta.
Cuando la señora llega a la casa ha bajado la tipa, contenta, que tenía el quirquincho y que tenía el maíz tostado, y no tenía ni el quirquincho ni nada, y la tipa vacía.
El quirquincho li había contau al zorro cómo hacía para comer. Y bueno, el zorro ha querido hacer lo mismo. Al otro día, cuando la señora ha ido a pasar de nuevo con la tipa, también con maíz tostado que llevaba para la casa, el zorro si ha tirau como muerto en el camino. Entonce lo ve la señora y ha dicho:
—¡Ya vas a ver, pícaro! Vos querís hacer como el quirquincho.
Y áhi no más lo sacó a garrotazos y no se lo vio más al zorro.

Juana Rueda, 52 años. Fuerte Quemado. Santa María. Catamarca. 1968.
Campesina. Pertenece a las familias más antiguas del lugar. Ha cursado todos los grados de la escuela primaria.


CATAMARCA

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EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO




Dice que andaban juntos el zorro y el quirquincho. Dice que andaban con hambre.
Dice que viene una señora que llevaba empanadas en una canasta en la cabeza.
Entonce el quirquincho le dice al zorro que él le va a robar empanadas a la señora. Entonce se va ligero, adelante, y si hace un ovillo en el medio del camino. Claro, parecía un ovillo de hilo del que hilan aquí las teleras.
Dice que llega la señora y se cre que es un ovillo de hilo hilado, y dice:
—Este ovillito mi hace falta pa la tela que tengo en el telar.
Entonce lo levanta y lo echa a la canasta. Entonce el quirquincho iba comiendo empanadas y l' iba tirando al zorro. El zorro iba por la costa del camino. Cuando ha pasado por abajo di un árbol, el quirquincho si ha colgado. Pero ya li había comido todas las empanadas a la señora. La señora iba a vender las empanadas qui hacía y pasaba todos los días por ese camino. Llega a la casa y no tenía nada de empanadas. Entonce la señora no sabía qué li había pasado.
Al día siguiente si hace un ovillo el zorro y se pone en el medio del camino. Llega la señora y ve este ovillo tan grande. Y lo empieza a mirar y lo descubre al zorro. Y agarra despacito un palo y lo1 empieza a dar palos. Y el zorro se dispara los gritos.

Nicolás Bazán, 15 años. Copacabana. Tinogasta. Catamarca. 1970.
Muchacho con gran vocación de narrador. Cursa el último grado de la escuela primaria.


CATAMARCA

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LA VENDEDORA DE EMPANADAS,

EL QUIRQUINCHO Y EL ZORRO




Una vendedora de empanadas pasaba todos los días por un camino llevando una batea con empanadas. La lleva en la cabeza a la batea como llevan las vendedoras de pan y de empanadas.
Entonces, un día pasó y golpeó a un quirquincho, que es un animalito que cruza los caminos, y le dio con el pie. Entonces el quirquincho se hizo el muerto. Y la señora dijo:
—Bueno, este quirquincho me lo voy a comer.
Y lo levantó y lo puso en la batea. Pero este quirquincho se había hecho el muerto, porque viendo tantas empanadas ricas empezó a comer un poco y luego a tirarlas. La señora, como no sentía el movimiento del quirquincho, porque la batea la llevaba en la cabeza, entonces no sabía lo que hacía el quirquincho. Cuando pasó por abajo de un árbol, se agarró de las ramas con las patitas y quedó ahí colgado.
Entonces, la señora llegó a la casa, y se encuentra sin el quirquincho. Pero se da cuenta del daño que le había hecho a las empanadas y de la cantidá de empanadas que le faltaba.
Bueno...
Entonces el quirquincho bajó del árbol y se fue a comer las empanadas. En eso llega su compadre, el zorro. Y le dice:
—¿Qué haces?
Y le dice que estaba comiendo una hermosa comida, pero qua gracias a su ingenio de haberse hecho el muerto. Entonces el zorro piensa hacer lo mismo, porque esta señora era vendedora de empanadas y pasaba todos los días con su batea con empanadas.
Al otro día pasa la señora con su mercancía y el zorro, al verla, también se hace el muerto. Pero la señora, como no le tenía mucha simpatía al zorro, tomó un palo y le dio una buena paliza. Entonces el pobre zorro no pudo comer las empanadas de la vendedora.

Elba Noemí Reinoso de Díaz, 41 años. Finca El Rincón. Tinogasta. Catamarca. 1970.
La narradora, maestra de escuela, dice que aprendió este cuento de niña. Lo oyó narrar muchas veces a los peones de la finca de su padre, donde ella nació y creció.


CATAMARCA

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EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO




Que el zorro y el quirquincho eran socios y han salido a buscar la vida.
Qui han visto que venía una mujer con una tipa con pan, en la cabeza. Que el quirquincho si ha puesto en el camino, por donde iba a pasar la mujer, y si ha quedau como muerto. Qui ha llegau la mujer, lu ha visto al quirquincho y lu alzó y se lo echó en la tipa que llevaba el pan. Qui ha dicho:
—Ve, un quirquincho helado con el frío de la noche. Me lo voy a comer asado.
El zorro que iba por la orilla del camino y que el quirquincho le voltiaba pan pa que coma. Cuando ha pasau la mujer por abajo di un árbol, si ha colgau el quirquincho de las ramas y si ha juntau después con el zorro.
Cuando la mujer ha llegau a las casas ha visto que no tenía nada en la tipa, qui ha dicho:
—¡Ah, éste es el quirquincho que mi ha comido el pan!
Al otro día el zorro si ha ofrecíu para hacer lo mesmo. Ha llegau la mujer con la tipa con pan, lu ha visto al zorro como muerto en el camino, ha buscau un palo y cuasi lu ha muerto a garrotazos al zorro. Claro, el zorro si alcanzó a levantar y salir huyendo, sino, lo mata.

Mamerto Tula, 80 años. La Falda de Alpatanca. Valle Viejo. Catamarca. 1968.
El narrador es riojano. Oyó este cuento en La Rioja cuando él era joven.


LA RIOJA

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EL QUIRQUINCHO Y EL ZORRO

EL ROBO DE PAN




Había una señora que s'iba a amasar de su domicilio a otro. Quedaba distante, ¿sabe?
Y el zorro con el quirquincho eran compañeros. Qui andaban robando juntos.
Bueno... Por áhi va y la ve el quirquincho a la señora qu' iba a la casa ande amasaba.
—Callate no más, ya cuando vuelva di allá, yo me guá hacer el muerto —dice el quirquincho. —Va a venir con el pan y me va echar al canasto y yo te guá comenzar a largar el pan pa atrás.
—Bueno... Hagamos —dice. —A ver.
Ya viene la señora de allá con una tipa con pan en la cabeza. Y áhi 'taba el quirquincho, muerto.
—¡Ah!, —dice— ¡mi armo con un quirquincho!... Lo voy alzar y lo llevo.
Y sigue el quirquincho, dele, y el zorro atrás. Y le iba largando pan, dele no más. Y el zorro dele, dele, dele, dele... El quirquincho le largaba y el zorro lo pillaba áhi. Bueno... se va ella. Claro, casi le terminan el pan, hasta que ella llega al domicilio de ella. Y áhi va el quirquincho. Y ya al pobre quirquincho lo baja ella de la tipa, ¿no?, con pan, y dispara el quirquincho y se esconde. Bueno...
—¡Ah! —que dice. —¡Qué mal! ¡Mire lo que mi ha hecho! ¡Ya va ver lo que le va pasar!
Bueno... Sale el quirquincho di allá. Que le dice:
—Vea, señora. Esto no va ser perdíu —que le dice. —El zorro es dañino. Ya va ver.
Bueno... Que le dice:
—Agárrese usté —dice—, llévese un perro galgo. Ateló arriba. Y güelvasé a amasar —dice. —Y me lleva a mí también y entonces yo le voy indicar adónde va salir mi compañero. En vez de largar el pan, le vamos a largar el perro —dice.
Se va...
La señora se iba a amasar al otro día.
Y sale con el quirquincho y el galgo en la tipa.
Ya había quedau con la señora el quirquincho, cómo iban hacer y todo.
—Él es el pícaro —le había dicho.
Viene y lu habla, en lo que venía de allá, y el quirquincho le decía al zorro:
—¡Arrimate!, ¡Arrimate!, ¡Arrimate!
Y le larga un galgo. Áhi lo saca.. . a todo escape. Ya lo pillaba. Ya lo tenía cerca 'e la cueva, ¿sabe? Y se entró en la cueva.
—¡Ay!, —que dice —que si nu es la cueva, me pilla el perro éste.
Bueno... Y lo que había disparau, si había pasau de hediondo, el zorro, por la cola. Y si ole, y que dice:
—¡Ah! Esta cola cobarde. Si ti había 'i sacar que te coma el perro, y yo me guá a quedar aquí.
Se sale reculando pa atrás. Y áhi 'ta el perro. Lo pilla el perro y lu ha liquidau en un ¡ay!
Bueno... Y vuelve el perro ensangrentaba y dice el quirquincho:
—Ha visto, el zorro había síu el daño y ya lu aventajamos.
Y si acabó.

Eulogio Tejada, 68 añas. Villa Unión. Genaral Lavalle. La Rioja. 1968.
Peón de campo, iletrado, pero inteligente. Gran narrador. Variante del cuento tradicional argentino, con el agregado del último motivo, que se encuentra en otros cuentos y es muy antiguo: el zorro en la cueva.


NOTA

EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO

EL ROBO DE PAN

CUENTOS DEL 1 AL 14




El cuento argentino que llamamos el robo de pan es recreación de un motivo de la cuentística universal —Tipo 1 de Aarne-Thompson, el robo de pescado. Sus acentuadas características del ambiente regional demuestran que su asimilación por nuestro pueblo es antigua, seguramente de la época de la conquista y la colonización española. Nuestras 14 versiones recogidas en las Provincias del noroeste, las más conservadoras del país, mantienen una gran unidad de estructura y de contenido. Son sus motivos:

A. El quirquincho o peludo se hace el muerto para robar pan, empanadas, rosquetes o maíz tostado a las mujeres que pasan por un camino, quienes lo levantan y lo colocan en la batea o el cesto en los cuales llevan estos alimentos.
B. El zorro lo imita, es apaleado y huye (en tres versiones es muerto: 6, 8 y 14).

Los personajes de nuestro cuento son siempre el quirquincho y el zorro.
Encontramos esta misma estructura de cuento independiente en el elaborado por Juan Carlos Dávalos, El zorro y el quirquincho ladrón de empanadas (Los casos del zorro, pp. 63-67) y el reproducido por Susana Chertudi, El quirquincho y el zorro (Cuentos, I, pp. 50-52, Encuesta, legajo 49); el primero de Salta y el segundo de Tucumán. Fuera de estas dos versiones no se han publicado otras en el país.
Nuestro cuento, en las versiones de otros países, se encuentra en combinaciones diversas con otros cuentos de animales. Sólo en una de las nuestras, la de La Rioja, encontramos como final el motivo de la zorra que, refugiada en una cueva, intenta sacar la cola sucia y es atrapada por los perros que esperan su salida.
Espinosa le ha dedicado un estudio erudito y muy completo relacionado con otros cuentos de animales (III, p. 253 y sigs.).
El motivo del zorro que se finge muerto para robar pescado y que invita al lobo a hacer lo mismo, tuvo gran popularidad en la Edad Media europea. Lo elaboró el Román de Renard en el Renard y las anguilas (Branche III). La intención de nuestro cuento no es la más general, la del animal inteligente que burla al más fuerte, es la del humilde que está en su papel, el quirquincho, y burla al listo, el zorro, que cree que todo lo puede.
Nuestro cuento o uno de sus motivos figura en las versiones españolas de: Espinosa, 202-203, 207, 223; Curiel Merchan, 49-50 y 241-242; Espinosa, Castilla, 257-259. En ellas los personajes son el zorro y el lobo. Hay versiones españolas de Centroamérica. Se han documentado versiones entre los indios de Norte América y en África. Su área de difusión geográfica en nuestro país comprende: Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y zonas de provincias vecinas.




1 Zorro (género Pseudalopex). Hay varias especies en la Argentina: zorro de la pampa (Pseudalopex gynnecercus), zorro gris común, zorro gris chico (Pseudalopex gracilix), zorro colorado (Pseudalopex culpaeus), zorro de monte (Cerdocyn trous), entre otros.
2 Quirquincho o piche «armadillo» (Géneros Chaetophractus, Zaédyus, Euphractus). Hay numerosas especies y subespecies en la Argentina: el peludo argentino o quirquincho mediano  (Chaetophractus villosus), el piche llorón o quirquincho chico (Chaetophractus vellerosus), entre otros.
3 Empanadilla «empanada de dulce blanqueada con clara de huevo y azúcar». Empanada es la de carne.
4 Alude a la famosa celebración popular del Señor de Sumalao, cuyo origen explica una leyenda local.
5 Batea «artesa típica que se usa para lavar y amasar».
6 Tortilla. «Torta sin levadura cocida en el rescoldo.»
7 Árbol, nombre genérico dado al algarrobo.
1 De cuanta 'desde hace mucho tiempo'.
2 Jodíu «jodido» de joder 'molestar, perjudicar, traicionar'. Tiene además, este verbo muy usado en el lenguaje rústico y familiar de los argentinos, otro significado.
3 Compagre « compadre».
4 Opa 'tonto', 'retardado mental'.
5 Andoy por ando. Forma verbal analógica, como voy, soy.
6 Juna gran puta
7 Guá < voy a.
8 Es la preposición de (de > e > i; cae la d y la e se cierra en i). Es común en la pronunciación del noroeste.
9 Daño, 'el zorro, el puma u otro animal silvestre que causa perjuicio en los animales domésticos'.
10 Puestero 'dueño o encargado de un puesto'. Puesto: 'pequeño establecimiento rural ganadero', 'sección de una estancia'.
11 Lejas: ‘lejanas'.
1 Tipa 'cesto típico de poca hondura de origen prehispánico'.
2 Ancua 'maíz tostado en la callana'. Voz quichua. La voz general, conservada en el Perú y Chile es cancha, que en el dialecto de Ayacucho tiene la forma hanka (Middendorf, 177), de donde seguramente procede ancua.
3 Callanada 'contenido de una callana'. Callana 'olla destinada  a tostar el maíz'.
4 Cocho 'harina de maíz tostado'.
5 Guagua < huahua 'niño’. Voz quichua.
1 Vuá < voy a.
2 Tusca  (Acacia aroma). Árbol, leguminosa del bosque xerófilo.
1 En gran parte del Noroeste del país, lo se usa para el masculino y el femenino, y es también redundante. Este uso es común en el habla de Bolivia.
2 Tacuchau  < tacuchado  de  tacuchar 'atascar'.
3 Hallajo
4 Sabes. Es común en Santiago de Estero el uso correcto de las formas verbales del tú, pero se usan con el vos.
5 Vete. Forma verbal general en el habla de todas las clases sociales de Santiago del Estero.
6 Bala: 'colmena de abejas silvestres que cuelga de los árboles'.
1 Ushpa 'ceniza', voz quichua. Esta forma corresponde a la pronunciación del quichua de Santiago del Estero. Middendorf trae uspa y Lira nspha.
1 Pichi < piche 'armadillo'. Nombre regional del quirquincho.
2 Pan 'i mujer < pan de mujer 'pan casero'.
3 Costa del camino 'orilla del camino'. Voz marina.
1 Uso de lo en lugar del dativo le.

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