Una vez que
andaba don Juan Zorro1 por un camino,
y se da con don Agustín el quirquincho,2 que estaba comiendo pan y empanadillas.3 Al zorro le
gustan mucho las empanadillas y li ha preguntado cómo ha hecho para conseguir
esa comida. El quirquincho que estaba con miedo del zorro li ha dicho:
—Mire, compadre Juan, esta
mañana han pasado las vendedoras que van a la fiesta de Sumalao4 con las bateas5 en la cabeza
llenitas para vender. Yo m' hi puesto en el medio del camino echadito, como
encogidito de frío. Han llegado las vendedoras y si han puesto contentas de
verme. La que venía adelante mi ha levantado y ha dicho que esa noche me va a
comer asadito y mi ha puesto en la batea, juntito al pan, a las tortillas6, a las
empanadas, a las empanadillas. Han seguido entretenidas conversando y yo hi
empezado a tirar a la orilla del camino todo lo qu' hi podido, y a echar a los
bolsillos. Cuando han pasado por abajo di un árbol7 muy grande, m' hi colgado de las ramas y después m'
hi descolgado y m' hi venido comiendo mi cosecha.
—Mañana voy hacer lo que usté ha hecho
hoy, compadre que li ha dicho al zorro— porque la fiesta dura varios días.
—Ha de tener cuidado, compadre, usté es
más grande que yo, lo pueden descubrir —que li ha dicho el quirquincho.
—No tenga cuidado compadre, mañana vamos
a tener empanadillas para varios días.
Como don Juan sabe que él es el más vivo
de los animales del campo y todos piensan que el quirquincho es medio zonzo, ha
pensado que él podía sacar mejor provecho.
Al día siguiente el zorro si ha puesto en
el camino, en el mismo lugar que li ha avisado el quirquincho, hecho un ovillo
como si estuviere duro de frío. Han llegado las vendedoras de empanadillas y
cuando han visto al zorro han dicho:
—Este zorro parece medio muerto. Hay que
terminar de matarlo ante que se vaya a hacer daño a los vecinos.
Y han buscado un palo y li han empezado a
pegar, y el zorro ha salido los gritos, disparando.
Los quirquinchos sirven para comer y a
veces se quedan duros de frío y se pueden llevar a las casas, pero el zorro no
sirve para nada. Y áhi 'ta la diferencia. Y por eso las mujeres lo han echado a
la canasta al quirquincho y al zorro lo han apaleado.
Y con esto no li ha quedado más ganas al
zorro de hacerse el muerto para robar empanadillas.
Antenor Sánchez, 73 años. Chicoana. Valle
de Lerma. Salta. 1954.
Excelente narrador. Posee un gran
repertorio de cuentos. Cursó la escuela primaria y comenzó estudios
secundarios, que abandonó para dedicarse a las más tradicionales tareas del
campo. Es famoso como domador y como arriero. Cruzó muchas veces la Cordillera de los
Andes, en viajes penosos, conduciendo tropas de ganados a Chile. Es el arriero
protagonista del cuento de Juan Carlos Dávalos, El viento blanco. Se lo considera el prototipo de los gauchos
salteños.
SALTA
2
EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO
Y LA VENDEDORA DE PAN
Diz que de
cuanta1 los animales hablaban y eran amistosos. Diz
que después si han queríu comer unos a los otros. El más jodíu2 ha salíu el
zorro. Comu es un bicho vivo quere joder a los otros. Y áhi le salen mal las
cosas a veces.
Diz que el
zorro si había hecho compagre3 del quirquincho Si había hecho compagre pa jodelo
porque el quirquincho parece medio opa4.
Diz que si han encontrau a la orilla di
un camino los dos compagres, y si han saludau:
—Buen día, compagre, ¿cómo le va yendo?
—ha dicho el quirquincho.
—Me va mal, compagre. Andoy5 sin comer. Ya
mi han andau sonando las tripas —ha dicho el zorro.
¡Juna gran
puta!6 Se lu andaba
por comer al compagre. El quirquincho si ha dau cuenta que el zorro lo quere
comer y li ha dicho:
—Yo le guá7 avisar,
compagre, cómo vamos a conseguir güena comida. Ya va a pasar una vendedora de
pan. Yo me guá hacer el muerto pa que mi alce en la batea del pan, y le guá
tirar comida.
Al rato ha llegau la vendedora. Ha visto
al quirquincho como helau en el camino, y ha dicho:
—¡Ah! ¡Un quirquincho helau
con el frío 'i8 la noche! Y
gordito 'tá. Lindo 'tá pa asarlo esta noche, en el juego.
Ha bajau la batea con pan. Que llevaba la
batea en la cabeza.
Y lu ha puesto al quirquincho, con
cuidau, en un ladito, al lau del pan. Áhi cerquita, el quirquincho ha empezau a
comer pan y li ha ido tirando al zorro. El zorro que iba escondiendosé por l'
orilla del camino. Y así han comíu todo. La vendedora de pan ha pasau por abajo
di un árbol. El quirquincho si ha colgau de las ramas. Y después si ha juntau
con el zorro.
Ha llegau la vendedora ande tenía que
entregar el pan. Ha bajau la batea, ¿y quí ha pasau?, no tenía pan ni 'taba el
quirquincho.
—¡Carajo —que dice la vendedora—, mi ha
jodíu el quirquincho! ¡Mi ha comíu el pan!
Al otro día, el zorro dice que él s' iba
a poner en el camino. El zorro si ha puesto como muerto, en el camino. Llega la
vendedora de pan. Lo ha visto al zorro y ha dicho:
—¡Juna gran puta! El daño9 acá. Lu han de
haber dejau medio muerto los perro di algún puestero10. Yo lo guá
terminar de matar.
Agarra un palo, la vendedora, y le da
unos palos al zorro, y el zorro sale disparando, los gritos.
—Ha di andar de mala suerte —li ha dicho
el quirquincho. ¿Por qué no porfía otra vez, compagre, a ver si le va mejor?
—Dejemé, compagre, no guá salir más al
camino. La vendedora me va a joder.
Diz que si han
ido a tierras lejas1 y el
quirquincho si ha salvau del zorro.
Manuel Iseas, 80 años. Obraje Las
Chacras. Las Víboras. Anta. Salta. 1952.
El narrador es un viejo campesino de
Anta, la región de los gauchos salteños. Es analfabeto, pero inteligente y gran
narrador. Ha pasado toda su vida en este lugar apartado de la selva
subtropical, en donde a pesar de su edad trabaja como hachero.
TUCUMÁN
3
EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO
Y LA TOSTADORA DE MAÍZ
Diz que el
zorro y el quirquincho habían andao de compañeros. Habían andao buscando qué
comer. Diz que iban cerca di un caminito y han visto que venía una vieja con
una tipa1 en la cabeza llena di ancua2. La vieja qui
había tostao como diez callanadas3 de máiz pa hacer cocho4, volvía de la
casa de una comadre ande había ido a molela a la ancua. Y áhi que li ha dicho
el quirquincho al zorro:
—Yo me guá hacer el muerto a ver si la
vieja mi alza y me pone en la tipa 'i cocho, y como, y saco lo que puedo.
Y diz que si ha hecho el muerto en el
caminito. Y qui ha llegao la vieja y ha dicho:
—¡Ve, mi suerte!, na' hi
encontrao este quirquincho. Seguro que los perros lu han dejau medio muerto o
'tá helau. Con el quirquincho asao y la sopa 'i cocho se van a poner panzonas
mis guaguas5.
Y áhi que lu ha alzau y lu ha echao en la
tipa. Y el quirquincho muy despacito si ha llenau los bolsillos 'i cocho, y
cuando han pasao por debajo di un árbol bien bajo, si ha colgao de las ramas. Y
áhi si ha largao y lu ha ido a buscar al zorro y lu ha convidau. Y áhi el zorro
ha dicho que va hacer lo mismo él.
Cuando la vieja ha llegao a su casa si ha
dau cuenta lo que le había hecho el quirquincho. Al otro día ha güelto a ir a
moler ancua. Cuando ha 'tau viniendo ha visto un zorro áhi en el camino, tirao
a lo largo. Y áhi ha dicho:
—Éste me va a pagar la que mi ha hecho el
quirquincho.
Y ha buscao la vieja un palo bien grueso
y li ha comenzao a dar garrotazos al zorro. Y ¡qué pucha!, áhi ha salíu
disparando el zorro. Y lu ha ido a buscar muy enojao al quirquincho, que casi
lu ha hecho matar.
Miguel Ángel López. 76 años. Tafí del
Valle. Tafí. Tucumán. 1951.
El narrador posee un repertorio muy rico
de cuentos. Es un campesino iletrado, pero inteligente y muy buen narrador. Es
natural de San Pedro de Colalao, pueblecito serrano.
TUCUMÁN
4
EL QUIRQUINCHO, EL ZORRO
Y LA ROSQUERA
Dice que una vez han ido juntos por un
camino el quirquincho y el zorro. Y dice qui han visto que venía una viejita
rosquera. Dice que la viejita rosquera ha traído una tipa llena 'i rosquetes.
Dice que el quirquincho ha dicho que le va a comer los rosquetes a la viejita,
y li ha dicho al zorro:
—Hágase un lao del camino,
compadre, y mire lo que yo vuá1 hacer.
Dice que el zorro si ha metío entre unas
pajas y si ha puesto a mirar al compadre quirquincho. El quirquincho si ha
puesto en el medio 'el camino, hecho un ovillito. Áhi, enterradito en un
pocito, como si 'tuviera durmiendo ha 'tao. Dice qui ha llegao la viejita y lo
ha alzao, y ha dicho:
—¡Pero, ve, un quirquincho! Y gordito ha
'stao. Esta noche lo vuá poner al juego y lo vuá comer asadito.
Y dice que lo
ha puesto en la tipa, bien arregladito entre los rosquetes. Y ha seguío la
viejita muy contenta con el piche que se va a comer asao. Y dice que el piche
se ha comío todos los rosquetes y cuando ha pasao la viejita por abajo di una
tusca2 si ha prendío
de las ramas y ha quedao colgadito, y después se ha bajao y ha ido a buscar al
zorro. Dice que el zorro ha dicho qui al otro día él va hacer lo mesmo.
Bueno... Dice que la viejita ha llegao a
una casa y había querío vender los rosquetes y di áhi dice qui había hallao las
miguitas no más.
Dice que si ha enojao la viejita y ha
dicho que si lo vuelve a encontrar al quirquincho lo va a matar áhi no más.
Dice que el zorro si ha puesto al otro
día hecho un ovillito en el camino. Dice qui ha llegao la viejita con la tipa
llena de rosquetes y cuando lo ha visto al zorro ha buscau un palo y le ha
empezao a pegar palos. Y áhi ha salió corriendo el zorro, los gritos, y si ha
quedao sin rosquetes.
Carmen López de Romano, 50 años.
Vizcacheral. Leales. Tucumán. 1953.
Campesina de escasa cultura. No ha salido
de este caserío alejado.
TUCUMÁN
5
EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO
Resulta que el zorro y el quirquincho se
habían armado una sociedá y se buscaban así para comé cosas.
Y había una señora que tenía que pasá por
un monte y iba a vendé empanadillas.
El quirquincho iba y se tiraba en el
caminito. La señora venía y decía:
—¡Ay!, ¡qué lindo el quirquincho! —y lo
metía al canasto.
El quirquincho, entonce, comía, y sacaba
do o tre empanadilla y se le bajaba otra vez. Y lo invitaba al zorro. Y le
decía el zorro:
—¿Cómo hacé vo?
Entonce al siguiente día ha hecho la
misma operación. Y despué le dice el zorro:
—Bueno, ahora vuá ir yo.
Porque creía que s' iba a llená una vez
que va a la canasta.
Ya como li habían hecho do vece el
cuento, la señora el tercer día ya había veníu con un palo. Entonce lo ve al
zorro, áhi, en el caminito, y dice:
—¡Ah, qué lindo el zorrito! —dice.
Se arrimó no más y lu había pillau di una
pata y le da una buena garrotiada.
Raúl Vera, 21 años.
Ciudad de Tucumán, 1970. Muchacho campesino. Hace el servicio militar en la Capital.
SANTIAGO DEL ESTERO
6
EL QUIRQUINCHO, EL ZORRO
Y LA VIEJITA QUE BUSCA LEÑA
Una viejita va
a buscar leña. Ella había tostado maíz y hecho harina. Como ya era viejita, no
podía comer otra cosa. Había puesto en la tipa y se fue al monte a buscar leña.
Ella iba comiendo, y lo1 pone en el suelo, a la tipa, y sigue buscando
leña. El quirquincho viene y ve esto. Y olfatia. Había sido harina lo que tenía
en la tipa. Bueno. Y viene de allá la vieja y se escapa el quirquincho y se va.
Y es que dice:
—Mañana voy a aprovechar la harina —que
dice.
Vuelve la viejita a la leña, al otro día.
Él ya se había colgado en un palo de esos secos, donde había mucha leña, se
había colgau así, él. Juerza que ella lo halle y diga que era lachiguana.
La viejita
llega, la ve y la voltia a la lachiguana, y la pone dentro la tipa. Y sigue
juntando la leña. Y el quirquincho tiene, po, unos bolsillos, así. Había
tacuchau2 bien los
bolsillos de harina, y se fue. Y cuando viene la viejita halla que ya casi no
había harina. Ni lo halla al quirquincho, a la lachiguana. Bueno... Que dice:
—¿Qué es esto? ¿Qué será
esto? —dice. —¿Qué será el diablo? Si es un hallajo3.
Lo halla, lo encuentra al día siguiente
al quirquincho, el zorro, comiendo la harina, y le dice:
—¡Hola, amigo! ¿Y qué va comiendo? —dice.
—¡Oh!, vos no sabes4 —dice. —Yo
tengo allá de donde sacar. Yo lleno mis bolsillos de harina y vengo comiendo.
Allá hay una viejita —dice— que viene a la leña y trae mucha harina en la tipa
y yo lleno mis bolsillos.
—¿Y yo no puedo hacer así?
—¡Cómo no! —dice. Vete5 y colgate en
un palo. Entre muchos palos secos que haiga porque la viejita —dice— quiebra de
áhi y lleva pal fuego. Colgate —le dice—, hacete bolita, y ella te va voltiar.
Te va voltiar y te va poner en la tipa.
Y viene la
vieja y halla esta colmena, bala6 grande, así. Agarra un palo y le da. Pa mejor por
el cogote li había tocau y lo mata. Lo mata al zorro.
—Bueno —que dice—, bien digo yo que el
diablo anda siguiéndome.
Y bueno, y no volvió, po, más la viejita,
teniendo miedo, creyendo que era el diablo.
Rita Vera de Barrionuevo, 91 años.
Santiago del Estero, 1970.
La narradora, semiculta,
oyó este cuento en el norte de la
Provincia , en Copos. Posee una gran lucidez mental a pesar de
su edad.
SANTIAGO DEL ESTERO
7
EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO
Y LA VENDEDORA DE EMPANADAS
En un camino se encontraron el zorro y el
quirquincho. Y de la conversación sale que lo encuentra al zorro, el
quirquincho, bastante delgado.
—¿Y vos, por qué estás gordo? —le
pregunta el zorro al quirquincho.
Y el quirquincho le dice:
—Yo tengo una treta para comer.
—Y bueno, ¿me cuentas cuál es?
—Es muy fácil —le dice.
—Todos los días sábados, por este camino, pasan las vendedoras de empanadas.
Llevan las empanadas en unas tipas, sobre la cabeza. Yo me adelanto a ellas, y
me hago el muerto en el camino, y la empanadera, la vendedora de empanadas, me
levanta para llevarme a casa, rescoldiarme, pelarme en el rescoldo, en la
ceniza o ushpa1, y yo áhi como
todas las empanadas que deseo. Y cuando paso por cerca de un árbol con las
ramas sobre el camino, me cuelgo de allá y después me bajo. Ya he comido unas
cuantas empanadas.
El zorro, al escuchar esto, pensó que
también tenía comida asegurada, siguiendo la misma treta. Esperó hasta el
sábado siguiente, y se tiró sobre el camino, haciéndose el muerto. Las mujeres,
al verlo al zorro, lo único que hicieron fue tomar un palo que encontraron a
mano, y le dieron unos cuantos garrotazos al zorro. Y el zorro, maltrecho,
dolorido, se escapó a los gritos. Y le fracasó la treta que tenía el
quirquincho para comer.
Manuel José Victoria, 50
años. Santiago del Estero. 1970. El narrador es un distinguido educador. Oyó
este cuento hace muchos años en La
Banda , de un viejo campesino.
SANTIAGO DEL ESTERO
8
LA VENDEDORA DE PAN,
EL QUIRQUINCHO Y EL ZORRO
Iba por el camino una vendedora de pan,
con el canasto de pan en la cabeza. Había salido a vender el pan. Ella llevaba
a vender. Y ha visto el quirquincho y si ha puesto junto al camino. Si ha hecho
bolita, el quirquincho, como muerto. Entonces lo vio la panadera. Se alegró y
lu alzó, qui había hallado un quirquincho que es rico pa comerlo. Lu echó en el
canasto con pan.
Bueno... El quirquincho fue en el canasto
y se comió el pan. Se llenó. Siguió viaje la señora. Cuando pasó por abajo, di un
árbol se ha colgado el quirquincho en un gajito y ha quedado áhi. Y bueno... Si
ha bajado di áhi y ha seguido viaje. Y por áhi si ha dado con el zorro. Y el
zorro lu ha visto comer y li ha preguntado cómo podría hacer él también para
que haga lo mismo. Entonces el quirquincho li ha dicho que así y así haga.
Entonces, éste si ha puesto junto al
camino a esperar la. panadera para que lu alce. Pero, ¡qué!, la panadera cuando
lu ha visto li ha dau un palo. Lu ha dejau áhi no más muerto.. Así que el zorro
perdió.
María Manuela Herrera de
García, 70 años. Ancocha. Atamisqui. Santiago del Estero. 1970. Gran narradora
de esta comarca alejada de la
Provincia.
SANTIAGO DEL ESTERO
9
EL QUIRQUINCHO, EL ZORRO
Y LA VENDEDORA DE PAN
Diz que el
quirquincho y el zorro iban juntos por un camino. Y diz que han visto que venía
una vendedora de pan con una tipa en la cabeza llenita de pan recién horniao. Y
que ha dicho el pichi1:
—Mire, po, compadre, esa
vendedora vende pan 'i mujer2. ¿Cómo haremos pa sacarle algún pancito de la tipa?
¡Ah, ya sé!
Y áhi si ha hecho el que 'taba duro de
frío y si ha quedado en el camino como medio muerto, enroscadito. Y li ha dicho
al zorro que se ponga cerca y que mire qué pasa. Y diz que ha llegao la
vendedora y si ha puesto contenta, y es que dice:
—Con el frío di anoche este pichi si ha
quedao tiritando, y ya 'tá casi muerto. Y me viene muy bien pa la cena, que
'toy sin carne en las casas. Al rescoldo lo guá asar. Y 'tá bien gordito.
Y diz que la
vendedora lu ha alzao al quirquincho y lu ha puesto entre los panes
calientitos, recién sacados del horno. Y áhi sin hacer ruido, el pichi ha ido
comiendo. Y diz que el zorro lo seguía por la costa3 del camino. Y
el pichi l'iba tirando pa que coma el compadre. Cuando ha comió casi todo el
pan, ha pasau la vendedora por abajo di un árbol de muchos gajos y el pichi si
ha agarrau de los gajos. Después si ha bajao y si han juntao los dos compadres
muy contentos. Y ha dicho el zorro qui al otro día a él le toca sacar el pan.
Diz que la pobre vendedora ha bajao la
tipa pa entregar el pan ande lo vendía y si ha encontrau sin nada. Áhi si ha
dao cuenta que el quirquincho es el que li ha comíu el pan. Y si ha ido muy
triste a las casas y les ha avisao a los hijitos lo que li ha pasao.
Al otro día ha güelto con el pan, la
vendedora, y los dos compadres 'taban en el mismo camino esperando. Áhi ha ido
el zorro y si ha puesto como helado, po, hecho una bola. Y la vendedora cuando
lu ha visto al zorro ha dicho:
—'Tá medio muerto este zorro de frío. Yo
lo guá acabar de matar pa que nu haga tanto daño, como hace este bicho tan
jodido.
Áhi ha buscau un palo y li
ha empezao a darle unos tremendos garrotazos. Y áhi se li ha pasau el frío al
zorro y ha salíu huyendo, casi muerto, los gritos: ¡Guac!... ¡Guac!...
Dominga Lescano, 48 años.
Quimilar. Ojo de Agua. Santiago del Estero. 1951. Lugareña rústica, vendedora
de pan y roscas. Es una buena narradora.
CATAMARCA
10
EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO
EL ROBO DEL MAÍZ TOSTADO
Que había una señora muy pobre que salía
a trabajar todos los días y traía algo para los hijos. Que traía todo lo que
conseguía de comida en una tipa. La tipa la ponía siempre en la cabeza y se
dirigía a su casa. Siempre iba por el mismo camino y pasaba cercos y todo.
Entonce, un día, el quirquincho, de
pícaro, si ha hecho el muerto a ver si lu alzaba la señora y lo ponía en la
tipa para aprovecharse de lo que había en la tipa. Entonce la señora lo vio al
quirquincho y lo levantó y como es tan rico para comerlo, se lo ha puesto en la
tipa.
—Bueno —dice—, éste lo llevo para comer.
Y se lo ha puesto en la tipa y después ha
seguido el camino. Y el quirquincho se comió todo el maíz tostado. Y por ahí ha
aprovechado el momento de pasar un cerco y ha saltado de la tipa. La señora no
se ha dado cuenta.
Cuando la señora llega a la casa ha
bajado la tipa, contenta, que tenía el quirquincho y que tenía el maíz tostado,
y no tenía ni el quirquincho ni nada, y la tipa vacía.
El quirquincho li había contau al zorro
cómo hacía para comer. Y bueno, el zorro ha querido hacer lo mismo. Al otro
día, cuando la señora ha ido a pasar de nuevo con la tipa, también con maíz
tostado que llevaba para la casa, el zorro si ha tirau como muerto en el
camino. Entonce lo ve la señora y ha dicho:
—¡Ya vas a ver, pícaro! Vos querís hacer
como el quirquincho.
Y áhi no más lo sacó a garrotazos y no se
lo vio más al zorro.
Juana Rueda, 52 años. Fuerte Quemado.
Santa María. Catamarca. 1968.
Campesina. Pertenece a las familias más
antiguas del lugar. Ha cursado todos los grados de la escuela primaria.
CATAMARCA
11
EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO
Dice que andaban juntos el
zorro y el quirquincho. Dice que andaban con hambre.
Dice que viene una señora que llevaba
empanadas en una canasta en la cabeza.
Entonce el quirquincho le dice al zorro
que él le va a robar empanadas a la señora. Entonce se va ligero, adelante, y
si hace un ovillo en el medio del camino. Claro, parecía un ovillo de hilo del
que hilan aquí las teleras.
Dice que llega la señora y se cre que es
un ovillo de hilo hilado, y dice:
—Este ovillito mi hace falta pa la tela
que tengo en el telar.
Entonce lo levanta y lo echa a la
canasta. Entonce el quirquincho iba comiendo empanadas y l' iba tirando al
zorro. El zorro iba por la costa del camino. Cuando ha pasado por abajo di un
árbol, el quirquincho si ha colgado. Pero ya li había comido todas las
empanadas a la señora. La señora iba a vender las empanadas qui hacía y pasaba
todos los días por ese camino. Llega a la casa y no tenía nada de empanadas.
Entonce la señora no sabía qué li había pasado.
Al día
siguiente si hace un ovillo el zorro y se pone en el medio del camino. Llega la
señora y ve este ovillo tan grande. Y lo empieza a mirar y lo descubre al
zorro. Y agarra despacito un palo y lo1 empieza a dar palos. Y el zorro se dispara los
gritos.
Nicolás Bazán, 15 años. Copacabana.
Tinogasta. Catamarca. 1970.
Muchacho con gran vocación de narrador.
Cursa el último grado de la escuela primaria.
CATAMARCA
12
LA VENDEDORA DE EMPANADAS,
EL QUIRQUINCHO Y EL ZORRO
Una vendedora de empanadas pasaba todos
los días por un camino llevando una batea con empanadas. La lleva en la cabeza
a la batea como llevan las vendedoras de pan y de empanadas.
Entonces, un día pasó y golpeó a un
quirquincho, que es un animalito que cruza los caminos, y le dio con el pie.
Entonces el quirquincho se hizo el muerto. Y la señora dijo:
—Bueno, este quirquincho me lo voy a
comer.
Y lo levantó y lo puso en la batea. Pero
este quirquincho se había hecho el muerto, porque viendo tantas empanadas ricas
empezó a comer un poco y luego a tirarlas. La señora, como no sentía el
movimiento del quirquincho, porque la batea la llevaba en la cabeza, entonces
no sabía lo que hacía el quirquincho. Cuando pasó por abajo de un árbol, se
agarró de las ramas con las patitas y quedó ahí colgado.
Entonces, la señora llegó a la casa, y se
encuentra sin el quirquincho. Pero se da cuenta del daño que le había hecho a
las empanadas y de la cantidá de empanadas que le faltaba.
Bueno...
Entonces el quirquincho bajó del árbol y
se fue a comer las empanadas. En eso llega su compadre, el zorro. Y le dice:
—¿Qué haces?
Y le dice que estaba comiendo una hermosa
comida, pero qua gracias a su ingenio de haberse hecho el muerto. Entonces el
zorro piensa hacer lo mismo, porque esta señora era vendedora de empanadas y
pasaba todos los días con su batea con empanadas.
Al otro día pasa la señora con su
mercancía y el zorro, al verla, también se hace el muerto. Pero la señora, como
no le tenía mucha simpatía al zorro, tomó un palo y le dio una buena paliza.
Entonces el pobre zorro no pudo comer las empanadas de la vendedora.
Elba Noemí Reinoso de Díaz, 41 años.
Finca El Rincón. Tinogasta. Catamarca. 1970.
La narradora, maestra de escuela, dice
que aprendió este cuento de niña. Lo oyó narrar muchas veces a los peones de la
finca de su padre, donde ella nació y creció.
CATAMARCA
13
EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO
Que el zorro y el quirquincho eran socios
y han salido a buscar la vida.
Qui han visto que venía una mujer con una
tipa con pan, en la cabeza. Que el quirquincho si ha puesto en el camino, por
donde iba a pasar la mujer, y si ha quedau como muerto. Qui ha llegau la mujer,
lu ha visto al quirquincho y lu alzó y se lo echó en la tipa que llevaba el
pan. Qui ha dicho:
—Ve, un quirquincho helado con el frío de
la noche. Me lo voy a comer asado.
El zorro que iba por la orilla del camino
y que el quirquincho le voltiaba pan pa que coma. Cuando ha pasau la mujer por
abajo di un árbol, si ha colgau el quirquincho de las ramas y si ha juntau
después con el zorro.
Cuando la mujer ha llegau a las casas ha
visto que no tenía nada en la tipa, qui ha dicho:
—¡Ah, éste es el quirquincho que mi ha
comido el pan!
Al otro día el zorro si ha ofrecíu para
hacer lo mesmo. Ha llegau la mujer con la tipa con pan, lu ha visto al zorro
como muerto en el camino, ha buscau un palo y cuasi lu ha muerto a garrotazos
al zorro. Claro, el zorro si alcanzó a levantar y salir huyendo, sino, lo mata.
Mamerto Tula, 80 años. La Falda de Alpatanca. Valle
Viejo. Catamarca. 1968.
El narrador es riojano. Oyó este cuento
en La Rioja
cuando él era joven.
14
EL QUIRQUINCHO Y EL ZORRO
EL ROBO DE PAN
Había una señora que s'iba a amasar de su
domicilio a otro. Quedaba distante, ¿sabe?
Y el zorro con el quirquincho eran
compañeros. Qui andaban robando juntos.
Bueno... Por áhi va y la ve el
quirquincho a la señora qu' iba a la casa ande amasaba.
—Callate no más, ya cuando vuelva di
allá, yo me guá hacer el muerto —dice el quirquincho. —Va a venir con el pan y
me va echar al canasto y yo te guá comenzar a largar el pan pa atrás.
—Bueno... Hagamos —dice. —A ver.
Ya viene la señora de allá con una tipa
con pan en la cabeza. Y áhi 'taba el quirquincho, muerto.
—¡Ah!, —dice— ¡mi armo con un
quirquincho!... Lo voy alzar y lo llevo.
Y sigue el quirquincho, dele, y el zorro
atrás. Y le iba largando pan, dele no más. Y el zorro dele, dele, dele, dele...
El quirquincho le largaba y el zorro lo pillaba áhi. Bueno... se va ella. Claro,
casi le terminan el pan, hasta que ella llega al domicilio de ella. Y áhi va el
quirquincho. Y ya al pobre quirquincho lo baja ella de la tipa, ¿no?, con pan,
y dispara el quirquincho y se esconde. Bueno...
—¡Ah! —que dice. —¡Qué mal! ¡Mire lo que
mi ha hecho! ¡Ya va ver lo que le va pasar!
Bueno... Sale el quirquincho di allá. Que
le dice:
—Vea, señora. Esto no va ser perdíu —que
le dice. —El zorro es dañino. Ya va ver.
Bueno... Que le dice:
—Agárrese usté —dice—, llévese un perro
galgo. Ateló arriba. Y güelvasé a amasar —dice. —Y me lleva a mí también y
entonces yo le voy indicar adónde va salir mi compañero. En vez de largar el
pan, le vamos a largar el perro —dice.
Se va...
La señora se iba a amasar al otro día.
Y sale con el quirquincho y el galgo en
la tipa.
Ya había quedau con la señora el
quirquincho, cómo iban hacer y todo.
—Él es el pícaro —le había dicho.
Viene y lu habla, en lo que venía de
allá, y el quirquincho le decía al zorro:
—¡Arrimate!, ¡Arrimate!, ¡Arrimate!
Y le larga un galgo. Áhi lo saca.. . a
todo escape. Ya lo pillaba. Ya lo tenía cerca 'e la cueva, ¿sabe? Y se entró en
la cueva.
—¡Ay!, —que dice —que si nu es la cueva,
me pilla el perro éste.
Bueno... Y lo que había disparau, si
había pasau de hediondo, el zorro, por la cola. Y si ole, y que dice:
—¡Ah! Esta cola cobarde. Si ti había 'i
sacar que te coma el perro, y yo me guá a quedar aquí.
Se sale reculando pa atrás. Y áhi 'ta el
perro. Lo pilla el perro y lu ha liquidau en un ¡ay!
Bueno... Y vuelve el perro ensangrentaba
y dice el quirquincho:
—Ha visto, el zorro había síu el daño y
ya lu aventajamos.
Y si acabó.
Eulogio Tejada, 68 añas. Villa Unión.
Genaral Lavalle. La Rioja.
1968.
Peón de campo, iletrado, pero
inteligente. Gran narrador. Variante del cuento tradicional argentino, con el
agregado del último motivo, que se encuentra en otros cuentos y es muy antiguo:
el zorro en la cueva.
NOTA
EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO
EL ROBO DE PAN
CUENTOS DEL 1 AL 14
El cuento argentino que llamamos el robo de pan es recreación de un
motivo de la cuentística universal —Tipo 1 de Aarne-Thompson, el robo de pescado. Sus acentuadas
características del ambiente regional demuestran que su asimilación por nuestro
pueblo es antigua, seguramente de la época de la conquista y la colonización
española. Nuestras 14 versiones recogidas en las Provincias del noroeste, las
más conservadoras del país, mantienen una gran unidad de estructura y de
contenido. Son sus motivos:
A. El quirquincho o peludo se hace el muerto
para robar pan, empanadas, rosquetes o maíz tostado a las mujeres que pasan por
un camino, quienes lo levantan y lo colocan en la batea o el cesto en los
cuales llevan estos alimentos.
B. El zorro lo imita, es apaleado y huye (en
tres versiones es muerto: 6, 8 y 14).
Los personajes de nuestro cuento son
siempre el quirquincho y el zorro.
Encontramos esta misma estructura de
cuento independiente en el elaborado por Juan Carlos Dávalos, El zorro
y el quirquincho ladrón de empanadas (Los casos del zorro, pp. 63-67) y el
reproducido por Susana Chertudi, El
quirquincho y el zorro (Cuentos, I, pp. 50-52, Encuesta, legajo 49); el
primero de Salta y el segundo de Tucumán. Fuera de estas dos versiones no se
han publicado otras en el país.
Nuestro cuento, en las versiones de otros
países, se encuentra en combinaciones diversas con otros cuentos de animales.
Sólo en una de las nuestras, la de La
Rioja , encontramos como final el motivo de la zorra que,
refugiada en una cueva, intenta sacar la cola sucia y es atrapada por los
perros que esperan su salida.
Espinosa le ha dedicado un estudio
erudito y muy completo relacionado con otros cuentos de animales (III, p. 253 y
sigs.).
El motivo del zorro que se finge muerto
para robar pescado y que invita al lobo a hacer lo mismo, tuvo gran popularidad
en la Edad Media
europea. Lo elaboró el Román de Renard en
el Renard y las anguilas (Branche III).
La intención de nuestro cuento no es la más general, la del animal inteligente
que burla al más fuerte, es la del humilde que está en su papel, el
quirquincho, y burla al listo, el zorro, que cree que todo lo puede.
Nuestro cuento o uno de sus motivos figura en las
versiones españolas de: Espinosa, 202-203, 207, 223; Curiel Merchan, 49-50 y
241-242; Espinosa, Castilla, 257-259. En ellas los personajes son el zorro y el
lobo. Hay versiones españolas de Centroamérica. Se han documentado versiones
entre los indios de Norte América y en África. Su área de difusión geográfica
en nuestro país comprende: Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y zonas de provincias
vecinas.
1 Zorro (género Pseudalopex).
Hay varias especies en la
Argentina : zorro de la pampa (Pseudalopex gynnecercus), zorro
gris común, zorro gris chico (Pseudalopex gracilix), zorro colorado
(Pseudalopex culpaeus), zorro de monte (Cerdocyn trous), entre otros.
2 Quirquincho o piche «armadillo»
(Géneros Chaetophractus, Zaédyus, Euphractus). Hay numerosas especies y
subespecies en la Argentina :
el peludo argentino o quirquincho mediano (Chaetophractus villosus), el piche llorón o
quirquincho chico (Chaetophractus vellerosus), entre otros.
3 Empanadilla «empanada de dulce
blanqueada con clara de huevo y azúcar». Empanada es la de carne.
4 Alude a la famosa
celebración popular del Señor de Sumalao, cuyo origen explica una leyenda
local.
5 Batea «artesa típica que se usa
para lavar y amasar».
6 Tortilla. «Torta sin levadura
cocida en el rescoldo.»
7 Árbol, nombre genérico dado al
algarrobo.
1 De cuanta 'desde hace mucho
tiempo'.
2 Jodíu «jodido» de joder
'molestar, perjudicar, traicionar'. Tiene además, este verbo muy usado en el
lenguaje rústico y familiar de los argentinos, otro significado.
3 Compagre « compadre».
4 Opa 'tonto', 'retardado
mental'.
5 Andoy por ando. Forma verbal
analógica, como voy, soy.
6 Juna gran puta
7 Guá < voy a.
8 Es la preposición de (de
> e > i; cae la d y la e se cierra en i). Es común en la pronunciación
del noroeste.
9 Daño, 'el zorro, el puma u
otro animal silvestre que causa perjuicio en los animales domésticos'.
10 Puestero 'dueño o encargado de
un puesto'. Puesto: 'pequeño establecimiento rural ganadero', 'sección de una
estancia'.
11 Lejas: ‘lejanas'.
1 Tipa 'cesto típico de poca
hondura de origen prehispánico'.
2 Ancua 'maíz tostado en la
callana'. Voz quichua. La voz general, conservada en el Perú y Chile es cancha,
que en el dialecto de Ayacucho tiene la forma hanka (Middendorf, 177), de donde
seguramente procede ancua.
3 Callanada 'contenido de una
callana'. Callana 'olla destinada a
tostar el maíz'.
4 Cocho 'harina de maíz tostado'.
5 Guagua < huahua 'niño’.
Voz quichua.
1 Vuá < voy a.
2 Tusca (Acacia aroma). Árbol, leguminosa del bosque
xerófilo.
1 En gran parte del Noroeste
del país, lo se usa para el masculino y el femenino, y es también redundante.
Este uso es común en el habla de Bolivia.
2 Tacuchau < tacuchado de
tacuchar 'atascar'.
3 Hallajo
4 Sabes. Es común en Santiago
de Estero el uso correcto de las formas verbales del tú, pero se usan con el
vos.
5 Vete. Forma verbal general
en el habla de todas las clases sociales de Santiago del Estero.
6 Bala: 'colmena de abejas
silvestres que cuelga de los árboles'.
1 Ushpa 'ceniza', voz quichua.
Esta forma corresponde a la pronunciación del quichua de Santiago del Estero.
Middendorf trae uspa y Lira nspha.
1 Pichi < piche
'armadillo'. Nombre regional del quirquincho.
2 Pan 'i mujer < pan de
mujer 'pan casero'.
3 Costa del camino 'orilla del
camino'. Voz marina.
1 Uso de lo en lugar del
dativo le.
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