Hay una planta en el norte de nuestro país, mal llamada árbol, que los
mocovíes la conocen con el nombre de Iobec Mapic. Se trata de una especie de
helecho que alcanza aproximadamente dos metros de altura.
La leyenda cuenta que cuando Cotaá (Dios) creó el mundo, también creó
esta planta para que le sirviera de alimento al hombre.
Cuando la primera especie fue depositada en la tierra, ésta se
multiplicó rápidamente en grandes matas y los nombres pudieron consumirla en
abundancia.
Neepec (el diablo), que no perdía de vista a Cotaá espiando todo lo
que hacía, sintió tanta envidia, que se propuso destruirlas de alguna manera.
Voló por el aire con la rapidez de un rayo hasta las salinas más
cercanas, llenó un gran cántaro de agua salada y con la misma rapidez la arrojó
sobre las matas con la intención de quemarlas con el salitre.
Sucedió entonces que las raíces absorbieron el agua; la sal se mezcló
con la savia y las hojas tomaron el mismo gusto.
Una vez más, Neepec fue vencido con sus propias armas, porque la
planta no perdió su utilidad, ya que con ella sazonan las carnes de los
animales salvajes y otros alimentos.
Cuento
del Chaco
Muy buena la historia
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