Un anciano ve un muerto sobre el que caía la claridad de la Luna. Reúne gran número de animales y les dice:
—¿Cuál de ustedes, valientes, quiere encargarse de pasar el muerto o la Luna a la otra orilla del río?
Dos tortugas se presentan: la primera, que tiene las patas largas, carga con la Luna y llega sana y salva con ella a la orilla opuesta; la otra, que tiene las patas cortas, carga con el muerto y se ahoga.
Por eso la Luna muerta reaparece todos los días, y el hombre que muere no regresa nunca.
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