Hace cuatrocientos años aproximadamente, unos peules, bajando de Diadie, fundaron un pueblo llamado Bambero, que toma su nombre de una montaña vecina. El pueblo poco a poco adquirió importancia, y no tardó en contar 333 flechas o guerreros. Los tomaranké vieron con malos ojos la rápida prosperidad de los recién llegados, y movidos de envidia y codicia, les declararon la guerra.
Los peules eran muy pocos aún para resistir a tantos enemigos, pero, a pesar de ello, se determinaron a una resistencia encarnizada. Un morabito de Suyama Toran, que más tarde había de fundar el reino del Bundu, y que en aquel momento viajaba por el Alto Senegal para instruirse, llegó entonces a Bambero. Se llamaba Malick Sy. Propuso a los peules prepararles un grigris que les aseguraría la victoria, a pesar de su gran inferioridad numérica:
—Pero —añadió— deberán suscribir la condición que voy a ponerles…
—¡Habla! —dijeron los peules.
—La condición es esta: clavarán el grigris en la punta de una flecha. Al comenzar el combate, uno de ustedes, que yo me sé, miembro de la familia de Diadie, uno de sus conciudadanos más amado, disparará la flecha sobre el grueso de los enemigos.
Morirá en el combate, pero, a ese precio les garantizo la victoria.
Todos se ofrecieron para el mortal honor, pero Malick Sy se mantuvo inquebrantable, hasta que se ofreció un joven llamado Mamadu o Yamadu.
Entonces declaró el morabito:
—Este es el hombre que yo esperaba.
—Bien está —dijo Yamadu a los peules—, pero puesto que me sacrifico para salvarlos, les pido que, a su vez, consientan ustedes en lo que pida.
Había allí cuatro tribus peules: los diallo, los diakhité, los sidibé, los sankaré. Todas dieron el consentimiento.
—El morabito —prosiguió Yamadu— ha dicho que por la virtud del talismán, moriré mañana por la salvación de mi raza.
Estoy listo: pero tengo tres hijos: dos niños y una niña. El primero es Sego Dohi, el segundo Mamadu Dohi, y la tercera, Sané Dohi. Queridos peules: se los confió, a ellos y a sus hijos. Pido que sus descendientes manden en los peules del Khasso. Deseo que puedan casarse con mujeres de vuestra raza. Por supuesto, hablo de mujeres libres y que puedan casarse sin infringir los preceptos de Alá.
Los peules, unánimes, declararon que se haría conforme a sus deseos.
El choque entre los malinké y los peules se produjo en la laguna de Tombi-Fara.
Al comenzar la acción, Yamadu Habé se precipita, flecha en mano, hasta el centro de los enemigos, y con ella los hiere. Ha peleado valientemente y no ha sucumbido hasta el momento en que los malinké se daban a la fuga. La predicción del morabito se cumplió por completo. La victoria quedó por los peules. Sus adversarios habían perdido a su rey, y su ejército fue aniquilado.
La paz quedó asegurada por muchos años, y los peules pagaron su deuda a los hijos del héroe. Los educaron convenientemente. Si envenenaron a Mamadu Dohi a causa de su arrogancia intolerable, hicieron rey a Sego Dohi en cuanto fue mayor, y mantuvieron a sus descendientes en el poder supremo.
De Sego Dohi descienden: Mojacé Sambala, jefe del Medin; Diurka Sambala, uno de los defensores de esta ciudad con Paul Holl; Kinty Sambala, aliado de Francia, y el intérprete Alfa Sega.
También desciende de él Hava Demba, que fue aliado del emir Abdul Rhady en la guerra del Diolof, en tiempos de Napoleón I.
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