jueves, 28 de febrero de 2019

Mitos supersticiones y supervivencias populares de Bolivia:Forma y figuras para causar daños, animales domésticos que lo evitan.—Empleo del hunto y sus diferentes aplicaciones.—Resultado del consumo de las carnes de vizcacha, cóndor, gato, de la sangre de toro y de las comidas saladas.—El buho, la lechuza y las mariposas nocturnas

Suponen que formando la imagen de un enemigo de papas o maíz en seguida atravesándola de cierto modo, en alguna parte del cuerpo, con espinas, o deformándola, y conservándola así, se obtiene que el hechizo le atraiga desgracias, o que el miembro señalado en la efigie, sufra una visible alteración, ya resultando en una pantorrilla gruesa y la otra delgada, o ya un brazo gordo y el otro descarnado, o un ojo grande y el otro pequeño, o una oreja larga y la otra encogida, o un órgano corriente y el otro entorpecido, dañado o debilitado en sus funciones normales.
Para que un individuo adquiera el vicio alcohólico, modelan también un muñeco de brea, que se le parezca y poniéndole en una mano una capita de estaño y en la otra una botellita, y envolviéndolo con retazos de hilos de colores, lo arrojan fuera de la población, en paraje silencioso y poco frecuentado.
Un matrimonio o concubinato se disuelve, ocultando en la puerta de calle de la casa donde viven los perseguidos, dos pajarillos ahorcados con hilos retorcidos y colocados con los picos en direcciones opuestas.
Con el mismo objeto, o con el de producir el odio y la separación entre dos personas que se quieren, amarran juntas dos figuras semejantes con cerdas de gato y las entierran con un sapo vivo al lado.
Otras veces atraviesan algún miembro del cuerpo de un sapo o lagarto vivo, y envueltos con los cabellos o lienzo, pertenecientes a la persona que desean causarle mal, lo entierran, de tal suerte, que muera después de haber sufrido por algún tiempo. Con esta brujería creen que la persona aludida tiene que sentir alguna dolencia, en la misma parte del cuerpo, en que el sapo o lagarto está padeciendo y que es segura su muerte, si no se arranca la espina del animal y se le pone en libertad.
 También fabrican figuras de barro, yeso o cera, parecidas a la persona enemiga, o pintan la cara de un ratón o gato a su semejanza, y en seguida vistiéndoles con las ropas o géneros de su uso, las cuelgan, para escupirlas, insultarlas y maltratarlas, hasta destruirlas, si son objetos inanimados, o matarlos si son animales. Esta superstición data de una época muy antigua. El P. Cobo la consigna en su obra. «Para que viniese a mal o muriese el que aborrecían», dice: «vestían con su ropa y vestidos alguna estatua que hacían en nombre de aquella persona, y la maldecían colgándola de alto y escupiéndola; y así mismo hacían estatuas pequeñas de cera o de barro o de masa y las ponían en el fuego, para que allí se derritiese la cera, o se endureciere el barro o masa, o hiciese otros efectos que ellos pretendían, creyendo que por este modo quedaban vengados y hacía mal a sus enemigos».[18]
En los casos de robo acostumbran arrojar cuatro reales de plata en una olla que contenga tinta negra, acompañando el acto con una maldición al culpable, a fin de que pague su delito, con el ennegrecimiento de su rostro.
El hunto o cebo de llama, alpaca o vicuña, lo usan como agente principal y de gran eficacia en los brujeríos, ya quemando delante de las huacas y konopas, y según las direcciones y densidades del humo que se ha producido, hacer los vaticinios, ya también, y esto es lo más ordinario, formando del cebo, un muñeco que tenga las apariencias de la persona a la que se desea hacer daño, al cual, lo queman, con la mira de que el alma, inteligencia o voluntad de aquella, se reduzca, según los casos a la nada, o se amengüe por completo, tornándose en amente, en abúlico, o en individuo sin talento ni sentimientos. Cuando la figura representa un individuo, suelen mezclar el cebo con harina de maíz; si es a un blanco con la de trigo.
Con esta grasa, que acomodan junto a los tallos de la paja, ceñida con hilos de colores hacen encantamientos con los caminos, para que, quien haya ido por ellos ya no regrese.
Además, creen que pasando con una ligera capa de hunto a los huakanquis y mullus de hueso, piedra o metal, estos conservan sus virtudes, en las mismas condiciones que al salir de manos del brujo.
Es muy común criar animales domésticos con el objeto principal de que las brujerías hechas por los enemigos, recaigan sobre ellos, sin herir a sus dueños. Proviene de aquí, que toda vez que un animal muere repentinamente, o se encuentra aquejado de una enfermedad desconocida, atribuyan al hechicero que ha fallado en su ataque, haciendo una víctima distinta a la perseguida, merced a la probable intervención de la Pacha-Mama, de algún otro ídolo, o del santo de su devoción, que desvió el terrible efecto del maleficio.
El uso de la carne de viscacha creen que envejece muy pronto, a la persona que la consume; la de cóndor, que da longividad, por lo que la apetecen los indios, sin embargo de su mal gusto. Del gato dicen que tiene siete vidas y con objeto de que esa resistencia vital atribuída, les sea trasmitida, las personas aprensivas, no pierden ocasión de comer su carne. La sangre del toro la beben aún tibia, inmediatamente de degollarlo, con preferencia, la que fluye del pecho, porque están convencidos, de que con ella tendrán el vigor y la fuerza del buey.
A las comidas saladas atribuyen la propiedad de envejecer rápidamente; a las con escasa sal o sin ella la de dilatar la juventud.
El buho y la lechuza son tenidos como pájaros de mal agüero, y según se manifiestan hacen sus presagios. Cuando el estridente canto de cualquiera de los dos, se escucha en la noche, dicen que llama el alma de quien habita por donde pasa. Si alguna de estas aves fatídicas se cierne con sus alas obscuras y suavemente se posa en el techo, por una vez, que sobrevendrá desgracias a sus moradores, o que morirá uno de estos si lo frecuenta o hace por ahí su nido; si cae o tropieza con una persona, que afligirá muy pronto una epidemia a la comarca.

Como se dijo en otra parte, los brujos las domestican o disecan, para hacerlas servir en sus operaciones.
Las mariposas nocturnas son consideradas igualmente de mal agüero por los dueños en cuya morada se presentan. Las llaman alma kkepis, o sea cargadores de almas, y tienden siempre a matarlas, cuando las ven, a fin de que la suerte reservada a las personas sufran estos insectos.
Las bestias domésticas, anuncian la muerte de alguno de sus dueños, espantándose ante su presencia.
A la gallina comedora de huevos se cura de su defecto introduciendo su pico en el fuego o atravesando con una pluma la nariz.
La casa en la que procrean mucho las palomas, domina la mala suerte.

[18] Historia del Nuevo Mundo, por el P. Bernabé Cobo.—Tomo IV, pag. 151.


No hay comentarios:

Publicar un comentario