jueves, 28 de febrero de 2019

Por qué los monos viven en los árboles

Escuchen el cuento del gato montés. Una vez el gato montés pasa el día entero de caza, sin cobrar pieza. Está cansado. Va a sentarse y reposar, pero las pulgas no lo dejan tranquilo.

  Ve pasar un mono, lo llama:

  —Mono, ven, por favor, y sácame las pulgas.

  El mono consiente, y mientras lo despulga, el gato montés se duerme. Entonces el mono ata la cola del gato montés a un árbol y huye.

  El gato montés se despierta; quiere marcharse, pero se encuentra con la cola atada a un árbol. Trabaja mucho por soltarse, pero no lo consigue, y ahí se queda, jadeante.

  Pasó una tortuga.

  —Te ruego que me desates la cola —grita el gato montés al verla.

  —¿Me matarás si te desato? —preguntó la tortuga.

  —No; no te haré nada —responde el gato montés.

  La tortuga lo desata. El gato montés regresa a su casa. Dice a todos los animales:

  —Dentro de cinco días, anuncien que he muerto y que van a venir todos al entierro.

  Al quinto día, el gato montés se tumba de espaldas, haciéndose el muerto. Llegan todos los animales y bailan en torno del gato. De pronto, se yergue y se precipita sobre el mono. Pero este brinca a un árbol y huye.

  Por eso, el mono vive en los árboles y no baja a tierra. Tiene mucho miedo al gato montés.

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