Verán qué historia. Pero no la sé entera; sólo sé una parte.
Va el zorro al agua, coge muchos peces, los saca, se los come; está muy satisfecho. Deja las sobras, diciendo:
—¿Quién me ayuda a comer estos peces? —y dice—: ¿Quién me da un vientre muy grande? —Aguarda un poco, y aparece la hiena.
Ve a la hiena y dice:
—Ven aquí, hiena.
La hiena va. El zorro dice:
—Mira, aquí tienes mucha comida; si quieres comértela, cómetela.
La hiena se come todos los peces. El zorro se encoleriza con la hiena. Llega una gallina, se posa en un árbol, cacarea. La hiena ve a la gallina, su lindo cuerpo con dibujos; dice la hiena:
—¿Quién me dará tan bellos dibujos como los de la gallina?
El zorro dice:
—Esos dibujos tan bellos los hago yo.
Dice la hiena:
—¿Quiere hacerme algunos dibujos así?
Responde:
—Si quieres dibujos, tráeme un cuchillo y tierra blanca.
La hiena no tiene malicia. Va y trae un cuchillo y tierra blanca. No sabía que el zorro estaba encolerizado con ella porque se había comido todos los peces. El zorro toma el cuchilo; la hiena se sienta. Le hace unas incisiones en el lomo y canta:
Te comiste los peces,
tus lomos lo pagan.
La desuella con el cuhillo, le hace grandes incisiones. La hiena se va, se siente mal. Y el zorro se ríe de haber desollado a la hiena.
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