jueves, 28 de febrero de 2019

La liebre, el elefante y el hipopótamo

Una liebre se comió lo que el elefante le había prestado, y se comió lo que le había prestado el hipopótamo. Dijo al hipopótamo:

  —Dentro de siete días te daré en pago un buey.

  Y dijo al elefante:

  —Dentro de siete días te daré en pago un buey.

  Cumplidos los siete días, lleva al elefante a la orilla del estero, da al elefante una cuerda, y después al hipopótamo que estaba en el estero, la otra punta de la cuerda. Dice al elefante que tire de la cuerda, que es un buey, y dice al hipopótamo que tire de la cuerda, que es un buey. El elefante tira y el hipopótamo tira. El hipopótamo sale del agua y ve al elefante, y el elefante ve también al hipopótamo. El elefante pregunta al hipopótamo y el hipopótamo pregunta al elefante:

  —¿Por qué tiras?

  Y el hipopótamo dice al elefante que una liebre le ha comido el préstamo, prometiéndole en pago un buey. El elefante dice al hipopótamo que una liebre le ha comido el préstamo y le ha prometido un buey.

  El hipopótamo dice al elefante:

  —Ve a buscar la liebre en la manigua.

  El elefante dice al hipopótano:

  —Ve a buscar la liebre en el estero.

  Y el elefante busca a la liebre, ve a la liebre, y dice a la liebre:

  —Busco a una liebre.

  La liebre le responde:

  —En verdad una liebre que llevaba un escupitajo me ha escupido.

  Habiendo encontrado la liebre una corza podrida, se disfrazó con la piel. Y la liebre va al estero. Entoces el hipopótamo dice:

  —Al salir del agua veo una liebre.

  Y la liebre dice al hipopótamo que una liebre a quien reclamaba la devolución de un préstamo le ha escupido, pudriéndola de aquella manera.

  Después la liebre se fue a esconder la piel de la corza podrida. Volvió el elefante, y, habiendo regresado la liebre le pidió un cauris; pero la liebre le dijo:

  —Voy a escupirte.

  Y el elefante, lleno de miedo, huyó.

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